Un Camino a Casa: la interminable búsqueda del hogar

Conocer el pasado para vivir el presente. El hogar siempre llama, pues a pesar de que hayamos encontrado otro sitio con el que nos sintamos como en casa, el llamado de nuestras raíces siempre estará latente. Un Camino a Casa trata precisamente sobre eso, un hombre que deja su lugar de nacimiento desde pequeño de accidentalmente pero que termina teniendo una mejor vida de la que pudo haber soñado, al menos en términos materiales. La necesidad de estar con los nuestros es natural y casi imperativa, por lo que a veces resulta la única manera de encontrar la paz sin importar que no nos falte nada. Esta cinta nos acerca, si bien de una forma sumamente liviana, al conflicto de un joven cuyo deseo de encontrar su primer hogar es más grande que todo.

Saroo (Sunny Pawar) es un niño indio que vive en remoto pueblo junto a su madre y sus hermanos. Haciendo lo que sea para sobrevivir, todos cooperan trabajando arduamente, incluso Saroo, cuyas ganas de contribuir son inversamente proporcionales a las de su fuerza física. Una noche, cuando su hermano se lo lleva para ir a un trabajo, Saroo se pierde en una estación del tren. No teniendo idea de cómo regresar a casa, este se sube a los trenes y termina en la lejana y bulliciosa Calcuta, donde los peligros y el hambre lo confinan a un orfanato. No pasa mucho tiempo para que una familia australiana lo encuentre y decida adoptarlo. Años después, Saroo (Dev Patel), como un adulto joven, preparándose académicamente y encontrando el amor, entra en una crisis de identidad que lo insta a buscar su hogar con una novedosa herramienta llamada Google Earth. Es así como emprende una tarea que parece estar destinada al fracaso, pero que lo cambiará para siempre.


Un Camino a Casa, dirigida por el australiano Garth Davis, quien hace su debut cinematográfico, nominada al Óscar en la pasada entrega como Mejor Película, y basada en una historia real, es el típico pequeño drama anual que busca romper nuestros corazones y llevarse uno que otro premio en el proceso. Si bien la cinta cumple con estos dos objetivos cabalmente, la sensación de insatisfacción resulta inevitable. Sin duda sentiremos pena por el protagonista, alguien que vivió una triste odisea que lo marcó para siempre, y una morbosa curiosidad por saber cómo diantres logró encontrar su casa con una herramienta virtual; sin embargo, el poco valor narrativo del relato y el mínimo riesgo que han tomado la hacen poco memorable.

Sea como sea, la parte inicial de la película es la que realmente logra captar nuestra atención y mostrarnos el lado más trágico de esta situación. En estas escenas, Davis y su guionista Luke Davies, nos presentan un drama social enclavado en la decadencia de un país tercermundista como la India. Saroo es un pequeño e impetuoso niño que no dimensiona del todo su precaria condición. A pesar de comer solo una vez al día y tener que trabajar para ayudar a su madre, el pequeño es feliz a lado de su hermano, su mejor amigo y todo un ejemplo a seguir. La desgracia llega cuando Saroo se pierde y con la mínima idea de cómo regresar a casa termina abordando un tren que lo lleva a la lejana Calcuta, un vasto mar de gente y basura. El espectador acompaña al niño por varias experiencias que nos dejan dar un vistazo a los peligros de una sociedad en donde los más jóvenes y desamparados no solo tienen que preocuparse por qué comer, sino por no ser atrapados por algún círculo de trata infantil o quienquiera que sea con malas intenciones. El viaje de Saroo es uno desconsolador que nos acercan a la inmundicia humana y a la desesperación de una población que tiene que sobrevivir a como dé lugar.


Encarnando a Saroo de niño, Pawar hace un excelente trabajo. El jovencísimo actor es el corazón de la película gracias a su desgarradora y tierna interpretación, la cual surge de naturalmente y convenciendo a propios y extraños. La inocencia que proyecta contrasta notablemente con la malicia a la que es expuesto en diversas ocasiones. Su carisma y gracia son fundamentales para crear un interés genuino alrededor de su triste historia. No cabe duda que Pawar tiene un futuro brillante delante suyo. Es por eso que cuando entramos a la segunda parte de la trama y este deja de ser el protagonista, Un Camino a Casa se transforma en un drama familiar más trabajado sin mayor profundidad y que vaticina un desarrollo más que predecible sin importar que se trate de hechos reales.

En la otra mitad, Davis y Davies nos introducen a la nueva vida de Saroo, ciudadano australiano que vive sin preocupación alguna a lado de sus amorosos padres y con una afectiva mujer que se preocupa bastante por él. Una serie de menores eventos despiertan súbitamente en él la necesidad de saber de dónde viene y verificar si de casualidad su familia biológica sigue con vida y en el mismo lugar. Patel hace un buen trabajo como el confundido chico, pero su deseo de hacer esta búsqueda por sí mismo y la necedad de alejar a aquellos que lo quieren la convierten casi en un berrinche y un capricho. La conexión con este Saroo no es la misma. Además, la participación de buenas actrices, como Rooney Mara y Nicole Kidman, quedan de lado por el total enfoque en Patel, sobretodo de la primera, quien queda relegada a un papel secundario casi sin importancia. De igual manera, la pequeña subtrama alrededor del otro hijo adoptado, Mantosh (Divian Ladwa) parece estar únicamente justificada para agregar una tensión que no podemos encontrar en el conflicto de Saroo.


En Un Camino a Casa, Garth Davis y Luke Davies brillan al armar una devastadora obra sobre un niño y su inesperado desprendimiento del hogar, pero fallan al momento de mostrarnos el conflicto de un hombre en busca de su identidad. El nudo en la garganta que nos deja la travesía del pequeño Saroo se desvanece más adelante con la sensación de que estamos viendo un largo anuncio sobre una herramienta de Google que indudablemente fue revolucionaria en su momento, pero que definitivamente no amerita ser el argumento central de una película por más que haya sido decisiva en la búsqueda de la vida real.

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