Muse: Drones World Tour, una película de concierto con un concepto redundante

Muse se han transformado radicalmente para el disgusto de buena parte de sus fanáticos. Lejos quedaron los días de los guitarrazos, las grandes líneas de bajo y el poder de temas como "Stockholm Syndrome", "Citizen Erased", "Dead Star", etc. ¿En dónde perdieron el camino? ¿Qué pasó con el sonido pesado que los caracterizaba? Para muchos, fue con Black Holes & Revelations, por más bueno que este disco haya sido, que el trío británico comenzó a orientar su camino hacia el pop rock y electrónica. Más de una década después, Muse se han convertido en una banda de pop con algunos tintes de rock. Los sencillos "Dig Down" y "Thought Contagion" lo confirman. Con esto, a sus fans más longevos no les queda otra opción más que continuar apreciando sus primeros álbumes, o disfrutar de las películas de concierto que han lanzado a través de los años. Desafortunadamente, Muse: Drones World Tour, la última de ellas, tiene varios e importantes defectos que impiden disfrutarla al máximo.

Filmada en los shows en Ámsterdam, Berlín y Milán de la última gira del mismo nombre, Drones World Tour nos muestra el concepto visual más ambicioso de la banda hasta al momento. Drones es un disco basado en una narrativa bélica y de control mental que Matthew Bellamy desarrolla de forma burda y a lo largo de 12 inconsistentes temas, de los cuales solo se pueden rescatar unos cuantos desde el punto de vista musical. Toda esta idea fue traslada a un formato escénico con elementos obvios, como la numerosa presencia de drones y un escenario en forma de manubrio, pero al igual que el álbum, la redundancia se asoma peligrosamente opacando los impresionantes visuales de los conciertos.

Después de haber producido geniales películas de concierto, como Hullabaloo y H.A.A.R.P., Drones World Tour emerge como una cinta inferior en todos los sentidos. Las fallas técnicas son evidentes. La mezcla de audio es un desastre. Los primeros temas suenan estruendosos y volados, para luego bajar el volumen súbitamente y volverlo a subir en la parte final. Fue una mala idea mezclar escenas filmadas en distintas locaciones. 

Por si fuera poco, la imagen tampoco resulta muy favorecedora. Teniendo en cuenta que Muse fueron los primeros en filmar una película de concierto en 4K, es difícil aceptar que la nueva se vea granulada y con una definición no del todo clara. Tal parece que las empresas que el grupo contrató esta vez para el audio y video simplemente no estuvieron a la altura.

En cuanto a la ejecución del grupo, hay cosas buenas y malas. "Reapers", "The Handler" e "Hysteria" muestran el viejo poder de la agrupación. Aunque el sonido no ayuda del todo, siempre es un placer poder verlos tocar estas canciones. Con "The Handler", por ejemplo, podemos apreciar en todo su esplendor el mapping proyectado de un titiritero que parece tomar control de Bellamy y Chris Wolstenhome durante la interpretación. Sin duda, uno de los momentos más espectaculares del show.


"The Globalist, el épico tema de Drones que fue interpretado de forma íntegra durante el tour, es probablemente el momento cumbre de la película. Como si se tratara del prólogo de una cinta de Sergio Leone y Ennio Morricone, Bellamy silba melancólicamente para dar paso a una batería fúnebre. La emoción se desborda cuando el vocalista y bajista se ponen cara a cara para tocar los demoledores riffs que concluyen con un magistral solo y un dramático número de piano, única ocasión en la que Bellamy toca el instrumento que alguna vez lo caracterizó tanto. 

Finalmente, la sorpresiva aparición de "Take a Bow" sin duda es bienvenida por todos los fans.

La parte más triste de la cinta es ver a Bellamy hacerse presente en el escenario sin guitarra en mano, de la cual se encarga Morgan Nicholls en varias ocasiones. Como si fuera su banda de apoyo, Bellamy se convierte en el centro de atención durante las canciones más poperas, como "Starlight", "Uprising" y "Madness", probablemente el lapso más aburrido.

Drones World Tour muestra lo mejor y peor de una banda que ha optado por satisfacer a sus seguidores más jóvenes con música más digerible y cercana a las tendencias de moda. La cinta representa la última oportunidad de ver algunas de las cosas que todavía nos gustaban de Muse, las cuales lamentablemente ya no tienen cabida en esta nueva época musical.

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