Hace algunas semanas se suscitó una gran polémica en el Festival de Cannes debido a la inclusión en la competición oficial de dos películas, lo nuevo de Noah Baumbach y de Bong Joon-ho. Que The Meyerowitz Stories y Okja sean distribuidas por Netflix sin tener un estreno en cines causó un notable desconcierto entre buena parte del jurado, quienes se sintieron ofendidos ante tal "pecado". Figuras como Pedro Almodóvar, presidente del mismo, expresaron su desaprobación y la organización del festival no tuvo más remedio que cambiar sus reglas para de ahora en adelante al solo admitir películas que serán distribuidas de manera tradicional. Un debate muy relevante, pero para otra ocasión. Lo cierto es que todo este embrollo afortunadamente no terminó por opacar la calidad de Okja, la cual ya fue lanzada por la plataforma de streaming a nivel mundial recibiendo nada más que elogios tanto de la audiencia como de la crítica, y no es para menos, se trata de una tierna historia de amistad que incorpora momentos de acción, aventura, comedia y un importante discurso que hace referencia al consumismo y el deterioro ambiental que caracterizan nuestros tiempos.
Mija (Ahn Seo-hyun) es una pequeña niña que vive en las montañas de Corea del Sur y que cuida de Okja, una supercerda concebida por la Corporación Mirando, una multinacional agroalimentaria, y que es parte de un concurso global para encontrar al mejor ejemplar. Cuando el excéntrico Doctor Johnny Wilcox (Jake Gyllenhaal) visita su granja para ver a Okja, este queda impresionado con su estado físico e inmediatamente la declara ganadora, lo que significa que será enviada a Nueva York para ser evaluada. Pensando que su abuelo había convencido a la corporación de que los dejaran quedársela, Mija persigue a su amiga y a sus dueños legítimos hasta Seúl para tratar de liberarla. Es ahí donde recibe la inesperada ayuda de Jay (Paul Dano) y su grupo, el Frente de Liberación Animal, una organización que pretende salvar a cualquier animal del cautiverio. Así, Mija y sus nuevos amigos se embarcan en una peligrosa aventura para rescatar a Okja y exponer las verdaderas intenciones de la corporación y su obsesionada CEO, Lucy Mirando (Tilda Swinton).
Tras varios años alejado del banquillo de director, Bong Joon-ho está de regreso con su cinta más mediática hasta el momento. Obviamente se debe en parte a la controversia generada en Cannes, pero no hay duda de que es su linda historia y acertada ejecución lo que ha logrado que se hable con ella en los últimos días. El surcoreano hace un resumen de su filmografía en Okja, en la cual podemos encontrar a un especie de monstruo, un elenco multinacional, una comedia que hace una sátira sobre distintos aspectos de nuestra sociedad y un desgarrador drama en el centro sobre una inquebrantable amistad que supera cualquier obstáculo. Okja es claramente una de las mejores producciones de las que Netflix ha estado detrás desde su nacimiento.
Joon-ho nos presenta en esta ocasión a una simpática y valiente niña que vive con su abuelo y que ha estado con Okja desde el comienzo. La criatura, una mezcla entre cerdo e hipopótamo, es un amistoso animal que gusta de deambular por ahí, dormir, comer y nada más. Su inteligencia es notable y el cariño que le brinda a su dueña es correspondido de una forma que revela su capacidad para sentir amor. La relación entre niño y criatura ha sido explorada muchas veces en el cine; clásicos como E.T. o El Gigante de Hierro nos vienen inmediatamente a la memoria por su trama parecida, en la que el ser en cuestión es perseguido por su única o incomprensible naturaleza. Pero podemos referirnos igualmente a la obra del director para encontrar una película sobre monstruos que, si bien no encaja del todo en la categoría que estamos hablando, sí exhibe una serie de tratos muy humanos que aparecen junto a la criatura. En El Huésped, los estragos causados por un monstruo unen a una familia disfuncional para salvar a uno de los suyos, destacando en el proceso sus habilidades físicas y empatía. En Okja ocurre lo contrario, la supercerda causa una división entre Mija y su abuelo, quien cree que lo mejor es que Mirando se la lleve sin pensar en el lazo emocional que su nieta ha creado con ella. Sea como sea, en ambas Joon-ho utiliza a la criatura para demostrarnos el lado más humano, para bien y para mal, de los personajes.
Okja igualmente es una sátira sobre la condición actual de la sociedad y los cambios que está experimentado hacia un futuro incierto. Además de la evidente crítica hacia las grandes compañías que pretenden inundar el mercado con alimentos modificados genéticamente y dañando al medio ambiente de por medio, la cinta también hace alusión al otro extremo, los grupos que pretenden denunciar sus actos y proteger la dignidad de todos los seres vivos. Los miembros del grupo activista representados en Okja son pintorescos y peculiares. Algunos están comprometidos con la causa, pero se niegan a someterse a las viejas tradiciones, como la no violencia; otros, como Jay, creen que hay que atenerse a las mismas, pero una que otra vez las manipula a su antojo de manera visceral o para cumplir con sus objetivos. Si bien su meta es noble, sus métodos y creencias los dejan como un grupo de fanáticos a veces cegados por sus ideales.
Otros detalles de la trama, como la sobreexplotación del contenido virtual, la obsesión por compartir todo en redes sociales y la manipulación que las grandes empresas utilizan para mantener la fidelidad de sus clientes auguran un futuro distópico al que inevitablemente nos dirigimos.
Del lado de Mirando, Joon-Ho una vez más logra sacar una singular actuación de Swinton, cuyos personajes (también interpreta a la gemela de la CEO, la anterior jefa de la compañía) destilan una maldad única y hasta cierto punto inocente, al menos del lado de Lucy. Las Mirando nos recuerdan a su extravagante personaje en Snowpiercer (también de Bong Joon-ho), una de las crueles líderes de la clase alta del tren y quien dispone de los más pobres a su antojo. Utilizando una imagen similar, Swinton crea un par de personajes despreciables a los cuales es un placer poder verlos en pantalla. Ninguna de estas narcisistas mujeres previamente mencionadas parecen tener un gramo de empatía en su ser, lo único que las mueve es el puro deseo de hacer negocios y lograr pasar a la historia, lo que nos lleva a la otra temática que aborda el filme.
Y cómo pasar por alto esa estrafalaria actuación de Gyllenhaal, quien sigue demostrando su versatilidad y esta vez una puntual habilidad para interpretar a un detestable personaje.
Okja también presenta una crítica sobre el capitalismo y sus consecuencias. Nancy Mirando, quien toma nuevamente las riendas de la empresa después de que Okja, Mija y los activistas causan un enorme problema para Mirando, es la representación absoluta de la voracidad de este modelo económico. La falta de empatía y su brutal forma de hacer negocios la colocan como la gran villana de esta historia, quien, irónicamente, al final no puede resistirse a los encantos del dinero para dejarnos con un final más o menos feliz, uno ensombrecido de cualquier manera por los horrores del consumo en masa y el maltrato animal.
En Okja, Joon Bong-ho nos recuerda la fiereza de la frase "el fin justifica los medios". Con su casi infalible plan de marketing, Lucy Mirando pretende contribuir al mundo atenuando la hambruna global con la producción de la carne del supercerdo, lo que obviamente generará millones para su empresa. Por otro lado, los activistas utilizan a Okja para hacer una contundente declaración. Mija es la única que no tiene una intención oculta, su humanidad es la demostración de que podemos vivir en paz con nosotros mismos y con todo lo que habita este planeta si dejamos nuestro ego de lado y esa distintiva capacidad para destruir lo más hermoso.
Mija (Ahn Seo-hyun) es una pequeña niña que vive en las montañas de Corea del Sur y que cuida de Okja, una supercerda concebida por la Corporación Mirando, una multinacional agroalimentaria, y que es parte de un concurso global para encontrar al mejor ejemplar. Cuando el excéntrico Doctor Johnny Wilcox (Jake Gyllenhaal) visita su granja para ver a Okja, este queda impresionado con su estado físico e inmediatamente la declara ganadora, lo que significa que será enviada a Nueva York para ser evaluada. Pensando que su abuelo había convencido a la corporación de que los dejaran quedársela, Mija persigue a su amiga y a sus dueños legítimos hasta Seúl para tratar de liberarla. Es ahí donde recibe la inesperada ayuda de Jay (Paul Dano) y su grupo, el Frente de Liberación Animal, una organización que pretende salvar a cualquier animal del cautiverio. Así, Mija y sus nuevos amigos se embarcan en una peligrosa aventura para rescatar a Okja y exponer las verdaderas intenciones de la corporación y su obsesionada CEO, Lucy Mirando (Tilda Swinton).
Tras varios años alejado del banquillo de director, Bong Joon-ho está de regreso con su cinta más mediática hasta el momento. Obviamente se debe en parte a la controversia generada en Cannes, pero no hay duda de que es su linda historia y acertada ejecución lo que ha logrado que se hable con ella en los últimos días. El surcoreano hace un resumen de su filmografía en Okja, en la cual podemos encontrar a un especie de monstruo, un elenco multinacional, una comedia que hace una sátira sobre distintos aspectos de nuestra sociedad y un desgarrador drama en el centro sobre una inquebrantable amistad que supera cualquier obstáculo. Okja es claramente una de las mejores producciones de las que Netflix ha estado detrás desde su nacimiento.
Joon-ho nos presenta en esta ocasión a una simpática y valiente niña que vive con su abuelo y que ha estado con Okja desde el comienzo. La criatura, una mezcla entre cerdo e hipopótamo, es un amistoso animal que gusta de deambular por ahí, dormir, comer y nada más. Su inteligencia es notable y el cariño que le brinda a su dueña es correspondido de una forma que revela su capacidad para sentir amor. La relación entre niño y criatura ha sido explorada muchas veces en el cine; clásicos como E.T. o El Gigante de Hierro nos vienen inmediatamente a la memoria por su trama parecida, en la que el ser en cuestión es perseguido por su única o incomprensible naturaleza. Pero podemos referirnos igualmente a la obra del director para encontrar una película sobre monstruos que, si bien no encaja del todo en la categoría que estamos hablando, sí exhibe una serie de tratos muy humanos que aparecen junto a la criatura. En El Huésped, los estragos causados por un monstruo unen a una familia disfuncional para salvar a uno de los suyos, destacando en el proceso sus habilidades físicas y empatía. En Okja ocurre lo contrario, la supercerda causa una división entre Mija y su abuelo, quien cree que lo mejor es que Mirando se la lleve sin pensar en el lazo emocional que su nieta ha creado con ella. Sea como sea, en ambas Joon-ho utiliza a la criatura para demostrarnos el lado más humano, para bien y para mal, de los personajes.
Okja igualmente es una sátira sobre la condición actual de la sociedad y los cambios que está experimentado hacia un futuro incierto. Además de la evidente crítica hacia las grandes compañías que pretenden inundar el mercado con alimentos modificados genéticamente y dañando al medio ambiente de por medio, la cinta también hace alusión al otro extremo, los grupos que pretenden denunciar sus actos y proteger la dignidad de todos los seres vivos. Los miembros del grupo activista representados en Okja son pintorescos y peculiares. Algunos están comprometidos con la causa, pero se niegan a someterse a las viejas tradiciones, como la no violencia; otros, como Jay, creen que hay que atenerse a las mismas, pero una que otra vez las manipula a su antojo de manera visceral o para cumplir con sus objetivos. Si bien su meta es noble, sus métodos y creencias los dejan como un grupo de fanáticos a veces cegados por sus ideales.
Otros detalles de la trama, como la sobreexplotación del contenido virtual, la obsesión por compartir todo en redes sociales y la manipulación que las grandes empresas utilizan para mantener la fidelidad de sus clientes auguran un futuro distópico al que inevitablemente nos dirigimos.
Del lado de Mirando, Joon-Ho una vez más logra sacar una singular actuación de Swinton, cuyos personajes (también interpreta a la gemela de la CEO, la anterior jefa de la compañía) destilan una maldad única y hasta cierto punto inocente, al menos del lado de Lucy. Las Mirando nos recuerdan a su extravagante personaje en Snowpiercer (también de Bong Joon-ho), una de las crueles líderes de la clase alta del tren y quien dispone de los más pobres a su antojo. Utilizando una imagen similar, Swinton crea un par de personajes despreciables a los cuales es un placer poder verlos en pantalla. Ninguna de estas narcisistas mujeres previamente mencionadas parecen tener un gramo de empatía en su ser, lo único que las mueve es el puro deseo de hacer negocios y lograr pasar a la historia, lo que nos lleva a la otra temática que aborda el filme.
Y cómo pasar por alto esa estrafalaria actuación de Gyllenhaal, quien sigue demostrando su versatilidad y esta vez una puntual habilidad para interpretar a un detestable personaje.
Okja también presenta una crítica sobre el capitalismo y sus consecuencias. Nancy Mirando, quien toma nuevamente las riendas de la empresa después de que Okja, Mija y los activistas causan un enorme problema para Mirando, es la representación absoluta de la voracidad de este modelo económico. La falta de empatía y su brutal forma de hacer negocios la colocan como la gran villana de esta historia, quien, irónicamente, al final no puede resistirse a los encantos del dinero para dejarnos con un final más o menos feliz, uno ensombrecido de cualquier manera por los horrores del consumo en masa y el maltrato animal.
En Okja, Joon Bong-ho nos recuerda la fiereza de la frase "el fin justifica los medios". Con su casi infalible plan de marketing, Lucy Mirando pretende contribuir al mundo atenuando la hambruna global con la producción de la carne del supercerdo, lo que obviamente generará millones para su empresa. Por otro lado, los activistas utilizan a Okja para hacer una contundente declaración. Mija es la única que no tiene una intención oculta, su humanidad es la demostración de que podemos vivir en paz con nosotros mismos y con todo lo que habita este planeta si dejamos nuestro ego de lado y esa distintiva capacidad para destruir lo más hermoso.
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