En distintos momentos de Nace una Estrella, Ally (Lady Gaga) se pregunta quién es y en qué se ha convertido. Su cuestionamiento llega en medio de una inesperada y rápida transformación que la ha llevado hacia el estrellato que nadie pudo haber imaginado. Al mismo tiempo, y aunque no lo exprese como tal, Jackon Maine (Bradley Cooper), un famoso cantautor en decadencia y responsable de haber descubierto a la chica, sufre de una crisis existencial que lo ha llevado al límite y a convertirse en presa de sus propios demonios. En el transcurso de esta historia, la identidad de ambos individuos es puesta a prueba por una cruel y voraz industria, conduciéndolo por una senda de sufrimiento y complacencia que pronto termina por pasarles factura. Esta convincente película actualiza el clásico de Hollywood y lo relaciona acertadamente con el estado contemporáneo de la música.
Ally es una mesera y artista frustrada que vierte todo su talento en actos musicales como parte de las presentaciones de un bar gay. Cuando el alcohólico y deprimido intérprete de country Jackson Maine llegar al lugar por casualidad, este queda gratamente impresionado con la voz y presencia de Ally, con quien rápidamente establece un vínculo romántico. Después de invitarla a su gira y al escenario en varias ocasiones, un famoso manager propone a Ally empezar su propia carrera, la cual despega casi inmediatamente. Mientras, la adicción de Maine empeora y su estado como estrella comienza a desvanecerse. Convertida en una figura del pop, Ally comienza a lidiar con las imposiciones de la industria y el deterioro de su relación con Maine, quien se encuentra al borde de un colapso físico y emocional.
Bradley Cooper hace su debut como director con la cuarta versión cinematográfica de Nace Una Estrella, la cual es protagonizada por él mismo y Lady Gaga, quien igualmente hace su debut como actriz en la pantalla grande. Como una historia que ha sido presentada en distintas ocasiones en el cine, Cooper y sus guionistas conciben un relato que exhibe la inclemencia de la industria musical de la actualidad, una en la que la novedad es imprescindible. Con una notable experiencia como actor en distintos géneros, Cooper muestra una gran habilidad para dirigirse a sí mismo y a un talento como el de Gaga, quien por primera vez aparece en el medio con una representación muy distinta a la que nos ha dejado ver durante toda su carrera.
Como muchos rockeros de la última época, Jackson Maine enfrenta un vacío muy profundo en su vida. Su chispa musical se ha ido, la fama parece desvanecerse poco a poco y el alcohol y las drogas se han convertido en su único refugio. La inesperada llegada de Ally resulta un aliciente en un comienzo. Su inocencia y habilidad nata de pronto se convierten en una fuente de inspiración que le devuelven cierta pasión a su trabajo. Además, el aprecio hacia ella lo hace sentir feliz nuevamente. Desafortunadamente, su cuerpo comienza a sentir cada vez más los estragos del tiempo que pasa en el escenario y del abuso de sustancias. Por si fuera poco, el despegue de Ally como artista le recuerda tristemente lo peor del negocio reflejado en la mujer que ama.
Cooper no pierde tiempo y nos muestra rápidamente el entorno de los protagonistas. Jackson es una estrella de country cuya imagen extrañamente se asemeja a la de Eddie Vedder; pero a diferencia del querido vocalista de Pearl Jam, el decadente músico ha perdido la noción de sí mismo y el alcohol amenaza con apoderarse de él. Por le otro lado, Ally es una chica ordinaria que odia su trabajo y que piensa siempre cómo habría sido su vida de haber conseguido entrar al mundo de la música. Cooper saca lo mejor de sí mismo y de Gaga concentrándose en la convincente química que ambos despliegan. Su amorío y posterior fricción resultan creíbles gracias a la espontaneidad con la que ambos parecen interpretar a sus personajes.
Uno de los conceptos que envuelven la trama es el de dejar lo viejo atrás. Tanto Ally como Jackson se enfrentan a esta situación, para bien y para mal. Mientras la primera se ve obligada a dejar en el pasado su esencial musical para desenvolverse por completo como una figura pop, Jackson muestra renuencia por olvidarse de su difunto padre, también alcohólico, y regresar a la tierra que lo vio crecer. Ambos se encuentren ante un dilema que pone en jaque sus carreras; pero mientras una asciende de forma meteórica, otra se estanca y poco a poco se ve opacada por la llegada de los más jóvenes y de propuestas "más frescas", otra de las temáticas que aborda esta cinta.
Resulta inevitable pensar en Nace Una Estrella como el siguiente episodio artístico de Lady Gaga, en el cual la cantante convertida ahora en actriz se desprende de su siempre exótica imagen para mostrar su versatilidad en distintos campos. Por su parte, Cooper y sus guionistas utilizan este vehículo para reflexionar acerca del estado de la industria musical, misma que ha sido azotada por la repentina muerte de varios íconos, la mayoría víctimas del abuso de drogas y una profunda depresión. Jackson representa esta oscura cara del negocio que seguirá consumiendo la vida de más artistas en el futuro. Si bien el final de la película se acerca a lo melodramático, el punto de Cooper y su equipo queda claro con las consecuencias que ambos protagonistas deben enfrentar.
Cerca de uno de los puntos de inflexión de la cinta, Jackson le dice a Ally que tiene que dar algo para que la gente se decida a escucharla. Sus palabras son honestas y vienen de su propia experiencia al haber expresado al público lo que siente sobre su pasado, vida y fracasos como persona. Jackson lo ha dado todo y eso le ha costado demasiado. Ahora es el turno de Ally de decidir quién quiere ser y si tiene algo importante qué decir. Nace Una Estrella es un buen ejercicio cuasi musical que, si bien no sale de la historia romántica tradicional, sí que logra convencer al espectador con su contemporaneidad y las excelentes actuaciones de sus personajes principales, quienes demuestran ser una gran mancuerna en la pantalla.
Ally es una mesera y artista frustrada que vierte todo su talento en actos musicales como parte de las presentaciones de un bar gay. Cuando el alcohólico y deprimido intérprete de country Jackson Maine llegar al lugar por casualidad, este queda gratamente impresionado con la voz y presencia de Ally, con quien rápidamente establece un vínculo romántico. Después de invitarla a su gira y al escenario en varias ocasiones, un famoso manager propone a Ally empezar su propia carrera, la cual despega casi inmediatamente. Mientras, la adicción de Maine empeora y su estado como estrella comienza a desvanecerse. Convertida en una figura del pop, Ally comienza a lidiar con las imposiciones de la industria y el deterioro de su relación con Maine, quien se encuentra al borde de un colapso físico y emocional.
Bradley Cooper hace su debut como director con la cuarta versión cinematográfica de Nace Una Estrella, la cual es protagonizada por él mismo y Lady Gaga, quien igualmente hace su debut como actriz en la pantalla grande. Como una historia que ha sido presentada en distintas ocasiones en el cine, Cooper y sus guionistas conciben un relato que exhibe la inclemencia de la industria musical de la actualidad, una en la que la novedad es imprescindible. Con una notable experiencia como actor en distintos géneros, Cooper muestra una gran habilidad para dirigirse a sí mismo y a un talento como el de Gaga, quien por primera vez aparece en el medio con una representación muy distinta a la que nos ha dejado ver durante toda su carrera.
Como muchos rockeros de la última época, Jackson Maine enfrenta un vacío muy profundo en su vida. Su chispa musical se ha ido, la fama parece desvanecerse poco a poco y el alcohol y las drogas se han convertido en su único refugio. La inesperada llegada de Ally resulta un aliciente en un comienzo. Su inocencia y habilidad nata de pronto se convierten en una fuente de inspiración que le devuelven cierta pasión a su trabajo. Además, el aprecio hacia ella lo hace sentir feliz nuevamente. Desafortunadamente, su cuerpo comienza a sentir cada vez más los estragos del tiempo que pasa en el escenario y del abuso de sustancias. Por si fuera poco, el despegue de Ally como artista le recuerda tristemente lo peor del negocio reflejado en la mujer que ama.
Cooper no pierde tiempo y nos muestra rápidamente el entorno de los protagonistas. Jackson es una estrella de country cuya imagen extrañamente se asemeja a la de Eddie Vedder; pero a diferencia del querido vocalista de Pearl Jam, el decadente músico ha perdido la noción de sí mismo y el alcohol amenaza con apoderarse de él. Por le otro lado, Ally es una chica ordinaria que odia su trabajo y que piensa siempre cómo habría sido su vida de haber conseguido entrar al mundo de la música. Cooper saca lo mejor de sí mismo y de Gaga concentrándose en la convincente química que ambos despliegan. Su amorío y posterior fricción resultan creíbles gracias a la espontaneidad con la que ambos parecen interpretar a sus personajes.
Uno de los conceptos que envuelven la trama es el de dejar lo viejo atrás. Tanto Ally como Jackson se enfrentan a esta situación, para bien y para mal. Mientras la primera se ve obligada a dejar en el pasado su esencial musical para desenvolverse por completo como una figura pop, Jackson muestra renuencia por olvidarse de su difunto padre, también alcohólico, y regresar a la tierra que lo vio crecer. Ambos se encuentren ante un dilema que pone en jaque sus carreras; pero mientras una asciende de forma meteórica, otra se estanca y poco a poco se ve opacada por la llegada de los más jóvenes y de propuestas "más frescas", otra de las temáticas que aborda esta cinta.
Resulta inevitable pensar en Nace Una Estrella como el siguiente episodio artístico de Lady Gaga, en el cual la cantante convertida ahora en actriz se desprende de su siempre exótica imagen para mostrar su versatilidad en distintos campos. Por su parte, Cooper y sus guionistas utilizan este vehículo para reflexionar acerca del estado de la industria musical, misma que ha sido azotada por la repentina muerte de varios íconos, la mayoría víctimas del abuso de drogas y una profunda depresión. Jackson representa esta oscura cara del negocio que seguirá consumiendo la vida de más artistas en el futuro. Si bien el final de la película se acerca a lo melodramático, el punto de Cooper y su equipo queda claro con las consecuencias que ambos protagonistas deben enfrentar.
Cerca de uno de los puntos de inflexión de la cinta, Jackson le dice a Ally que tiene que dar algo para que la gente se decida a escucharla. Sus palabras son honestas y vienen de su propia experiencia al haber expresado al público lo que siente sobre su pasado, vida y fracasos como persona. Jackson lo ha dado todo y eso le ha costado demasiado. Ahora es el turno de Ally de decidir quién quiere ser y si tiene algo importante qué decir. Nace Una Estrella es un buen ejercicio cuasi musical que, si bien no sale de la historia romántica tradicional, sí que logra convencer al espectador con su contemporaneidad y las excelentes actuaciones de sus personajes principales, quienes demuestran ser una gran mancuerna en la pantalla.
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