A continuación el recuento del domingo en el Vive Latino 2016:
Ibeyi
Un dúo conformado por unas gemelas franco-cubanas que cantan en inglés y en la lengua africana de sus ancestros es algo que solo se puede ver en el Vive Latino. Aunque los problemas técnicos retrasaron su presentación momentáneamente (y todas las actividades del escenario posteriormente), las chicas de Ibeyi tuvieron un sorpresivo y caluroso recibimiento por parte del público, cientos las aguardaban bajo el abrasivo sol de la tarde. Hablando en español, Lisa y Naomi Diaz presentaron su multicultural propuesta no solo como una expresión artística más, sino como un proyecto muy personal que enaltece sus raíces africanas y el amor que tienen por su familia.
Con su solo, y grandioso, álbum bajo el brazo, el dúo se dedicó a tocar los temas más destacados del mismo. Mientras Lisa cantaba y tocaba los teclados, Naomi tocaba un instrumento tradicional de la isla llamado cajón, el cual funcionaba como percusión, las secuencias y unos pequeños tambores llamados batá. Ocasionalmente, ambas de paraban frente al público para bailar o cantar al unísono sus versos en yoruba, el dialecto nigeriano que guarda un importante significado para ellas, pues es el que hablaban miles de esclavos que fueron traídos a Cuba durante su etapa como colonia.
Por poco más de media hora, las Diaz y sus ritmos tribales pusieron a bailar a los presentes en todo momento. Sorpresivamente, varios se sabían los versos yoruba que las hermanas entonaban al principio o final de algunas de las canciones. "River", la cual tocaron en dos ocasiones distintas, fue la joya del set. La voz de Lisa, dulce y sensual al mismo tiempo, resultaba un aliciente para todo quien estuviera cansado del ruido de los demás escenarios. Como una interesante fusión de electrónica y música africana, Ibeyi son claramente uno de los conjuntos más originales que hay allá afuera en este momento.
Porter
Hace tres años, Porter hicieron su triunfal regreso con una magna presentación en el festival. Como headliner y con el todavía errático Juan Son al frente, la banda de Guadalajara parecía entrar en un segundo aire. Pero como era de esperarse, el frágil vínculo entre el vocalista y sus compañeros apenas duró un show, por lo que no había otra opción, si Porter querían seguir con vida necesitarían de un nuevo cantante. Así fue como David Velasco entró a escena y es hasta hoy el frontman de una banda que en efecto se encuentra en una nueva e interesante etapa.
Su regreso al Vive Latino empezó titubeante. Degradados a la parte media del cartel después de haberlo encabezado probablemente no haya sido de su agrado, pero quizá deberíamos verlo como un resurgimiento, como nuevo grupo que debe volver a ganarse una posición de privilegio y el respeto del público, cosa muy difícil teniendo en cuenta la inclemencia de este último, "¡Culeros, culeros, culeros!", gritaban ante la tardanza de los tapatíos. Cuando finalmente subieron al escenario, los insulto se hicieron más pronunciados. ¿Habían fallado ya sin siquiera haber comenzado?
Enfundados en atuendos de estilo prehispánico, concepto central de su segundo álbum, Moctezuma, Porter comenzaron su set de la manera más imprevista. Velasco, quien salió con una vasija ceremonial encendida, como si de un rito se tratase, sorprendió a propios y extraños con "Host of a Ghost". Lo que se pretendía que iniciara como una comunión pronto se tornó en confusión. ¿Acaso el fantasma de Juan Son estaba rondando por el escenario? La ecualización no permitió distinguir el tema en un comienzo, sino hasta después que las guitarras se hicieron a escuchar y el falsete de Velasco se hizo presente. Aunque los gritos de "¡culeros!" continuaron, los favoritos pronto hicieron cambiar de opinión al público y las consignas se convirtieron en vitoreos. "`¡Porter, Porter, Porter!" gritaban después de la interpretación de "Cuervos" y "Hansel y Gretel's Bollywood Story". El fantasma de Juan Son poco a poco desaparecía.
La comunión se completó con "Espiral", la prueba de fuego para Velasco. Prácticamente cada uno de los asistentes cantándole a la perra soledad y a un grupo de doctores de Tijuana. Si bien hay ciertas reminiscencias de Juan Son en el tono y estilo de Velasco, la humildad de este lo diferencia de su antecesor. Agradecido y concentrado, el vocalista se apropió de temas que no son suyos, pero que ciertamente los respeta y ejecuta con fervor, tal y como lo hace con las composiciones en las que ya participó, como "Huitzil" o "Murciélago".
A pesar de haber tenido problemas técnicos, como el hecho de que uno de los guitarristas tuviera que haber cambiado de instrumento hasta en cinco ocasiones, Porter recuperó el respeto y la credibilidad, solo resta esperar que ahora sí se mantengan constantes.
Aquí debería ir algo sobre Of Monsters and Men, quienes sin duda tuvieron una de las convocatorias más grandes, pero que en realidad no hay nada qué decir al respecto.
Savages
Como buenas adeptas del post-punk, Savages emergieron de la oscuridad vestidas completamente de negro. Elegantes pero sobrias, las británicas anunciaron su presencia, por si algún despistado todavía no se hubiera percatado de ello, con "I Am Here". Las cabezas de la gente se movían de atrás hacia adelante ante el incesante ritmo de la batería mientras la fantasmagórica guitarra acompañaba la magistral y desafiante voz de Jehnny Beth. No pasaron más de unos cuantos minutos cuando el público ya había perdido el control. El poderío sonoro del cuarteto pronto generó un mosh pit. Las escenas que siguieron a continuación no pudieron ser más adecuadas. Mientras Beth vociferaba con ardor, un joven era levantado por varios brazos y se dejaba llevar por la locura ya generalizada. Su puño se movía al mismo tiempo que el de la vocalista. Los ánimos estaban por los cielos.
Con un set conformado casi equitativamente por sus dos álbumes, Savages desataron una frenesí entre la pequeña pero devota audiencia que ahí se encontraba. Beth, la única de las integrantes que habló, aprovechaba cada momento para agradecer su presencia o incitarlos a saltar o gritar todavía más. Hubo varios en los que se acercó peligrosamente a las valles de contención. Con "Husbands", Beth perdía los estribos y deliraba junto a los chicos y chicas que trataban de estrechar su mano, como si una mesías del punk se tratase.
Cortes de Adore Life como "The Answer" y "T. I. W. Y. G." tuvieron un efecto fulminante. El slam se hacía cada vez más pronunciado y los golpes llegaban por doquier. Los guitarrazos y alaridos resultaban en una inyección de agresividad y euforia. La teatralidad también tenía lugar, como cuando Beth se internaba en un soliloquio en contra del sistema para dar pie a "Evil" de manera más que apropiada. "Slowing Down the World" y "I Need Something New" consolidaban ese discurso feminista y rebelde que tanto las ha caracterizado desde su comienzo.
El clímax vino con la depresiva "Adore". El relativamente calmado tema fue el único instante de paz en la noche, pero claramente fue el que ratificó a Savages como una banda que no solo rockea, sino que se preocupa enteramente por esparcir un mensaje social en tiempos tan tumultuosos. "Adore life", pregonaba Beth mientras la línea de bajo nos derretía.
Para cerrar, la cantante declaró: "No dejen que los pendejos los detengan", y fue "Fuckers" la que terminó un concierto más que memorable.
The Prodigy
Y justo cuando uno pensaba que la intensidad ya no podía seguir subiendo, The Prodigy convirtieron la explanada del Foro Sol en un gigantesco rave para finalizar esta última edición del Vive Latino.
Presentando su más reciente álbum, The Day is My Enemy, los emblemáticos representantes del big beat encendieron a miles de fanáticos que gastaban su último aliento en perderse en el desenfrene que los británicos proponían.
A casi cuatro años de haber venido por última vez, The Prodigy hicieron otro recorrido por su carrera, además de interpretar varios nuevos temas, como "Nasty" y "The Day is My Enemy", los cuales realmente no provocaron la misma reacción que clásicos como "Firestarter" y "Smack My Bitch Up".
Como si se tratara de personajes salidos de una película de Terry Gilliam, Maxim y Keith Flint asombraban con su extremo look y su casi atemorizadora presencia. Por su parte, Liam Howlett y un bajista y baterista ponían la música para que los dos vocalistas hicieron lo suyo.
Con "Take Me to the Hospital", el Vive Latino 2016 llegaba su fin. Un evento que no tuvo los grandes nombres de otras ocasiones, pero que, al menos el domingo, llenó las expectativa de los asistentes con geniales presentaciones y grandes momentos.
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