The Post: una superficial celebración del periodismo

Hace un par de años, una pequeña película sobre la vocación e investigación periodística irrumpió en el panorama cinematográfico haciéndose acreedora a una gran cantidad de premios. El compromiso social y la magistral dramatización de un hecho real que cimbró a una institución tan poderosa como la Iglesia Católica hacen de En Primera Plana una memorable obra sobre lo que realmente significa el periodismo, esto en una época en donde el concepto parece haberse desvirtuado. The Post intenta seguir esta misma línea basándose igualmente en una serie de acontecimientos reales que pusieron en jaque la credibilidad de todo un gobierno; sin embargo, a pesar de su innegable calidad y derroche de talento por parte de todos los involucrados, uno no puede evitar compararla ante aquella cinta que se llevó el Óscar más preciado en 2016.

En el auge de la Guerra de Vietnam, el Presidente Richard Nixon y el Secretario de Defensa Robert McNamara (Bruce Greenwood) perpetúan el encubrimiento del curso del conflicto tal y como otras administraciones lo hicieron antes que ellos. Tratando de dar a conocer lo que en verdad está ocurriendo, el analista Daniel Ellsberg (Matthew Rhys) filtra una enorme serie de documentos que detallan la forma en que el ejercito estadounidense se ha visto abrumado por el enemigo. Con la colaboración del New York Times, una parte de los secretos son expuestos; desafortunadamente para ellos, la ira de Nixon provoca un hecho sin precedentes: el bloqueo del diario para que no publique más la información. Mientras, Ben Bradlee (Tom Hanks) editor del pequeño periódico de la capital The Washington Post, consternado por la dirección editorial de la publicación, de pronto se haya ante la oportunidad profesional de su vida al poder continuar con esta tarea, pero la oposición de la dueña, Katherine Graham (Meryl Streep), quien lucha por mantener a flote la empresa, le harán las cosas más difíciles.


Steven Spielberg está de vuelta con una cinta muy pertinente para una época como la nuestra, una en la que la libertad de prensa es desafiada día a día por los poderes gubernamentales. The Post celebra no solo a aquellos periodistas que tienen el valor de oponerse al sistema para contar la verdad, sino a esas mujeres con autoridad que se ven inmersas en un mundo dominado por el hombre y en el que generalmente son subestimadas. Estamos ante un trabajo que se produjo en poco más de medio año, toda una hazaña para la industria contemporánea. La premura con la que se realizó no merma en absoluto la calidad de la obra, pero lo convencional de la historia y la poca imaginación del director y los guionistas la vuelven predecible no porque sabemos cómo terminará, sino por lo idealizados que los personajes parecen ser por momentos.

Streep interpreta a Katherine, dueña de The Washington Post, un diario local en ese entonces con algunos problemas financieros y con un enfoque no del todo definido. La empresa es su vida y trata de tomar las mejores decisiones para asegurar la rentabilidad del mismo. Como era de esperarse, Katherine no es tomada con seriedad por algunos de sus colaboradores, lo que la deja al margen en muchas ocasiones sin que ella se atreva a hacer algo al respecto. La oportunidad con la que se encuentra su equipo la pone en una posición difícil. ¿Arriesgar la estabilidad del periódico y dañar la reputación de gente que conoce u omitir una verdad que ataña a todo un país? El dilema resuena en nuestros días y nos resultará muy familiar, pero es su papel como mujer empresaria lo que le da al personaje una fuerza inusitada, misma que ejerce con gran ímpetu en los momentos más apremiantes. De cualquier manera, Streep no hace gran cosa como la atormentada mujer, pues su papel no dista mucho de los que le hemos visto hacer en mucho tiempo. Nominarla al Óscar es demasiada recompensa para una actuación más; sí, muy buena, pero sin ninguna cualidad sobresaliente.


El veterano Tom Hanks vuelve a trabajar al mando de Spielberg en un rol que igualmente no exige demasiado, pero que conecta un poco más con el público gracias a la ambición, duda e imperfección que proyecta como el editor de un diario sin suerte. Quizá la aparición más valiosa es la de Bob Odenkirk como Ben Bagdikian, periodista empeñado en dar a conocer la verdad y quien despliega toda su habilidad para hacerse con los documentos y darles una lógica. El director hace buen uso de los grandes actores a su disposición, pero ninguno de ellos logra sobresalir del resto, lo que deja a la trama con un gran peso al tener que captar la atención del espectador. Esto es resuelto con un límite de tiempo que los personajes no deben sobrepasar para cumplir con su objetivo; sin embargo, el recurso poco original no logra otorgarle esa emoción necesaria a la cinta.


The Post dramatiza una serie de acontecimientos que demostraron que un gobierno no puede salir victorioso cuando atenta contra la libertad de prensa. Los poderes establecidos, sobre todo el masculino, son desafiados ante el ímpetu de muy buenos investigadores que pusieron en juego su reputación y carrera con tal de dar conocer la verdad. El reflejo de nuestros tiempos es inequívoco, pero algo en la cinta lo hace ver un tanto superficial al no indagar realmente en el aspecto periodístico y en su lugar enaltecer los valores que tanto glorifica un país como Estados Unidos. En Primera Plana, una cinta que verdaderamente celebra la tarea de un periodista, los protagonistas no son representados como héroes, sino como tipos comunes y corrientes que solamente hacían su trabajo.

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