Reseña - Arctic Monkeys @ Foro Sol, México 2019

Por ahí de 2005, el primer video de una banda llamada Arctic Monkeys llamaba mi atención. Su apariencia de cinta VHS no me dejaba claro si eran actuales o si ya llevaban años en la escena y se trataba de un viejo clip. Las nacientes herramientas de búsqueda lo dejaban en claro: estaba frente a un grupo nuevo de veinteañeros británicos que en breve se convertirían en uno de los actos más populares del rock contemporáneo. 

14 años después, Arctic Monkeys y esa extraña nostalgia se apoderaron del Foro Sol. Esto, por supuesto, se debió en gran medida a la esencia de su nuevo álbum, Tranquility Base Hotel & Casino, el cual es quizá su esfuerzo más polémico hasta ahora. Cuando todo mundo esperaba AM Parte 2 tras casi cinco años de espera, el grupo sorprendió a propios y extraños con una colección de canciones suaves e introspectivas; poco accesibles a comparación de los mega éxitos del álbum anterior. "¿¡En dónde quedaron las guitarras!?" "¿¡Qué les pasó a los Arctic Monkeys!?" Lo que ocurrió fue lo que toda banda debe hacer de vez en cuando: tirar las expectativas de la gente por la borda con algo totalmente inesperado. Tranquility Base Hotel & Casino cumple con ese propósito y más.

La toma que enfocaba a Alex Turner en el escenario, igualmente con un tipo de filtro VHS, me regresó instantáneamente a la década pasada, cuando él y sus compañeros, unos post adolescentes todavía con acné en el rostro, rockeaban la pantalla de MTV (DEP) todos los días. Calidad y popularidad parecen características que hoy en día solo suelen asociarse con grupos nacidos en el siglo pasado, pero Turner y compañía rompen con la creencia, y ayer demostraron que el rock sigue vigente reuniendo a casi 65 mil espectadores en el foro más grande de conciertos en México.


Debemos de darle una medalla a quien se le ocurrió organizar un mega show con Miles Kane y The Hives como teloneros. Tres actos de rock europeo nos deleitaron por casi cinco horas, lo que hizo el precio del boleto (accesible, por cierto), valiera cada maldito peso. Desde las 5 de la tarde, antes del ocaso, Kane, frecuente colaborador de Turner, salió con su banda para repasar algunos de sus temas más conocidos y otros tantos nuevos. El Foro todavía no estaba lleno, pero la audiencia reunida a esa hora disfrutó de la energía y el garage rock de un Kane que probablemente ofreció uno de los conciertos más grandes de su trayectoria hasta ahora. 

Unos instantes después, The Hives, ausentes en CDMX por casi siete años, funcionaron como los teloneros perfectos. Pelle Almqvist, de The Hives, puso todo de sí para que el recinto, casi lleno, entrara en calor previo al plato fuerte de la noche. Como un verdadero frontman, Almqvist puso las reglas del juego desde el comienzo: "En un concierto de The Hives no hay silencio", lo cual fue obedecido al pie de la letra por espacio de una hora. Los suecos tocaron varias de sus canciones más conocidas, pero también aprovecharon para tocar un par nuevas, lo que seguramente augura un nuevo y necesario disco.

Enfundados en sus clásicos atuendos blanco y negro, The Hives bien pudieron haber avisado que el concierto terminaba con ellos y la gente se podría haber ido satisfecha. Quizá exagero, pero vaya que el grupo dejó una buena impresión en los presentes, quienes ya se les hacía agua la boca ante la llegada de Arctic Monkeys. Como dato curioso, los tres actos fueron contratados para dar SIETE conciertos en el país en una semana. Vaya logro.

Y así, sin más, los acordes del mega hit "Do I Wanna Know?" hicieron justo lo que pretendían: estremecer al público y envolverlo en una completa euforia por ver a sus ídolos en vivo una vez más. ¡Casi seis años de ausencia! Solo así es cuando se disfruta nuevamente a una banda, cuando un largo tiempo nos da la oportunidad de descubrir una vez más el gusto por su trabajo. 


Convertidos finalmente en unas superestrellas, Alex Turner y su séquito repasaron toda su discografía, pero también se dieron todo el espacio para tocar varios de sus excelentes nuevos temas, lo cual se agradece, pues cualquiera podría pensar que su ritmo lento no se ajustaría del todo bien a un formato en vivo. Afortunadamente, cortes como "One Point Perspective" o la homónima titular suenan extremadamente bien. Por casi dos horas, Turner, Helders, Cook y O'Malley nos dejaban entrar al susodicho hotel con su música ambiental y otros grandes éxitos en su lista de reproducción de la noche.

Desde un punto de vista muy personal, AM es el álbum con el que menos me identifico como fan de la agrupación. Sí, se trata de su esfuerzo más pulido y explosivo hasta la fecha, pero su estructura un tanto convencional lo vuelve un poco predecible. También estamos hablando del más exitoso hasta el momento, por lo que anoche no resultó nada raro escuchar sus sencillos. "Snap Out of It", "Arabella", "Why'd You Only Call Me When You're High?"... Los guitarrazos abundaban y los fans no podrían haber estado más complacidos.


Por suerte, Arctic Monkeys también tenían algo para quienes todavía añoran sus trabajos anteriores. Humbug era probablemente el disco más incomprendido de la banda hasta el del año pasado. La influencia de Josh Homme y Queens of the Stone Age era notoria, y la verdad es que le sentó muy bien a su sonido. Ayer pudimos escuchar nuevamente "Crying Lightning" y la malévola "Pretty Visitors", las cuales han envejecido muy bien a pesar de que este estilo quedó prácticamente en el olvido en la historia del cuartero.

Turner, siempre enigmático, habló poco. Su presencia es suficiente para desatar todo tipo de emociones. Su voz ha mejorado con el tiempo, y no se digan sus letras. Como una nueva estrella de rock con un notable legado tras de sí con apenas 15 años de carrera, el vocalista y guitarrista asume su papel con orgullo. Y cómo no va a hacerlo teniendo a tipos como Helders de apoyo. El baterista hizo un gran trabajo como siempre. En "Brianstorm" se llevó todas las palmas.

Aunque el setlist en realidad no tuvo sorpresas, quizá solo la aparición de "Star Treatment", en la que Turner agradeció la presencia de sus teloneros de forma ingeniosa dentro de la misma canción, los fans tuvieron lo que pidieron. A cualquiera le hubiera gustado corear "Fluorescent Adolescent", pero el mundo no es perfecto.

Al final, el grupo se despidió con una simple pregunta. "R U Mine?", en versión extendida, daba por concluida una velada tan intensa como nostálgica. Los recuerdos de la década pasada inundaban mi mente una vez más cuando las luces se prendían. Habiéndolos seguido desde los días de "I Bet You Look Good on the Dancefloor", la cual también sonó por si estaban con la duda, no puedo mas que sentirme satisfecho por lo de anoche. Se trata quizá del mejor show que Arctic Monkeys han dado en México, pero también de una gran experiencia de rock que nos recuerda que el género sigue vivo a pesar de todo. Quizá solo sea por la nostalgia, pero algo es algo.


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