Pixar nos ha deleitado ya muchas veces en el pasado. Con casi 20 años de existencia, el estudio perteneciente a Disney permanece como uno de los más vanguardistas no solo por haber revolucionado las técnicas de animación en el cine, sino por sus emotivas y eficaces historias. Juguetes, monstruos, autos, superhéroes, peces... La compañía ha presentando ya diversos aspectos de la naturaleza y de la sociedad en sus películas, pero es quizá con Intensa-Mente en donde el constante deseo de experimentar ha llevado a sus directores, guionistas y animadores a crear su producto más complejo hasta ahora. ¿Pueden las emociones básicas humanas, representadas en pintorescos personajes, llegar a involucrar de lleno al público como lo hicieron Woody, Nemo o Wall-E en el pasado? Veamos.
Riley es una preadolescente amante del hockey, con muy buenos amigos y unos amorosos padres que están completamente orgullosos de ella. Cuando el trabajo de su papá les obliga a cambiar de residencia de Minnesota a San Francisco, Riley se enfrenta ante el difícil reto de adaptarse, dejar todo lo que ama atrás y el inevitable conflicto emocional de una niña que está por entrar a lo adolescencia. Es en su mente en donde ocurre toda la acción; Alegría, Tristeza Ira, Temor, Desagrado, sus principales emociones, mantienen bajo control todo lo que tiene que ver con su mente, pero es el desafío de encontrarse con una nueva vida lo que pone en jaque la estabilidad de sus tareas.
Intensa-Mente deja claras las reglas de su mundo desde el comienzo. La mente de cada uno está regida por las cinco emociones mencionadas previamente. Aunque cada una de ellas tiene como misión proteger a Riley del exterior, estas actúan para generar recuerdos, sean buenos o malos, que conforman la intrincada y vasta mente de la niña. Cada una de estos ha contribuido también a crear las "islas de la personalidad", las cuales hacen de Riley una persona única de acuerdo a sus gustos, lazos familiares, carácter, etc.. En su cabeza, las cinco emociones trabajan en equipo, pero es Alegría la que férrea y celosamente trata de encaminar la vida de la pequeña hacia donde ella cree conveniente. Con una memoria llena en su mayoría de bellos recuerdos, Alegría comienza a perder el control cuando la hasta ese momento marginada Tristeza adquiere poderes preponderantes que amenazan la "felicidad" de Riley. La cinta expone uno de los conflictos más grandes por los que todo humano atraviesa: la búsqueda de la identidad. Hasta que la historia comienza, la vida de la niña es casi perfecta, pero situaciones que no puede controlar son las que la hacen sentir frustrada, solitaria y hasta infeliz, algo completamente normal, pero de profundas consecuencias en uno. Pete Docter, el director, le ha dado una vuelta a la típica historia de la maduración y ha encontrado en sus personajes una divertida forma de explicar el asombroso funcionamiento de la mente humana.
Alegría y Tristeza, las dos emociones más poderosas, son naturalmente las principales jugadoras en todo este embrollo. Por un lado, Alegría trata de restablecer el metódico orden que tenía hasta hace poco a como dé lugar, sin importar que eso signifique montar una especia de dictadura en el "centro de control emocional". Por el otro, Tristeza no logra encontrar su propósito dentro de todo este engranaje, su inseguridad la agobia a cada momento; sin embargo, y para el desagrado de Alegría, sus acciones tienen el mismo poder en Riley que las suyas. Si bien ambas desean lo mejor para ella, su modo de lidiar con los problemas es totalmente distinto. El más claro ejemplo de ello es cuando encuentran al olvidado amigo imaginario de Riley, Bing-Bong, en lo más recóndito de su memoria. Triste y resignado a que nunca más podrá volver a jugar con su amiga, Bing-Bong encuentra consolación en Tristeza, quien realmente entiende por lo que está pasando, tal y como empatiza con Riley en sus pocos momentos de flaqueza, cosa que Alegría no logra comprender. ¿Por qué alguien simplemente no puede ser feliz? ¿Realmente son necesarias la ira, el desagrado, el temor y, sobre todo, la tristeza? Así como lo entiende Alegría cerca del final, la personalidad de uno está diseñada a partir de decenas de emociones, miles de vivencias e innumerables aprendizajes, una combinación de todo lo anterior.
No cabe duda que un niño saldrá fascinado al darse una idea de cómo funcionan los sueños, los recuerdos, el subconsciente, los pensamientos y demás, pero un adulto también puede dejarse llevar por Intensa-Mente y por el mismo e inesperado descubrimiento con el que se topan Alegría y Tristeza: la nostalgia, ese sentimiento agridulce al que todos nos gusta someternos cada vez que podemos.
Desafortunadamente, Intensa-Mente cae en algunos estereotipos nada agradables y hasta cierto punto ofensivos. Que las emociones de la mamá de Riley intenten calmara liberando el pensamiento de un fornido y viril hombre brasileño, que las del papá de Riley se exalten al ver un partido de futbol o que las mismas de la protagonista la dirijan a convertirse en la típica niña puberta insolente, insegura y que busca la manera de enfrentar a sus padres deja mucho que desear. De igual manera, no es una casualidad que dentro de la madre, Tristeza sea la emoción dominante; mientras que en el padre, Ira es quien manda. ¿Acaso nos tratan de decir que la mujer es triste y el hombre iracundo por naturaleza? Pixar ha sabido cómo jugar con los roles sociales contemporáneos. Hemos visto ya en sus películas a madres solteras, viudos y a sociedades consumidas por el capitalismo y; hasta cierto punto, esta nueva película también maneja un concepto diferente para los niños, uno en el que la familia no es feliz del todo y donde los problemas económicos o de cualquier índole crean estragos en su mismo núcleo. Por esta razón resulta todavía más asombroso toparnos con el reforzamiento de estos estereotipos, que aunque ciertamente ayudan a explicar fácilmente el funcionamiento emocional a los niños, estos terminan por reafirmar los estigmas sexuales y sociales que aquejan a nuestra sociedad.
Técnicamente, Intensa-Mente es impecable. El contraste dl fotorrealismo de San Francisco con lo surreal e impredecible de la mente de Riley casi nos hacen pensar en dos películas distintas. No se podía esperar menos de Pixar, pero vaya que con cada nuevo esfuerzo se siguen superando a ellos mismos. Una escena en particular, cuando Alegría, Tristeza y Bing Bong se adentran en el espacio cognitivo de la mente de Riley, los animadores nos deleitan con distintos e inesperados estilos inspirados en algunos de los más grandes artistas del siglo XX. Realmente sorprendente.
Intensa-Mente es un logro más en la trayectoria de Pixar. Si bien no estamos hablando de un nuevo clásico a la par de Toy Story, no hay duda de que la cinta permanecerá como una de las más sobresalientes y complejas en su haber. Queda ahí el mal sabor de boca con la representación de los estereotipos sociales y solamente queda esperar que esto no se vuelva un vicio en sus siguientes obras. En fin... ahora a frotarnos las manos con el próximo estreno de Un Gran Dinosaurio.
Comentarios
Publicar un comentario