Reseña - Blur @ Palacio de los Deportes, México 2015

Blur es de esas bandas a las que el tiempo les sienta bien. Con The Magic Whip, su primer álbum en más de una década, los británicos no solo confirmaron que su calidad sigue intacta, sino que siguen teniendo el mismo impacto en sus fanáticos como en sus años de gloria. A poco más de dos años de haber hecho su triunfal regreso a México, Damon Albarn y compañía volvieron a encontrarse con un público que los ama, los idolatra y los respeta. Ayer, en el Palacio de los Deportes, Blur demostraron el porqué son uno de sus grupos que pasarán a la historia.

Tras una aburrida, plana y muy abucheada presentación de Hello Seahorse! (¿a quién se les ocurrió ponerlos de teloneros?), una música parecida al del camión de los helados sonó de repente mientras se apagaban las luces. Albarn entonces entró al escenario como si de su casa se tratase y dijera: "Ya llegué". Ante la descomunal excitación del público, Graham Coxon, Dave Rowntree, Alex James y el susodicho vocalista tomaron sus posiciones para comenzar lo que más tarde se convertiría en un suceso, un torbellino de emociones y una velada sin comparación.



Blur comenzó alternando varios de sus nuevos temas, como "Go Out", "Lonesome Street" y "Ghost Ship" con favoritas del público como "There's No Other Way" y "Coffee & TV". Habrá que darles las gracias por un setlist largo (para los estándares de hoy), variado y perfectamente delineado para evitar letargos o cualquiera otra reacción negativa. Gran parte de la expectación de este show se debía a la curiosidad por escuchar sus nuevos y excelentes temas, los cuales fueron traducidos a la perfección en vivo. Mientas la intensidad de "Go Out" se hacía sentir de inmediato con los enormes guitarrazos de Coxon, la sutileza y buena vibra de "Ghost Ship" hacía moverse al público de un lado a otro. Totalmente enamorados de lo que veían y escuchaban.

El carisma y emoción de Albarn derretían a cada unos de los asistentes, sobre todo a los que se encontraban hasta al frente. Aunque hablaba poro con ellos, el músico siempre los entretenía de alguna forma, ya fuera aventándoles agua, haciéndoles "ojitos", cantándoles al oído por más lejos que estuviesen o acercándose a ellos peligrosa y despreocupadamente. De igual manera, Albarn también interactuaba con sus compañeros de las formas más extrañas, como empapando y arrojándole cosas a Rowntree mientras tocaba la batería en un estado de frenesí o hablando con James en distintos momentos.


Por supuesto, Blur no se olvidaron de que la mayoría de los que estaban ahí presentes habían pagado un boleto por escuchar las canciones que definieron su juventud. "Beetlebum", con un espectacular y crudo final, "Song 2" y esa explosividad que la caracteriza y "This Is a Low" fueron solo algunos de los platos fuertes para los fans de antaño. Estos hicieron su parte siguiendo los juegos de Albarn, prendiendo las pantallas de sus celulares creando un cielo estrellado dentro del mismo Palacio o gritando y saltando creando toda una gran fiesta.

Para el final del set principal, la banda ejecutó una seguidilla de canciones que asestaron el golpe de gracia y terminaron por enmarcar la noche como una realmente memorable. ¿Cómo vamos a poder olvidar las primeras notas de "Tender" mientras miles de personas ya la hacía sentir con un "Oh my baby, oh my baby, oh why, oh why"? ¿Cómo vamos a poder superar el gran instante que significó "Parklife" mientras una docena de fanáticos (incluida una mujer disfrazada de la icónica lechita) saltaban y cantaban en el escenario junto a Albarn y los demás? ¿Cómo asimilar la ternura de "Ong Ong" y la brutalidad de "Song 2"? Blur se hicieron sentir como nunca.


Además del gran gesto de subir a varias personas al escenario, el concierto tuvo otros momentos curiosos, como cuando el técnico de Albarn se quedó atorado entre los cables y no se podía llevar la guitarra quedando ridiculizado instantáneamente, o cuando el vocalista bailó a lado de la chica disfrazada de lechita en algo completamente surreal. Hay que destacar también la humildad y entrega de este hombre, pues la conexión y acercamiento que tiene con sus fanáticos es una muy rara, especial y sumamente honesta. Cabe mencionar que también tocaron una canción que no hacían en más de una década, "Country Sad Ballad Man".

Si bien el escenario apenas contaba con unas decoraciones evocativas a la cultura oriental y a la imagen de su nuevo álbum, Blur trajeron consigo a una banda completa integrada por cuatro geniales coristas, una sección de viento y a un baterista complementario. Cada uno de ellos hizo une excelente trabajo.


Para el encore, no pudo haber habido nada mejor que "Stereotypes", "Girls & Boys", "For Tomorrow" y una emotiva interpretación de "The Universal". Aunque todo mundo ya estaba exhausto, nadie se pudo contener de saltar y gritar por unos instantes más.

No es para descabellado pensar que lo de ayer fue uno de los mejores conciertos del año. Blur siguen más vigentes que nunca y aunque ahora Damon Albarn se va a dedicar a Gorillaz en los próximos meses, nos quedamos con un bella e imborrable recuerdo de lo que significa realmente una banda de este tamaño.

A continuación más fotos del concierto:









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