En estos tiempos es entendible que una saga como la de Harry Potter siga explotándose aún después de que esta haya concluido. Se puede comprender también el hecho de que seguir el camino de los spin-offs como una especie de continuación sea el más adecuado, incluso se puede esperar toda una nueva serie basada en el mágico mundo, pero lo que realmente no se puede tolerar es algo como Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos, una lastimosa y forzada ampliación de el universo que alguna vez nos hizo soñar. Como preámbulo de un hasta ahora desconocido número de películas, esta nueva entrega representa un enorme traspié para la propiedad no solo por su burda e inconsistente trama, sino por la forma en que su premisa ha resultado en algo totalmente irrelevante.
1926. Newt Scamander (Eddie Redmayne), un mago británico dedicado a la preservación de fauna mágica, viaja a Nueva York como parte de su trabajo. Ya en la ciudad, Newt se mete en problemas cuando una de las bestias que lleva en su maletín hechizado escapa y comienza a provocar desmanes en un banco. Es ahí donde conoce a Jacob Kowalski (Dan Fogler), un no-maj (humano no mágico) quien involuntariamente lo ayuda a atrapar al animal. Para su desgracia, sus acciones son observadas por Tina Goldstein (Katherine Waterston), una bruja empleada del Mágico Congreso de los Estados Unidos y que no duda en llevarlo ante sus superiores para que puedan sancionarlo. Por si fuera poco, entre todo el caos, Kowalski se ha llevado el maletín mágico y ha liberado sin intención a varios de los otros animales en la ciudad. Newt convence a Goldstein de ayudarlo a atrapar a los especímenes; pero mientras, un auror del Congreso, Percival Graves (Colin Farrell) hará todo lo que esté a su alcance para desacreditar a Newt y llevar a cabo sus propia y misteriosa agenda.
Animales Fantásticos es un desastre en varios sentidos. Esta nueva incursión al mundo mágico seguramente dejará millones de dólares en las arcas de Warner Brothers, pero también serias dudas sobre la calidad narrativa de la producción. David Yates, quien dirigió las últimas cuatro cintas de Harry Potter y quien probablemente estará a cargo de las secuelas, está de vuelta para supervisar este mega proyecto dado su conocimiento del universo. Podríamos fácilmente culpar al director por el resultado final; sin embargo, tenemos que recordar que desde El Cáliz de Fuego nunca pudimos llegar a encontrar el sello de autor en la saga, ni de este ni de Mike Newell, si es que había alguno. Como simples ejecutores, su tarea se limitó a que todo se desarrollara de buena forma. Afortunadamente, los guiones eran decentes y la serie concluyó de manera satisfactoria en términos generales. En estea ocasión, J. K. Rowling fue quien escribió el guión y no pudo haber habido un error más grande. ¿Quién le dijo que sería lo mismo escribir en cine?
Animales Fantásticos sufre de un ritmo somnoliento al que es difícil poder seguirle el paso. Las largas secuencias en las que ocurre absolutamente nada abundan y la verdadera acción llega a cuenta gotas. La pasividad con la que parecen manejarse sus personajes es pasmosa y ciertamente frustrante, todavía más cuando nos damos cuenta de que la empresa en la que se han embarcado es una tonta excusa para presentar a fascinantes animales mágicos que será vincularla con un acontecimiento más relevante a la fuerza. Pero eso no es todo. Rowling, en su empeño por construir un mundo nuevo, nos arroja con nombres, datos y conceptos que únicamente nos explican las reglas del juego; por ende, el guión queda tambaleando peligrosamente, pues al quitarle todos estos elementos nos queda una sosa trama de persecución que bien pudo haber sido desarrollado de otra forma.
Rowling se ha olvidado completamente de que estaba escribiendo para una película y su falta de experiencia resulta evidente. En tan solo unos minutos nos intenta introducir hasta tres subtramas y a cada uno de sus personajes clave. Para nada es extraño que nos vayamos sin haber entendido algunas cosas de las que ocurrieron. ¿Qué demonios era un obscurus? ¿Qué papel tenían los políticos y los periodistas en este embrollo? ¿Quién era en realidad Credence (Ezra Miller)? Preguntas que en realidad no deberíamos de estar haciéndonos.
Lo mismo ocurre con la caracterización de los personajes. Lejos, muy lejos se han quedado todos ellos de la encomiabilidad de Hagrid y Dumbledore, la villanía de Voldemort o la serenidad de Sirius Black. Animales Fantásticos nos obliga a tener que seguir la aventura de un mago sin personalidad, enclenque y poco interesante como Newt Scamander. Gran culpa de esto la tiene Redmayne, que como uno de los actores más insufribles que hay en este momento, hace lo suyo al encarnar a un tipo "inocente" y bonachón con el que nadie nunca se identificará. No sería nada raro que fuera la primera y última vez que lo viéramos. Los demás personajes sufren más o menos de las mismas carencias, las cuales tienen que ser resueltas con una incontable variedad chistes y una enorme dosis de comedia física. (Te estamos viendo a ti, Dan Fogler) Farrell y Miller interpretan a los personajes más oscuros y medianamente interesantes, pero sus desenlaces no nos dejan convencidos para nada.
Y tratando de hacer un tipo de paralelismo a nuestros tiempos, Rowling inserta en la trama una superficial crítica a la segregación que ha distinguido a la sociedad de Estados Unidos durante toda su existencia. Las minorías deberían de sentirse ofendidas por la vulgarización de su sufrimiento y la manera en que la guionista trata un tema muy delicado a la ligera y como una simple nota al pie de página.
Lo que sí se puede destacar es el ingenio de la producción en cuanto a la concepción de las bestias se refiere. La mayoría son espectaculares y sus atributos los hacen seres formidables y dignos de apreciar. La temática naturista de la cinta es bienvenida, pero al igual que con la cuestión de la segregación no se puede tomar en serio al recordar lo fantástico del asunto.
Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos pierde demasiado tiempo en establecer la dinámica de un mundo familiar y en escenas sin sentido que no llevan a ninguna parte mas que a unas cuantas risas forzadas. Los productores y J. K. Rowling han fallado en querer empezar una nueva saga con una historia y unos personajes que seguramente no serán determinantes en los siguientes capítulos, por lo que apenas unas referencias y algunas escenas son lo único que podemos aprovechar para seguir adelante. Veremos si pueden enderezar el camino y sobre todo que Rowling deje a alguien capaz desempeñar una función que no le corresponde.
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