Avenida Cloverfield 10: un thriller psicológico en sintonía con nuestros tiempos

ADVERTENCIA: LA SIGUIENTE RESEÑA CONTIENE VARIOS SPOILERS.

Guardar un secreto en el mundo del cine es casi imposible hoy en día. Hace poco menos de una década, J. J. Abrams, quien apenas comenzaba su andar en el séptimo arte tras un exitoso andar en la televisión, mantuvo a una gran cantidad de cinéfilos obsesionados con la naturaleza de su proyecto llamado Cloverfield, película que pasaría a convertirse en una toda una experiencia audiovisual para quienes siguieron todo detalle de la misma. Ahora, tantos años después y cuando pensábamos que todo había terminado, Abrams vuelve a sorprendernos con un nuevo episodio en lo que aparentemente se trata ya de una franquicia. Avenida Cloverfield 10, sucesor espiritual de la icónica cinta, no responde a ninguna de las preguntas que planteó esta última, pero sí que abre la puerta a un mundo más grande y totalmente inesperado.

Después de una pelea con su pareja, Michelle (Mary Elizabeth Winstead) toma su auto para irse de Nueva Orleans y manejar por el campo de Louisiana sin un rumbo fijo. Mientras conduce por la noche, con la radio de fondo anunciando reportes sobre apagones en distintas ciudades del país, Michelle recibe la llamada de su prometido pidiéndole que regrese, lo que la distrae y la involucra en un aparatoso y casi mortal accidente. Michelle despierta en una extraña habitación conectada a un suero intravenoso y encadenada de una pierna. Desorientada y asustada, la mujer recibe la visita de un hombre llamado Howard (John Goodman), quien le dice haber salvado su vida y que el mundo afuera ha sido objeto de ataques, posiblemente termonucleares, que han dejado el aire irrespirable y sumamente peligroso para el humano, por lo que la estancia en su búnker es su única posibilidad de sobrevivir. Escéptica, Michelle trata de escapar, pero las evidencias pronto comienzan a hacerle creer la historia de Howard. Junto a otro sobreviviente, Emmett (John Gallagher Jr.), el pequeño grupo comienza a adaptarse a lo que podría ser una larga estadía debajo de la tierra. Sin embargo, varios desconcertantes descubrimientos vuelven a hacer dudar a Michelle sobre las verdaderas intenciones de Howard.


Previo a su lanzamiento, Cloverfield generó una expectación poco usual debido a todo el misterio que rodeaba la producción. Haciendo uso de las nacientes redes sociales, Abrams y su equipo construyeron toda una narrativa como antesala a los poco más de 80 minutos que veríamos en pantalla. El resultado fue el esperado. Muy buenas reseñas y la aprobación de la audiencia respaldaron un experimento que hoy en día los grandes estudios se niegan a implementar: ocultar la trama al espectador y hacer una promoción distinta. Avenida Cloverfield 10, anunciada a tan solo un par de meses de su estreno, empleó algunas de las mismas técnicas, y aunque al final terminó por sucumbir ante el miedo de un posible fracaso revelando un aspecto importante de la historia, nos vuelve a recordar que menos es más y que es posible captar la atención sin comprometer demasiado la sorpresa.

De cualquier manera, esta nueva cinta dirigida por Dan Trachtenberg es muy distinta a su pariente. Dejando de lado el formato found footage de la primera, Avenida Cloverfield 10 tiene un acercamiento más convencional, pero indaga mucho más en las relaciones humanas y en los terrores de nuestros tiempos. Como si estuviéramos viendo un episodio largo de La Dimensión Desconocida, los personajes apenas se nos están presentando cuando son expuestos inmediatamente a un extraño suceso del que ni ellos ni nosotros sabemos nada. El espectador sigue a Michelle y va conociendo los detalles del trágico incidente al mismo tiempo que ella. Ambos están a ciegas. Howard, el misterioso hombre que la ha "salvado" luce sospechoso del principio. Su relato suena demasiado disparatado para ser cierto. ¿Cómo creerle a un viejo paranoico acerca del final de los tiempos? Sorpresivamente, el personaje de Howard podría no estar tan alejado de la realidad. La tumultuosa época en la que vivimos, las miles de amenazas que enfrenta el hombre (incluido él mismo) y lo retorcida de nuestra esencia hacen que tipos como él existan entre nosotros. Un ejemplo reciente de lo anterior también lo podemos apreciar en Take Shelter, gran obra de Jeff Nichols en donde un pobre individuo se encuentra obsesionado por construir un refugio ante un inminente desastre que solo él puede sentir y que nadie más cree posible. Ambos han sido perturbados por la sociedad y la violencia y desgracia que los rodea; sin embargo, aunque el protagonista de Take Shelter todavía no pierde la parte más noble de su humanidad, ambos han tenido que cambiar su perspectiva de la realidad.


Los juegos de rompecabezas que Michelle y Emmett emprenden para matar el tiempo pronto nos sugieren lo que está pasando en la trama. La identidad y agenda de Howard es un completo misterio para los dos. Ninguno sabe si lo que dice es realmente verdad, por lo que varias pistas en el refugio y algunas contradicciones les hacen ver que piezas clave hacen falta para poder entender sus acciones. El problema es que el tipo es demasiado astuto y no dará espacio para algún tipo de rebelión dentro de su dominio.

Más adelante, cuando Emmett muere de manera trágica y sorpresiva. Howard por fin deja ver su verdadero rostro. Como un verdadero psicópata, este le promete a Michelle que finalmente podrán ver en paz sin que nadie los moleste, para el total terror de la chica. Algunos aspectos de la personalidad de Howard nos recuerdan a la infame Annie Wilkes, interpretada magistralmente por Kathy Bates en la memorable Misery. Ambos villanos mantienen cautivos a sus víctimas con el fin de tenerlos a su lado para siempre. Si bien las circunstancias son distintas, el centro de su villanía roza notablemente con serios trastornos de personalidad que se han transformado en una aguda psicopatía. La dulzura que suelen mostrar en pequeños lapsos también los une.


El desenlace es quizá lo más desconcertante de la película. El descubrimiento de que los ataques han sido orquestados por una fuerza de invasión alienígena parecen ser la conexión narrativa con Cloverfield, pero debemos ser realistas. Abrams ha declarado que la cinta tiene mismo ADN que su predecesora, pero que el vínculo no iría más allá de plantear una situación extraordinaria a la que un grupo de personas tendrá que hacer frente mientras se hace una exploración en las relaciones humanas. Cloverfield fue un primer intento. En ella, la lealtad y la culpa guían las acciones de sus personajes, no del todo acertadamente, pero esta segunda entrega pisa más fuerte al desarrollar una tensa y extraña dinámica entre los protagonistas. El arrepentimiento y la nostalgia surgen en medio del Apocalipsis.

Avenida Cloverfield 10 es un buen thriller psicológico que nos mantiene expectantes en todo momento. Sin recurrir a grandes escenas de acción ni demasiados y exagerados giros narrativos, este capítulo es un gran siguiente paso en esta nueva franquicia que ha apostado, hasta ahora, por lo impensable: contar una historia única (sin precuela o secuela) en la que no importa lo que pasará después ni lo que pasó antes, sino únicamente lo que está pasando. Parece sencillo y hasta trillado, pero basta con ver esa creciente tendencia de Hollywood de producir películas de preparación para otros películas para saber que hemos sido bastante afortunados de volver a a ver algo original en el cine.


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