Estación Zombie: un drama social en medio del Apocalipsis

Hace mucho que una película de zombies no llamaba la atención a nivel mundial. Surgidas del cine de terror y dejando varios clásicos en el camino, el subgénero ha buscado en los últimos tiempos fusionarse con otros géneros, como el de acción o incluso el de comedia, esfuerzos en vano en su mayoría. El drama y el comentario social también han intentado de alguna forma mezclarse con este tipo de películas, pero ninguna lo había hecho como Estación Zombie, cinta coreana que destrozó cualquier tipo de récords en aquel país y que se ha convertido en un fenómeno mundial; y no es para menos, la manera en que el concepto del Apocalipsis zombie se desarrolla al mismo tiempo que un planteamiento acerca de las responsabilidades que tenemos como ciudadano, padre, amante, amigo e integrante de una sociedad que a veces parece que se cae a pedazos, mantiene al espectador al filo de butaca mientras nos hace reflexionar acerca de la naturaleza humana.

Seok-woo (Gong Yoo) es un ejecutivo de Seúl con problemas para poder establecer un límite entre su trabajo y el hogar. Divorciado y absorto en sus labores, Seok-woo se ha convertido en un padre ausente que realmente ya no conoce a su pequeña hija, Soo-An (Kim Su-an). Pero cuando esta le insiste en llevarla a Busán en su cumpleaños para ver a su madre, inundado por la culpa que siente, Seok-woo accede a hacerlo. Ambos toman un tren hacia su destino, pero en cuanto este sale de la estación, cosas extrañas comienzan a ocurrir. La televisión muestra escenas de disturbios en todo el país, las redes sociales pronto se llenan de publicaciones con la palabra "zombie" y a bordo de su tren, una pasajera muestra una actitud violenta y empieza a atacar a los demás. Infectada con algún tipo de virus, la mujer rápidamente lo propaga mordiendo a los demás. Aterrorizados, Seok-woo, su hija y otros pasajeros tendrán que encontrar la manera de sobrevivir a bordo del tren y en medio de un completo caos.


Estación Zombie ha sido nombrada una de las sorpresas cinematográficas de este 2016, y con razón. ¿Quién esperaba a estas alturas que una película de zombies fuera tan emocionante y valiosa como esta? Contra todo pronóstico, la obra coreana ha logrado mezclar a la perfección el concepto con un drama familiar y un comentario social que no solo ataña a la sociedad de aquel país, sino a todo el mundo. Yeon Sang-ho, director, y Park Joo-suk, guionista, han concebido una de las mejores cintas de zombies de los últimos tiempos, quizá la más importante desde Exterminio o el Desesperar de los Muertos. Lo único que han necesitado es de una verdadera incertidumbre rodeando el origen del catástrofe y una serie de personajes sumamente encomiables.

Al centro de todo está Seok-woo, un hombre que ha dejado a su familia en un segundo plano y se ha convertido en un adicto a su trabajo. Desconectado de la vida de su hija, este intenta limar las asperezas, pero al encontrarse totalmente a ciegas en cuanto lo que ella quiere o necesita, falla estrepitosamente en el intento. Atormentado por la culpa, Seok-woo concede su único deseo: llevarla a Busán a que vea a su madre. Esto implica sacrificar su valioso tiempo, pero por primera vez decide hacer un pequeño sacrificio con tal de ver a su hija feliz. Sin tener la menor sospecha, este será el primero que hará en busca de resarcir el daño causado y quizá redimirse a sí mismo como ser humano.


En Estación Zombie, los personajes se enfrentan al fin del mundo tal y como lo conocen, pero también ante sus propios prejuicios, mismos que han desarrollado en la comodidad de su escritorio o en su eterno turno laboral. Además de Seok woo, la película también nos presenta a otros individuos de distintas clases sociales que tendrán que hacer equipo si es que desean salir con vida. Está por ejemplo Yon-suk (Kim Eui-sung), un adinerado hombre de negocios que no tolera la vista de los vagabundos o de cualquier otra persona que no esté a su nivel. Para él, es cada quien por su pellejo y si es necesario pisar a los otros para sobrevivir no tendrá problema en hacerlo. Por otro lado está Sang-hwa (Ma Dong-seok), un irreverente pero tierno esposo y pronto por ser padre que no puede tolerar a las personas de clase alta, pues cree que viven a expensas de los más pobre. Al interactuar con ellos, Seok-woo reconocerá finalmente sus falencias como padre y se dará cuenta que vale la pena ayudar a los demás de vez en cuando.


La situación extrema saca lo mejor de algunos de los pasajeros, pero también lo peor de otros. Después de que Seok-woo y Sang-hwa se abren paso en el tren para llegar hasta donde se encuentran su esposa y su hija, Yon-suk convence a los demás sobrevivientes de aislarlos por miedo a que hayan sido infectados. Un sistema clasista es impuesto súbitamente en el tren y Seok-woo y los demás no tienen más remedio que acatar la decisión de la mayoría. La dinámica invariablemente nos recordará a Snowpiercer del igual coreano Bong Joon-ho. Como críticas a la paranoia y la tendencia del humano a dividir de acuerdo a sus facultades o características, ambas cumplen con su cometido.


Pero dejando de lado la acción y el aspecto social, Estación Zombie se reduce a algo muy sencillo: el amor que un padre puede tener por su hij@ y todo lo que estaría dispuesto a hacer por su bienestar, incluso dar la vida misma. La cinta nos muestra el lado más humano de los sobrevivientes, para bien y para mal; sin embargo, esa empatía que nos ha otorgado la conciencia es la que finalmente nos llevará a hacer algo bueno por los demás y ayudarlos en el momento más crítico, haciendo ¿por qué no? el último sacrificio. Con grandes secuencias de acción, un alivio cómico puntual y un intenso drama en el fondo, Estación Zombie es una excelente película que va más allá del género y se instala como una joya del cine asiático contemporáneo.

Comentarios