Ver a Gorillaz en vivo ha sido algo complicado desde que el grupo animado emergió la década pasada; sin embargo, México puede presumir no solo de haberlos tenido dos veces en un año, sino el honor de haber sido elegido para culminar un ciclo que, según las palabras de Damon Albarn, representa el adiós de la banda por mucho, mucho tiempo.
Después de casi dos años de intensa actividad, un par de álbumes y conciertos por todo el mundo, Damon Albarn estaba listo para dejar Gorillaz atrás una vez más y enfocarse en algún otro de los incontables proyectos que lo posicionan como uno de los músicos más prolíficos y exitosos de los últimos tiempos. Pero el británico no podía continuar sin antes encontrarse nuevamente con uno de sus públicos más leales.
80 mil personas pudieron ser testigos del esperado regreso de la agrupación a México en marzo pasado durante la última edición del Vive Latino. Ahora, ofreciendo un concierto totalmente exclusivo al que solo unos cuantos afortunados pudieron tener acceso debido a la excesiva demanda y la sombra de la reventa, Damon Albarn volvió al Palacio de los Deportes para armar una fiesta musical en grande.
Durante dos horas exactas, Gorillaz recorrieron su discografía completa y presentaron buena parte de su último disco, The Now Now, el cual fue lanzado apenas hace unos meses de forma sorpresiva. A diferencia de Humanz, este esfuerzo deja de lado las colaboraciones y pone todo su énfasis en la presencia de Albarn; sin embargo, este sabe que Gorillaz se ha compuesto todo este tiempo de la esencia de decenas de figuras y personajes, por lo que los complementos nunca pueden faltar en sus conciertos.
Esto queda claro con la multitudinaria banda que Albarn trae consigo: coristas, dos bateristas, un bajista, un guitarrista y un par más encargados de los teclados y secuencias. Aunado a ello, la presencia de los cuatro integrantes virtuales, 2-D, Murdoc, Noodle y Russel puede sentirse todo el tiempo mientras el espectador recuerda su adolescencia viendo nuevamente aquellos videos proyectados en la pantalla que hicieron de Gorillaz todo un fenómeno.
Quienes pudieron verlos en el Vive Latino dirán que el show de anoche fue muy parecido al de esa ocasión. La vibra rockera se espació desde el inicio con los guitarrazos de "M1 A1", los pasos de baile no se hicieron esperar con "Tranz" y las rimas pegajosas surgieron de inmediato con "Rhinestone Eyes". La emoción era generalizada y desde las tribunas podría verse una plancha del Palacio totalmente abarrotada que se rendía ante el carisma de uno de sus ídolos.
La noche continuó con varios cortes de The Now Now, varios de los cuales adentraban al público en momentos más introspectivos mientras Albarn tomaba los teclados, como en "Magic City" y "Fire Flies", donde cientos de celulares se convertían en luciérnagas alumbrando intensamente el recinto evocando obviamente a este último tema. "Humility", por otro lado, puso a todos bailar con esa atmósfera veraniega que extrañamente llegaba en una noche de octubre.
Pero los fans de antaño también tuvieron su recompensa con la nostálgica "On Melancholy Hill", con la cual resulta imposible no derramar una lágrima, la siempre pícara "19-2000" y la pegajosa "Dirty Harry". Cada una de ellas fue recibida calurosamente y los coreos de la gente resultaban abrumadores. En las tribunas, nadie estaba en sus asientos; era momento de disfrutar a este grupo por última vez.
Como es usual, Albarn invitó al escenario a una multitud de invitados que lo ayudaron en los vocales de varias canciones, algunas clásicas y otras más nuevas. Quizá los que recibieron una mayor bienvenida de parte de todos los presentes fueron De La Soul, quienes tienen ya una larga historia con la banda y aparecieron para interpretar los raps de "Superfast Jellyfish" y "Feel Good Inc.", otro de los grandes instantes de la noche cortesía de las siniestras carcajadas emitidas por todo el mundo.
Aunque el concierto fue espectacular y los fans quedaron sumamente complacidos, parece como si algo hubiera faltado, pues un cierre de gira y ciclo probablemente ameritaba una que otra sorpresa. Que haya sonado "Plastic Beach" podría considerarse como tal, pero al ver que en otros sitios se contó con la participación de Graham Coxon o Yukimi Nagano, sí que había gran expectación por algo así durante la velada.
Sea como sea, Damon Albarn consolidó su estatus de figura ante los mexicanos con un show de 27 canciones y una reverencia final que demuestra el gran cariño que siente por este país. Gorillaz se despiden por ahora, pero estamos seguros de que algún día nos los volveremos a encontrar.
Fotos: Fabiola AS
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