Reseña: Jungle @ Auditorio BlackBerry, México 2018

Después de años de ausencia en la capital del país, Jungle regresaron con nuevo bajo disco el brazo. Esta nueva producción, de nombre For Ever, realmente no acerca a la banda a nuevos horizontes musicales, sino más bien expande lo hecho en su primer esfuerzo, el cual nos regaló varias emblemáticas canciones que se han convertido en verdaderos himnos festivos. En su concierto de anoche en el Auditorio BlackBerry, los británicos encabezaron una enorme celebración que puso a prueba los pasos de baile de todos los asistentes.

Tras una breve pero muy satisfactoria presentación del grupo de Monterrey Clubz, quienes también están promocionando un nuevo disco de nombre Destellos, la multitudinaria banda, conformada por un tecladista, un baterista, un guitarrista y dos coristas, apareció puntual sobre el escenario ante un foro que prácticamente estaba lleno, aunque nunca fue anunciado como tal. Las quejas sobre los conciertos cortos son recurrentes en nuestros tiempos, pero aunque este haya durado poco más de una hora, la gente quedó completamente satisfecha, Jungle tocaron prácticamente todos sus éxitos complaciendo a cada uno de los presentes.



Tom McFarland y Josh Lloyd Watson, mentes maestras del grupo, demostraron la gran conexión que tienen con el público mexicano, a pesar de tener apenas unos cuantos años en la escena. En todo momento, el dúo se vio sorprendido por la respuesta, sobre todo por el hecho de que muchos ya se sabían las letras de sus nuevos temas, los cuales tienen apenas unas semanas de vida. Y aunque, por supuesto, todo mundo disfrutó de bailar "Heavy, California" y "Happy Man", lo que realmente se esperaba era que "The Heat" o "Julia", de su álbum debut, sonaran en el Auditorio. 

El sonido fue uno de los grandes aliados durante el concierto. Los vocalistas podían ser escuchados claramente y los instrumentos se hacían sonar con fuerza, pero con la delicadeza sonora necesaria que nunca se transformó en estruendo. Solo al final del set principal, con "Drops", la batería hizo lo suyo para desatar la euforia total, la cual se extendió hasta el encore con la esperada ejecución de "Busy Earnin'", uno de los momentos más espectaculares de la noche. 

Con una versión extendida de "Time" y una notable gratitud, la banda se despidió dejando en claro el gusto que tienen por tocar ante el público mexicano, un cliché que esta vez sí sintió genuino. 

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