No ha sido una década muy buena para Ridley Scott. A pesar de mantenerse activo lanzado una película por año, el ya veterano director no ha logrado concebir una historia realmente cautivante y trascendente como lo hizo varias veces en sus inicios, aquellos años gloriosos de Alien y Blade Runner. Así, tras una racha de decepciones, Scott vuelve una vez más al género donde posiblemente se siente más cómodo y con el que ha demostrado su talento como narrador y vanguardista. Con gran expectación alrededor, Misión Rescate continúa con la línea de Gravedad e Interestelar al contar un relato más de la relación del hombre con el espacio. Apoyado por un numeroso elenco y un gran equipo de producción, la cinta es sin duda uno de los mejores trabajos de Scott en años; desafortunadamente, varios aspectos de la misma nos dejan en claro que el director ha perdido la fuerza narrativa que alguna vez llegó a tener.
Cuando una tormenta azota al equipo de la misión Ares III estacionado en Marte, el astronauta Mark Watney (Matt Damon) se pierde durante las apresuradas maniobras de evacuación. Dado por muerto, los integrantes de Ares III regresan a la nave para emprender su retorno a la Tierra con una gran consternación encima. Mientras, Watney, al percatarse de que ha sido dejado atrás, comienza a ingeniárselas para poder sobrevivir y tratar de comunicarse con la NASA. Así, con las más ingeniosas creaciones científicas, el astronauta no solo consigue asegurar su supervivencia, sino avisar a sus superiores que sigue con vida. La NASA entonces empieza a trabaja a marchas forzadas para preparar una misión de rescate y al mismo tiempo Watney se enfrentará a la incertidumbre, la desesperación y la inclemencia del terreno más inhóspito que pueda haber para el hombre.
Misión Rescate, basada en el best-seller de Andy Weir, abre un cuestionamiento que día a día se vive en nuestro planeta: ¿vale la vida de una persona tanto como para no escatimar en recursos para salvarla? En la película, la misión para rescatar a Watney se lleva a cabo después de un incesante cabildeo en las mismas entrañas de la NASA. Para unos, el rescate significa una oportunidad para impulsar la imagen de la entidad; para otros, un gasto de tiempo y esfuerzos innecesarios.
A manera de crónica, Scott y su guionista, Drew Goddard (Cloverfield, Guerra Mundial Z), exploran tanto la odisea del protagonista como los grandes esfuerzos de la NASA para salvarlo. Ambos se esfuerzan enormemente para hacerle ver al espectador que todo lo que está ocurriendo es técnicamente posible. Ahí está la manera de cultivar en Marte, la maniobra para impulsar una nave con la gravedad, el ingenioso método para comunicarse con la Tierra, pero ¿y las emociones? ¿el conflicto interno? El guión se queda solo en la superficie. Los pocos sentimientos que podemos apreciar en los personajes son vagos y fugaces. Watney es un protagonista ideal, tanto que carece de cierta credibilidad en varios momentos. El aferrarse a la vida es un instinto, pero darse por vencido es algo que aguarda mucho más humanidad en el fondo. Este nunca titubea a pesar de todas las peripecias por las que atraviesa. ¿Cómo es posible mantener la cordura ante una situación como esta? Cintas como Gravedad o Todo Está Perdido van mucho más allá al presentarnos un verdadero viaje hacia el interior de un individuo, uno que realmente se plantea la posibilidad de que todo ha llegado a su fin. Es este drama el que genera una avalancha de emociones que impactan profundamente en el espectador. La agilidad, destreza e ingenio de Watney sorprenden al primer vistazo, pero su aparente perfección le resta demasiado interés a su persona.
La comedia, la cual proviene directamente del material original, no será digerida por todo mundo. El contrapeso a la sensación de desolación ciertamente resulta, pero esto impide que lleguemos a conocer el lado oscuro de Watney, uno que claramente sería más interesante de descubrir.
Las cosas en la Tierra no cambian mucho. La gran cantidad de personajes que tenemos en la NASA no son mas que fichas de un juego que representan una sola emoción. La severidad del director Sanders (Jeff Daniels), la frivolidad de la encargada de relaciones públicas (Kristen Wiig), la esperanza del jefe de la misión (Chiwetel Ejiofor), y así podemos continuar. ¿Y quiénes son ellos? Realmente no importa, su única función es hacer notar una muy clara perspectiva de todo lo que está pasando, no hay más. Quizá lo más lamentable de todo es ver a una Jessica Chastain en un papel tan limitado y sin brillo alguno. Está claro que ella no es la protagonista, pero su evidente talento exige un reto mayor.
Misión Rescate es ciencia ficción porque, obviamente, viajar a Marte todavía no es posible aunque ya se hayan puesto en marcha distintas acciones para lograrlo. Scott, totalmente familiarizado con el género, pretende hacernos olvidar que, efectivamente, se trata de ciencia ficción, atentado así contra la narrativa y su misma esencia. Las explicaciones físicas y químicas se anteponen al desarrollo de los personajes. Algo parecido ocurrió en Interestelar, donde la obsesión por presentar una teoría se comió la trama y a sus jugadores clave. La tendencia de mantener en una muy cercana realidad a la ciencia ficción necesita de una implicación social mayor para poder ser efectiva. Sector 9 o Ex Máquina son ejemplos de ello, de cómo la ciencia ficción puede ser presentada como plausible y como una verdadera declaración de lo que significa ser humano. Scott se ha olvidado de ello. Con Prometeo intentó lo anterior, pero exageró con una serie de giros sin sentido y totalmente ridículos. Con su nueva obra, el inglés apenas y aborda este tema.
Pero a pesar de todo, al alejarse de su estilo, Scott ha hecho su mejor película en mucho tiempo. ¿Contradicción? Basta con ver sus obras anteriores para darse cuenta de ello, como The Counselor, Éxodo, Robin Hood, etc. Narrativamente, Misión Rescate es uno de sus trabajos más atípicos, pues el ligero tono cómico y esta caracterización de sus personajes poco se pueden apreciar en el resto de su filmografía.
SPOILER ADELANTE. Lo que se suponía que tenía que ser el momento más climático de la película, el complicado rescate de Watney, pasa desapercibido por completo. La falta de emociones fuertes y el cliché de la salvación en el último segundo hacen del final, y de toda la trama en general, ago sumamente predecible y poco excitante. TERMINA SPOILER.
Misión Rescate es buena dentro de lo estrictamente convencional, pero al olvidarse de enmarcar lo que verdaderamente significa para el hombre estar completamente aislado es cuando podemos darnos cuenta de su poca trascendencia. Es inevitable pensar nuevamente en Gravedad, cuya sencilla historia contiene un enorme discurso del renamiciento humano ante la adversidad, una constante en nuestra especie.
A manera de crónica, Scott y su guionista, Drew Goddard (Cloverfield, Guerra Mundial Z), exploran tanto la odisea del protagonista como los grandes esfuerzos de la NASA para salvarlo. Ambos se esfuerzan enormemente para hacerle ver al espectador que todo lo que está ocurriendo es técnicamente posible. Ahí está la manera de cultivar en Marte, la maniobra para impulsar una nave con la gravedad, el ingenioso método para comunicarse con la Tierra, pero ¿y las emociones? ¿el conflicto interno? El guión se queda solo en la superficie. Los pocos sentimientos que podemos apreciar en los personajes son vagos y fugaces. Watney es un protagonista ideal, tanto que carece de cierta credibilidad en varios momentos. El aferrarse a la vida es un instinto, pero darse por vencido es algo que aguarda mucho más humanidad en el fondo. Este nunca titubea a pesar de todas las peripecias por las que atraviesa. ¿Cómo es posible mantener la cordura ante una situación como esta? Cintas como Gravedad o Todo Está Perdido van mucho más allá al presentarnos un verdadero viaje hacia el interior de un individuo, uno que realmente se plantea la posibilidad de que todo ha llegado a su fin. Es este drama el que genera una avalancha de emociones que impactan profundamente en el espectador. La agilidad, destreza e ingenio de Watney sorprenden al primer vistazo, pero su aparente perfección le resta demasiado interés a su persona.
La comedia, la cual proviene directamente del material original, no será digerida por todo mundo. El contrapeso a la sensación de desolación ciertamente resulta, pero esto impide que lleguemos a conocer el lado oscuro de Watney, uno que claramente sería más interesante de descubrir.
Las cosas en la Tierra no cambian mucho. La gran cantidad de personajes que tenemos en la NASA no son mas que fichas de un juego que representan una sola emoción. La severidad del director Sanders (Jeff Daniels), la frivolidad de la encargada de relaciones públicas (Kristen Wiig), la esperanza del jefe de la misión (Chiwetel Ejiofor), y así podemos continuar. ¿Y quiénes son ellos? Realmente no importa, su única función es hacer notar una muy clara perspectiva de todo lo que está pasando, no hay más. Quizá lo más lamentable de todo es ver a una Jessica Chastain en un papel tan limitado y sin brillo alguno. Está claro que ella no es la protagonista, pero su evidente talento exige un reto mayor.
Misión Rescate es ciencia ficción porque, obviamente, viajar a Marte todavía no es posible aunque ya se hayan puesto en marcha distintas acciones para lograrlo. Scott, totalmente familiarizado con el género, pretende hacernos olvidar que, efectivamente, se trata de ciencia ficción, atentado así contra la narrativa y su misma esencia. Las explicaciones físicas y químicas se anteponen al desarrollo de los personajes. Algo parecido ocurrió en Interestelar, donde la obsesión por presentar una teoría se comió la trama y a sus jugadores clave. La tendencia de mantener en una muy cercana realidad a la ciencia ficción necesita de una implicación social mayor para poder ser efectiva. Sector 9 o Ex Máquina son ejemplos de ello, de cómo la ciencia ficción puede ser presentada como plausible y como una verdadera declaración de lo que significa ser humano. Scott se ha olvidado de ello. Con Prometeo intentó lo anterior, pero exageró con una serie de giros sin sentido y totalmente ridículos. Con su nueva obra, el inglés apenas y aborda este tema.
Pero a pesar de todo, al alejarse de su estilo, Scott ha hecho su mejor película en mucho tiempo. ¿Contradicción? Basta con ver sus obras anteriores para darse cuenta de ello, como The Counselor, Éxodo, Robin Hood, etc. Narrativamente, Misión Rescate es uno de sus trabajos más atípicos, pues el ligero tono cómico y esta caracterización de sus personajes poco se pueden apreciar en el resto de su filmografía.
SPOILER ADELANTE. Lo que se suponía que tenía que ser el momento más climático de la película, el complicado rescate de Watney, pasa desapercibido por completo. La falta de emociones fuertes y el cliché de la salvación en el último segundo hacen del final, y de toda la trama en general, ago sumamente predecible y poco excitante. TERMINA SPOILER.
Misión Rescate es buena dentro de lo estrictamente convencional, pero al olvidarse de enmarcar lo que verdaderamente significa para el hombre estar completamente aislado es cuando podemos darnos cuenta de su poca trascendencia. Es inevitable pensar nuevamente en Gravedad, cuya sencilla historia contiene un enorme discurso del renamiciento humano ante la adversidad, una constante en nuestra especie.
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