Reseña - Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald, la confusa continuación de una saga condenada al fracaso

La marca del Mundo Mágico de Harry Potter ha sido explotada al máximo. Con parques de diversiones, obras de teatro, películas, videojuegos y, ahora, una nueva franquicia cinematográfica, los fans han sido bombardeados sin césar desde la publicación de los populares libros. Con el relato de los Potter concluido ¿cómo podrían mantener vigente este universo en el cine? Las precuelas fueron el camino elegido por J.K. Rowling y los ejecutivos de Warner Bros.; sin embargo, la primera de estas cintas, Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos, probó que quizá ese no era el camino. Ahora, la secuela, confirma que la dirección es incorrecta dada la confusa trama que han tejido, la pobre presencia de sus protagonistas y una terrible ejecución por parte del director y Rowling como guionista.

Gellert Grindelwald (Johnny Depp), el mago oscuro más poderoso del mundo, escapa de su prisión en Nueva York con la ayuda de sus seguidores y viaja a París para esconderse y planear su siguiente paso. Mientras, el autor Newt Scamander (Eddie Redmayne), responsable de su captura, es invitado a convertirse en auror del Ministerio de Magia británico para acompañar a su hermano Theseus (Callum Turner) en la búsqueda de Credence Barebone (Ezra Miller), un misterioso ser que también es buscado por Grindelwald para unirlo a su causa. Aunque Newt declina la invitación, este se embarca en la misma misión encomendada por el profesor de Hogwarts Albus Dumbledore (Jude Law), otro de los magos más poderosos y para quien ha estado trabajando todo este tiempo. Así, Newt se dirige a París y ahí se encuentra con sus amigos estadounidenses, entre ellos Tina Goldstein (Katherine Waterston) quien también desea encontrar a Credence a como dé lugar.

David Yates, veterano de la saga, regresa como director y para ponerse bajo las órdenes de Rowling, guionista y productora, quien se ha obsesionado con mantener las riendas de su creación a pesar de llevarla con un ritmo irregular desde hace ya un tiempo. Aunque era obvio que Animales Fantásticos se convertiría en una franquicia propia, lo que pintaba para ser una historia ajena situada en el mismo universo de Harry Potter, se ha convertido ahora en una precuela directa que ha revelado su intención de conectarse con los acontecimientos de la anterior saga. Por tal razón, Jude Law aparece como un joven Dumbledore, además de ciertos vínculos con otros personajes que surgen casi de la nada. Esta necedad de Rowling por "sorprender" a sus fanáticos ha dado como resultado una trama verdaderamente confusa que hace imperativo ver las nueve películas anteriores para entender todo lo ocurrido.

La continua inclusión de personajes pronto se convierte en un dolor de cabeza. Las conexiones que guardan con uno o más son difíciles de seguir y algunas ni siquiera tienen sentido o simplemente son irrelevantes. ¿Cuál es la importancia del triángulo amoroso entre los hermanos Scamander y Leta Strange (Zoë Kravitz)? ¿Quién es realmente el supuesto hermanastro de esta última, Yusuf Kama (William Nadylam)? ¿Por qué Credence libera a Nagini (Claudia Kim)? Tratar de entender la relación entre cada uno de los personajes es exasperante, por lo que llega un punto en el que ya no vale la pena seguir atento y solo queda seguir viendo hasta que surja una posible explicación. Obviamente, esta nunca llega y las supuestas revelaciones del final no son más que una excusa para crear expectación alrededor de la ¿siguiente? cinta.


La cantidad de subtramas es excesiva. Los Crímenes de Grindelwald carece realmente de un protagonista, no solo porque a todos los personajes se les presta al menos un momento de importancia, sino porque ninguno de ellos proyecta el carisma y personalidad suficientes como para poder cargarse la película al hombro. Ni siquiera un experimentado Law, encarnando a una figura del universo; o Depp, quien se convirtió en objeto de la discordia por sus problemas personales que aparentemente causaron cierta incomodidad entre el reparto. Redmayne, como Scamander, permanece como el insufrible e introvertido mago y está lejos de convertirse en la cara de la franquicia, por lo que en esta ocasión se le resta tiempo en pantalla y relevancia a sus acciones.

Quizá una de las cuestiones que más llaman la atención es la identidad de Dumbledore, a quien Rowling reveló como homosexual una vez que concluyó la publicación de las novelas. Su relación con Grindewald es uno de los aspectos más importantes de la trama; irónicamente, la autora convertida en guionista elabora una historia que trata de ocultarla todo el tiempo y mantener una posición ambigua ante el vínculo que une a ambos magos. ¿Cuál era entonces el punto de hablar sobre la sexualidad de Dumbledore? ¿De verdad una película de este calibre comercial no está lista para tener un personaje clave con una orientación homosexual? El trabajo de Rowling es decepcionante tanto por su calidad como por la forma en la que contradice la supuesta posición progresista.


La cinta es también una excusa para expandir el Mundo Mágico internándonos ahora en las calles de París, el ministerio francés y las peculiares usanzas de los magos de esta ciudad. Los animales fantásticos también están de vuelta, pero en menor medida y simplemente como una oportunidad más de mostrar el talento de los artistas digitales de la producción. Si bien todo el diseño y efectos especiales están a la altura de la saga, dada la experiencia de Yates en la misma, esto no resulta suficiente como para ocultar las deficiencias narrativas de un proyecto condenado al fracaso desde hace tiempo, a pesar del relativo éxito en la taquilla.

Los Crímenes de Grindelwald exhibe nuevamente la incapacidad de Rowling para escribir un guión y cierta obsesión con su creación al no dejar a alguien apto tomar el control. Yates, como un mero instrumento, no puede mas que apegarse a lo ya escrito. Sin un protagonista real y contando una infinidad de historias que solo crean más confusión alrededor de la trama principal, la cinta se cae desde muy temprano saturando al espectador con nada más que información, nombres, lugares y demás. El Mundo Mágico debería detenerse aquí, pero al menos una tercera parte llegará a los cines muy pronto. Mientras Rowling siga detrás, esta probablemente también será un gran fracaso.

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