Cinco meses después de haber pospuesto su esperado concierto en el país, Foals finalmente cumplieron con su deuda y se presentaron en un Pepsi Center a reventar. Tras cuatro álbumes de estudio, el grupo está prácticamente a un paso de conseguir el estatus de headliner, cosa que han anhelado y hasta exigido alguna vez. Festivales como el Reading and Leeds les darán su primer oportunidad este año y vaya que si hacen las cosas como lo hicieron anoche no tendrán problema en mantener este nuevo nivel que están a punto de conseguir.
A la hora pactada para el inicio, una pista musical aumentaba su volumen hasta prácticamente llegar al estruendo. Sumamente intuitiva, la gente sabía que el momento había llegado y los ánimos subieron de intensidad en tan solo un parpadeo. El bucle inicial de "Snake Oil" fue la entrada musical con la que Yannis Philipakkis y compañía se apoderaron del escenario. Jack Bevan pronto tomó el ritmo, el bucle terminó y la música en vivo comenzaba finalmente con el poderoso riff. Sin ningún tipo de presentación, Yannis comenzó a cantar e inmediatamente demostró que estaba totalmente recuperado de lo que lo aquejaba no hace mucho tiempo.
Aunque el Pepsi Center se ha ganado una no muy buena reputación por su poco amigable disposición para el espectador y por un sonido un tanto pobre, el concierto se desarrolló sin ningún percance técnico en su mayor parte. Quizá lo único reprochable fue que las olas sonoras se perdían apenas a unos cuantos metros de distancia. A partir de la consola de sonido parecía como si la banda estuviera tocando a un bajo volumen. De cualquier manera, Foals hicieron un muy buen trabajo y demostraron su calidad en demasía.
El set de la noche estuvo sumamente equilibrado, pues los temas elegidos representaron cada uno de sus discos. En los que más se hizo sentir el público fueron con los de su debut. El math rock de "Olympic Airways" y "Balloons", del cual ya se han olvidado en su más reciente material, puso a bailar a todos los asistentes. Algunos incluso iban preparados con globos para hacer el momento un poco más vistoso.
Yannis no necesitó de ninguna maniobra extrema en esta ocasión para ganarse a la audiencia. Todavía queda el recuerdo de aquel día del primer Corona Capital en el que se trepó por el escenario y se aferró a las rejas de seguridad del autódromo. Pero ahora no hubo espacio para aquello, Yannis se mantuvo ahora relativamente calmado, y aunque en algunos instantes se acercó a la primera fila, su interacción física con los fanáticos resultó notablemente limitada. Por supuesto que un clásico insulto a Donald Trump y un "Are you fucking ready?" no pudieron faltar.
Si bien la intensidad predominó durante todo el show, temas como "Give It All" daban un respiro para aquellos que no paraban de saltar, cantar y bailar. Los coreos no fueron tan recurrentes, pero en "My Number" y "Spanish Sahara" los pulmones de cada uno de los que estaban ahí fueron puestos a prueba. Esta última fue quizá el momento más climático de la noche. Yannis y sus compañeros construyeron la icónica tensión de la canción de manera brillante para explotar al unísono junto a todos seguidores. "I'm the ghost in the back of your head", cantaba el vocalista y no cabe duda que más de uno lo sentía justo de esa manera.
El final del set principal no pudo haberse llevado a cabo de mejor forma. "Late Night" y un genial solo por parte de Yannis, una épica rendición de "A Knife in the Ocean" y la estridente interpretación de "Inhaler", con todo y un magistral y potente outro, dejaban todo listo para lo que todo mundo estaba esperando: el encore con "What Went Down" y "Two Steps, Twice". Como su tema más representativo, este último logró lo esperado: unir a todos y cada uno de los presentes en un solo canto: "babada, babada... babada, baba". El fantástico desenlace será algo que claramente todos se llevarán como un gran recuerdo.
"That's one step, one step, two step" gritaban más de 7 mil personas para cerrar una noche digna de rock and roll y una gran pasión. Con este gran concierto, Foals desplegaron una emocionante narrativa musical que prácticamente los pone a las puertas de lo que ya actos consagrados como Muse o Foo Fighters han conseguido en cuanto a intensidad en el escenario se refiere. Esperemos que sigan por este camino.
Fotos: Alberto Guerrero
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