El Nuevo Nuevo Testamento: una visión demasiado optimista sobre la humanidad

La relación entre Dios y el hombre es complicada. Resulta natural preguntarse el porqué la deidad que adoramos se empeña en hacérnosla pasar mal si se supone que somos producto de su infinita bondad y sabiduría. Todas las religiones del mundo nos han presentado dioses misericordiosos y benévolos, pero vengativos y e iracundos por igual. El catolicismo no es la excepción y a través de la Biblia hemos leído las incontables veces que Dios ha castigado a la humanidad por sus pecados. ¿Se habrá equivocado entonces en algo al momento de concebirnos? El Nuevo Nuevo Testamento, nueva película del director belga Jaco Von Dormael nos presenta una sátira de los fundamentos de este credo y nos plantea una extraña y hasta cierto punto graciosa posibilidad: ¿Y si Dios fuera un gruñón fachoso y huevón que únicamente disfruta de hacernos sufrir? Más de uno lo debe de haber pensado ya, y como uno de ellos, Von Dormael pone manos a la obra para expresar su punto de vista; sin embargo, el resultado es una comedia superficial que compromete su argumento con risas fáciles y finales felices

Dios (Benoît Poelvoorde) es un tipo gordo malencarado, gruñón y que disfruta el sufrimiento ajeno. Este vive en un pequeño departamento en Bruselas con su hija, Ea (Pili Groyne), una adolescente a quien maltrata física y emocionalmente, y su esposa (Yolande Moreau), una sumisa mujer que acata sus órdenes sin chistar. El trabajo de Dios es sencillo y sumamente gratificante para él. A través de su computadora rige cada una de las vidas humanas y establece las reglas que hacen de su existencia un poco más insoportable. Harta de su prepotencia, Ea decide rebelarse y estropear todo el trabajo de su padre al enviarle a todas las personas del mundo la fecha en que habrán de morir. Siguiendo el consejo de su hermano J. C. (David Murgia), Ea escapa de casa para escribir un nuevo testamento y darle nueva esperanza a la humanidad. Pero no será sencillo, pues Dios, lleno de ira por lo que ha hecho, va tras de ella para darle su merecido.


El Nuevo Nuevo Testamento plasma en su trama uno de los cualidades humanas que más nos distinguen, o al menos la que todos creemos poseer, el libre albedrío. Con las acciones de Ea, los hombres rompen las cadenas de un ser abusivo que no los deja crecer ni valerse por sí mismos. Al conocer la fecha de su muerte, el poder más grande de Dios sobre nosotros, cada uno de ellos por fin toma el control de su vida y se decide a hacer las cosas que siempre quiso pero que tuvo demasiado miedo como para actuar. La propuesta humanista de Von Dormael es interesante y bienvenida, pero la poca seriedad con que la aborda termina por afectarla demasiado.

Y cuando se habla de seriedad no significa que deba dejar al aspecto cómico a un lado, sino el hecho de que podamos sentirnos identificados con sus personajes a través de sus conflictos existenciales. Ea es el vehículo que nos lleva a conocer a seis mortales que le han dado a su vida un nuevo giro a partir del insólito descubrimiento. Por medio de sus vivencias, la niña pretende escribir un nuevo testamento y dejárselo a toda la especie como una renovada guía espiritual. Cada uno de estos singulares personajes tiene problemas que hacen de su existencia algo realmente miserable. Está por ejemplo una bella chica que no ha podido encontrar el amor y la paz debido a que los hombres la ven como un objeto sexual; y las mujeres, como una puta. Tenemos también a un tipo que nunca ha tenido relaciones sexuales y que ha decidido gastar todo sus ahorros en peep shows para disfrutar de sus últimos días. Cual Mesías, Ea les ofrece una posibilidad de redención al encontrarse con ellos, sus palabras los alientan a tomar riesgos y poner manos a la obra para hallar la felicidad sin preocuparse por los demás. La idea de Von Dormael es que pasamos mucho tiempo siendo infelices y que solo asumiendo las riendas de nuestra vida podremos dejar de serlo, lo cual es cierto, el problema es que el desenlace de cada uno de los "evangelistas" es poco convincente.


Los seis elegidos por Ea encuentran la felicidad después de años de zozobra. Una mujer madura (interpretada por una Catherine Deneuve que no tiene ninguna oportunidad para brillar) se enamora de un gorila después de abandonar a su aburrido y poco apasionante esposo. Un viejo que dejó la aventura y la exploración por un trabajo de mierda se reencuentra con la naturaleza y con lo más hermoso que este mundo tiene para ofrecer. De igual manera, la misma Ea descubre el lado más amable y bondadoso de los hombres, algo totalmente extraño para ella después de haber vivido tanto tiempo con un ser tan detestable como su padre. Es difícil encontrarle sentido a esta utopía con la que nos deja Von Dormael. Al final, la humanidad, al ya no verse obligada a seguir los designios de un Dios masculino, ha alcanzado una era de libertad y prosperidad absoluta. Se entiende el uso de la metáfora divina como el impedimento autoimpuesto que nos hemos creado para mantenernos en una zona de confort, pero el discurso de hacer algo distinto para dejar atrás el aburrimiento y la tristeza parece ya bastante trillado. Detalles como en el del final, en el que se hace un guiño a cómo podría ser el universo de haber sido creado por una entidad femenina le dan un toque divertido a la trama, pero no va más allá de eso, solo un pequeño detalle. Desarrollar todo este concepto quizá hubiera sido más atractivo.

Fiel a su estilo, Von Dormael inyecta a su obra de una buena cantidad de destellos visuales que llaman la atención. Cada una de las historias de los "evangelistas" contiene al menos alguna escena esplendorosa. Quizá la más fascinante de todas es la de la bella joven, quien perdió un brazo en un accidente cuando era pequeña. Tras su encuentro con Ea, una escena muy poderosa tiene lugar. En su casa, la muchacha ve a una mano bailar al ritmo de Handel, aquella misma melodía con la que Von Trier concibió una de las secuencias más poderosas que se hayan visto en los últimos tiempos, la de la la muerte del niño en Anticristo. Hipnótica y hermosa, la escena no tiene el mismo poder ni remotamente el mismo significado, pero vaya que logra causarnos una inolvidable impresión.


Con El Nuevo Nuevo Testamento, Von Dormael vuelve a ofrecernos una mirada sumamente inocente del mundo, tal y como hizo en El Octavo Día y Mr. Nobody. En cada una de ellas tenemos un protagonista que no ha perdido la fe en sus semejantes y que hará lo que sea por salvarlos, sin importar que esto significa superar alguna condición o su misma naturaleza. El problema con esta visión del director belga es que parece una demasiado alejada de la realidad. Su enfoque surrealista le viene bien a sus historias fantásticas poco convencionales, pero cuando llega el momento de profundizar en su argumento se queda corto, pues sabemos que los finales felices no son más que un cuento.

Comentarios