Pantera Negra: el compromiso social del superhéroe

Cuando parecía que el Universo Cinematográfico de Marvel colapsaba debido a la repetitiva ejecución de su fórmula, el estudio tomó cartas en el asunto y decidió llevar a sus propiedades hacia un imprevisto pero necesario rumbo. Desde el año pasado hemos podido ver un resurgimiento de la marca no solo con la inclusión de nuevos superhéroes, sino con el toque de un grupo de cineastas que han podido desarrollar sus habilidades en un panorama tan vasto como el de los personajes de cómics. Pantera Negra es la última de estas cintas que presentan el debut en solitario de un singular héroe que encaja perfectamente en nuestra época y que supone otro cambio de paradigma tanto para el concepto del superhéroe como para el posterior desarrollo de esta gran narrativa.

Después del asesinato de su padre, T'Challa (Chadwick Boseman) es ungido como Rey de Wakanda, una nación africana ultra avanzada gracias a sus depósitos de vibranium, el metal más fuerte de la Tierra, y que ha decidido apartarse del mundo haciéndose pasar por una muy pobre. Preocupado por la intrusión de criminales extranjeros, como la del despiadado Ulysess Klaue (Andy Serkis), T'Challa asume su papel como la Pantera Negra, protector de Wakanda y poseedor de habilidades sobrehumanas. Cuando Klaue resurge con la intención de vender vibranium de contrabando. T'Challa, su fiel guardaespaldas Okoye (Danai Gurira) y la espía Nakia (Lupita Nyong'o) emprenden una misión para capturarlo; sin embargo, Klaue es respaldado por el misterioso Erik "Killmonger" Stevens (Michael B. Jordan), un operativo estadounidense de la CIA que tiene motivos muy personales para viajar a Wakanda y enfrentar a T'Challa y a todo su pueblo.


Ryan Coogler dirige una de las películas más genuinas de Marvel hasta el momento. El joven director, famoso por su debut Fruitvale Station hace unos años y por haber revitalizado la saga de Rocky con un nuevo protagonista arraigado en la mitología de la misma, demuestra estar listo para manejar grandes producciones sin que su estilo a idea se vean opacados por los efectos especiales o los mandatos del estudio. Coogler, como Taika Waititi (Thor: Ragnarok) y los hermanos Russo (Capitán América: El Soldado del Invierno), trabaja sin estar atado de las manos y con una visión muy clara de lo que quiere, esto sin desvirtuar la esencia de un personaje tan valioso como lo es Pantera Negra. Pero ante todo, el cineasta y su equipo han logrado crear una obra con un potente discurso racial y social.

A pesar de reconocer a un héroe en pantalla y un mundo extraído de las páginas de Marvel, este filme se aleja de todo lo que habíamos visto del estudio hasta el momento. La influencia de las costumbres africanas y todo el aspecto visual la hacen resaltar de inmediato. Es cierto que esta no es la primera vez que un actor negro asume el rol protagónico de una producción como esta, pero se trata de la única vez en la que se le ha dado un tratamiento así, como el de un símbolo de liberación y de empoderamiento ausente en el género hasta el día de hoy. Por supuesto, Coogler sabe perfectamente de qué se trata esto y este drama con implicaciones raciales no deja de lado la acción y las emocionantes secuencias que los fans estaban esperando.


Pantera Negra presenta elementos en su historia que cualquier adepto de la cultura popular identificará enseguida. T'Challa, como buen superhéroe, cuenta con una serie de aditamentos y gadgets diseñados por su hermana Shuri (Letitia Wright), los cuales utiliza en el campo de manera casi infalible. Después, su viaje al extranjero para cazar a un reconocido e irreverente traficante resulta el pretexto perfecto para desencadenar una persecución de alto riesgo precedida por momentos de intriga y tensión. Todo esto nos recuerda a James Bond y los círculos en los que se mueve el espía. T'Challa no es un agente secreto, pero la dinámica en la que se desenvuelve sin duda lo hacen ver como uno cuando se pone al traje.

Quizá el aspecto más importante de la cinta se concentra en la misma naturaleza de Wakanda, una nación que ha optado alejarse del panorama internacional para velar únicamente por su bienestar. Tal y como está ocurriendo con algunos de los países más poderosos de la tierra, el aislamiento de Wakanda representa ese temor a los cambios que sacuden a las sociedades, el rechazo a los refugiados y la aplicación de políticas xenofóbicas en detrimento de los derechos humanos. La llegada de T'Challa al trono viene con un atisbo de esperanza sobre la apertura; sin embargo, como en cada gobierno, la oposición al progreso hace de las suyas para impedir al alteración del statu quo, cosa que el multidimensional antagonista también se propone a derrocar con una visión más brutal pero bien argumentada.


Jordan, quien ha trabajado con Coogler en todos sus proyectos, hace una buena actuación como Killmonger. Si bien no se trata de una magistral como distintas publicaciones lo han hecho ver, el joven actor es clave para apartar al personaje del vacío prototipo del villano de Marvel, aspecto que se ha convertido en un vicio del universo. La caracterización de Killmonger se encuentra arraigada en la marginación y en el desamparo, la rabia en contra del sistema y de aquellos que se sientan cómodamente en sus sillas presidenciales o tronos mientras millones sufren de toda clase de abusos. A pesar de que sus métodos son cuestionables, el objetivo del atormentado individuo es crear un nuevo orden, uno en el que chicos abandonados como él no tengan que arreglárselas por sí mismos en un ambiente hostil. Al final, el reto de Killmonger es fundamental para que T'Challa ponga en tela de juicio las políticas de su propio país.

Pantera Negra no es una película perfecta y su protagonista es probablemente uno de los elementos más débiles de la trama. Boseman enarbola con pasión el significado de dar vida a un superhéroe negro; sin embargo, su papel en la historia se ve opacado en ocasiones por algunas extrañas decisiones en el guión, como el hecho de desaparecer por un tiempo en los momentos más apremiantes. Si bien esto deja al descubierto su vulnerabilidad y abre el espacio para un eventual regreso triunfal, su participación parece pasiva en ocasiones y solo reacciona ante las acciones de los demás. Afortunadamente, esto no afecta del todo a la película o a la imagen del héroe.


La incorporación de estos nuevos personajes al Universo Cinematográfico de Marvel es más que bienvenida, sobre todo la de Shuri, quien supuestamente puede presumir el mayor intelecto sobre la Tierra, incluso por arriba que el de Tony Stark o el de Bruce Banner. La gracia de Wright es determinante para lograr una conexión con el público. Está también M'Baku (Winston Duke), rival de T'Challa que adquiere una inesperada importancia conforme avanza la cinta, sin mencionar el honor y comprensión que proyecta en cada instante.

Y claro, no podemos dejar de lado la música. Las composiciones tribales de Ludwig Göransson se mezclan a la perfección con los temas musicales de hip hop producidos por el prodigioso Kendrick Lamar, los cuales le dan una identidad única a esta película.

Pantera Negra se siente como algo ajeno al Universo Cinematográfico de Marvel y eso es bueno. Que Coogler haya podido darle su propio estilo y empoderar a un grupo de personajes negros en un escenario totalmente blanco es valioso y encomiable. Como una de las obras más originales de esta gran narrativa, estamos hablando de un cambio en el concepto del superhéroe de la pantalla grande, y no porque las reglas del juego sean otras, sino porque de ahora en adelante ese debe ser el objetivo: aterrizar el relato en un mundo imperfecto en el que los héroes están llamados a ser la respuesta de los convulsionados tiempos en los que vivimos desde el punto de vista social.

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