Café Society: la decepción amorosa como catalizador de una nueva vida

ADVERTENCIA: LA SIGUIENTE RESEÑA CONTIENE VARIOS SPOILERS

El amor. Vivirlo y sufrirlo es una experiencia humana que nos puede hacer más fuertes o vulnerables dependiendo la situación. Una relación llena de dicha sin duda nos hará felices, pero un desamor bien podría abrirnos los ojos y llevarnos hacia donde nunca imaginamos. Woody Allen lo sabe perfectamente y en Café Society nos regala una nueva historia en donde sus protagonistas viven lo más dulce y crudo de este insoportablemente necesario sentimiento. Cumpliendo con su tradición de una película al año, el octagenario director sigue sin rendirse y, aunque sus mejores épocas ya quedaron muy atrás, su nueva cinta es un decente esfuerzo con el que ciertamente nos podemos identificar, pues ¿a quién demonios no le han roto el corazón alguna vez?

Bobby Dorfman (Jesse Eisenberg) es un chico ordinario de Nueva York que se muda a Los Ángeles en busca de darle un excitante giro a su vida. Ahí se encuentra con su tío Phil (Steve Carell), un poderoso agente de Hollywood que vive todos los placeres que la ciudad puede ofrecer. Este accede ayudar a Bobby y le otorga un trabajo sin sentido en su empresa; es ahí donde conoce a una de sus empleadas, Vonnie (Kirsten Stewart), una bella y vivaz joven que lo lleva a conocer los puntos de interés a petición de su jefe. Ambos entablan una bonita amistad, pero Bobby pronto cae enamorado de ella. Desafortunadamente, el corazón de esta pertenece a otro hombre, Phil, con quien mantiene en secreto un amorío. Pero es después de una profunda confusión que el tío decide terminar la relación, lo que le abre la puerta a Bobby, todavía sin saber quien era su amante anterior, de conquistar a Vonnie. Todo marcha bien hasta que Phil se empeña nuevamente a regresar con Vonnie, quien tendrá que decidirse por uno de los dos.

Café Society aborda nuevamente una de las temáticas favoritas de Allen: los amores imposibles. Así como en Match Point, Vicky Cristina Barcelona o Un Hombre Irracional, el director nos presenta a un grupo de personajes que se han enamorado de la persona equivocada, sin duda un mal que todos hemos vivido en algún punto. Con un tono sumamente ligero y apelando en cierta medida a la comedia que han caracterizado las situaciones de sus películas durante todos estos años, este nuevo esfuerzo no representa un nuevo reto para ninguno de los involucrados; sin embargo, la gracia del guión nos permite preocuparnos por Bobby, quizá el que sale más golpeado de este embrollo.

Uno de los grandes aciertos en esta ocasión es la elección del elenco. Si bien Allen nos ha sorprendido con lo que ha podido hacer recientemente con actrices como Cate Blanchett, también nos ha dejado en claro que no puede repetirlo todo el tiempo (Emma Stone, te estamos viendo a ti). La aparición de Kirsten Stewart es para aplaudirse. La joven actriz ha dejado ya muy atrás el estigma de Crepúsculo y ha logrado afianzarse como todo una artista que realmente se preocupa por escoger buenos proyectos. Como Vonnie, Stewart hace de la tierna chica a la que la han decepcionado románticamente y que inadvertidamente hará lo mismo con su próximo amante. Stewart incluso puede ya darse el lujo de ponerse meta y burlarse de su estatus como celebridad, tal y como ocurre en la escena en la que lleva a Bobby a conocer las casas de los famosos. Se ha vuelto todo un placer verla en pantalla desde hace unos años.


La representación masculina tampoco se queda atrás. Carell, como el carismático y seductor tío, y Eisenberg como el inocente y bonachón sobrino, hacen un gran equipo. Las escenas que comparten fluyen de una buena manera. El contraste de sus personalidades son evidentes y eso hace que la dinámica sea todavía más interesante. Pero es Eisenberg quien realmente resalta, pues él termina por llevar la película en sus hombros. La escena en la que contrata a una prostituta, diseñada al más puro estilo de Allen, nos deja ver su lado más cómico y desfachatado. 

En el fondo, Café Society trata de cómo la gente cambia por diversas circunstancias. En un comienzo, Vonnie y Bobby son dos jóvenes comunes y corrientes que se han decepcionado del hedor superficial que emana del glamour de Hollywood. Cuando llega el momento de elegir, Vonnie tiene la buena vida por un lado; y por el otro, la emoción de no saber qué pasará a continuación. Que haya elegido quedarse con Phil decepciona profundamente a Bobby, lo que le hará regresar a Nueva York y en donde comenzará con una aventura que nunca imaginó. Su reencuentro es por demás incómodo. Bobby se ha convertido en un exitoso empresario y es propietario de un popular club nocturno; por su parte, Vonnie ahora viste con marcas caras y cuenta las experiencias más singulares que ha vivido con los más famosos actores de la época. El tiempo los ha cambiado y los ha llevado por un sendero al que ahora llaman vida, una muy buena por cierto, pero ¿era esto lo que querían? Su evidente insatisfacción nos hace pensar que probablemente lo que estaban buscando ya nunca más podrá ser suyo.


La cinta también tiene algunos vicios, como toda la subtrama del hermano gangster, Ben (Corey Stoll) y la eventual desaparición de uno de los vecinos de su hermana, la cual al final termina ser una salida demasiada enredada para lograr un último y simple encuentro entre Bobby y Vonnie. 

Café Society es una buena película que nos recuerda que la vida es una comedia. La mujer que Bobby ha amado todo este tiempo es ahora su tía y aunque ha encontrado consuelo con la que ahora es madre de su hijo, la aparente resolución de la situación solo nos puede decir una cosa: quizá sea demasiado tarde cuando nos demos cuenta de lo que realmente queremos. Conformarse será la única salida que no lastime a nadie.


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