Pacto Criminal: un tibio relato de crimen y lealtad

Es probable que tengamos que remontarnos al siglo pasado para poder encontrar la última película valiosa de Johnny Depp. En los últimos tiempos, el popular actor, además de haber decidido marcar su carrera (para bien o para mal según el punto de vista) al convertirse en el rostro de dos mega franquicias Disney como lo son Piratas del Caribe y Alicia en el País de las Maravillas, también ha sido parte de algunas de las peores películas que podamos recordar, como Mortdecai, El Turista y Trascender, sin mencionar que se ha empeñado junto a su eterno compañero Tim Burton en repetirse a sí mismo hasta el cansancio. ¿Dónde quedó el Johnny Depp que cautivaba a todo el mundo? Pacto Criminal, su nuevo trabajo, resulta no solo un respiro entre tanta fantasía y fracasos de taquilla, sino un regreso en forma para el actor. Desafortunadamente para él, una narrativa inconsistente y los personajes que la conforman hacen de su último esfuerzo uno realmente futil.

Son los mediados de los 70. James "Whitey" Bulger es un conocido criminal que controla la mayoría de los negocios ilegales del sur de Boston. Los constantes enfrentamientos con la mafia italiana, con presencia en el norte, suelen interferir en sus planes, pero cuando un viejo amigo de la infancia, John Connolly (Joel Edgerton), reaparece como agente del FBI proponiéndole una alianza para acabar con los italianos, Bulger ve la oportunidad de acabar con sus rivales y actuar sin que ninguna institución pueda acercarse a él. Así, ambos hombres comienzan a ascender en sus respectivos campos, pero cuando la situación se les comienza a salir de las manos, el pacto y el imperio que han forjado comenzará desmoronarse sin que puedan hacer algo al respecto.

Dirigida por Scott Cooper (Out of the Furnace), la cinta se introduce en las entrañas del hampa de Boston, mismo escenario que otros directores como Martin Scorsese y Ben Affleck han explorado en múltiples ocasiones. Pacto Criminal vuelve a poner sobre la mesa los delicados y oscuros vínculos que existen entre las autoridades y criminales. ¿Hasta dónde puede actuar un agente de la ley para establecer el orden? ¿Qué significa la lealtad en un mundo de turbias alianzas y donde los viejos amigos pueden quedar en bandos distintos? Estas son preguntas que se nos plantean desde un comienzo, pero cuyas respuestas no logran convencernos de la propuesta del director y sus guionistas. 

Como el protagonista, Depp se mete de lleno en la representación de un hombre con una retorcida moral y con una extraña sensibilidad ajena a cualquier otro criminal. Bulger no es piadoso ni comprensivo, pero su pequeño hijo es lo más importante en su vida. Bulger no respeta al gobierno ni sus leyes, pero es lo suficientemente patriota como para dar la mano a su hermanos combatientes irlandeses. Bulger es un tipo que honra la lealtad, los lazos de sangre y la ley callejera del más fuerte. Bajo las capas de maquillaje, látex y demás prostéticos, Depp nos regala una actuación sin compromiso que resalta las cualidades más oscuras del mafioso, así como su lado más noble y humano. Esto, por supuesto, no es nada nuevo. Que se nos presente a un personaje de esta naturaleza y con atributos que no podríamos pensar encontrar en el, como el amor por su familia, pueden resultar en un peligroso cliché que cínicamente trata de hacernos simpatizar con él a la fuerza. Depp lo logra con su trabajo, pero son detalles de su caracterización los que al final no nos permiten tomarlo con seriedad.


En la contraparte está Connolly, el poco convencional agente del FBI y al que, básicamente, podemos catalogar como el "villano" de esta historia. Su involucramiento con la pandilla de Bulger termina por hacerlo cómplice de varios crímenes, lo que poco a poco cambia su forma de desenvolverse, tanto en su trabajo como con su pareja. Esto es pobremente ejectudo por Edgerton, a quien en todo momento los vemos como una arrogante y molesta persona que solo busca el beneficio propio. Su papel se limita a ser ese elemento que el público tiene que odiar para no llevarse una tan mala imagen de Bulger. Es Connolly quien, supuestamente, fue el culpable de todo este embrollo. Y aunque fuera cierto, su débil caracterización no va más allá de lo aparente: lograr ascensos y ser el mejor agente del FBI. ¿Qué hay de la relación con su esposa? ¿Qué significa la lealtad para él realmente? Aunque en cada escena lo vemos hablar de ella, nunca nos encontramos con algún momento en el que se exhiban plenamente sus ideales.

Los demás personajes también dejan bastante que desear, como si los guionistas se hubieran preocupado únicamente por Bulger, dejando al resto a la deriva. Los secuaces del mafioso simplemente están a su lado golpeando o matando gente, mientras que los compañeros de Connolly, la mayoría incorruptibles, se mantienen fijos en las oficinas refutando cada una de las acciones del controvertido agente. Ninguno tiene vida propia. El único momento en el que parece haber una chispa es cuando Bulger, suspicaz de que la novia prostituta de Flemmi, su mano derecha, haya hablado con la policía, la asesina frente a él y le deja el cadáver para que lo entierre. La escena es fuerte, pero la obsesión con Bulger nunca permite ahondar en la verdadera reacción del lastimado amante. Está también Benedict Cumberbatch como el hermano senador de Bulger, quien luce siempre pulcro y apacible en pantalla, nunca alterado ni involucrado realmente. Hubiera sido muy interesante ir más allá en el complicado asunto de tener como hermano a "Whitey".


La película es una especie de recuento del reinado de Bulger contado por los testimonios de los que alguna vez fueron sus hombres de confianza, ahora apresados por sus delitos. Cada uno cuenta con lujo de detalle todo lo ocurrido a través de los años. Irónico resulta la soltura con la que cada uno habla a pesar de haber enarbolado una supuesta lealtad hacia su jefe.

Algo más que Pacto Criminal falla en mostrar son las repercusiones de los actos de Bulger. Aunque se le representa como una figura respetada por clase popular de Boston, nunca podemos ver el otro lado de moneda, esa en donde habitan quienes fueron lastimados o perjudicados por sus incontables crímenes. Y esto mismo nos lleva al otro aspecto criticable de la historia: el acentuado machismo de la misma. Los escasos personajes femeninos se limitan a ser pisoteados, asesinados o maltratados por Bulger y sus asociados. Es cierto que el mundo criminal es uno dominado por el hombre, pero el director y los guionistas no se preocupan por los sentimientos de las mujeres, aquellas que han sentido toda la ira e intimidación de Whitey. ¿Cuál es su respuesta? ¿Cómo lo sobrellevaron? Esto no importa, pues el punto de vista machista es el único que vale la pena destacar.


Pacto Criminal trata de evocar la maestría de figuras como Scorsese, quien ha dejado una huella imborrable en el género con obras como Los Infiltrados o Buenos Muchachos; sin embargo, la falta de personajes más atractivos, la tibieza con la que se representan las temáticas de la lealtad y el poder y lo aburrido de la trama la convierten en una película poco interesante. Una pena por la buena actuación de Depp.

Comentarios