Nine Inch Nails @ Vive Latino 2014

Seis años tuvieron que pasar para que Trent Reznor volviera a pisar a México. Su último concierto hasta este fin de semana, en 2008, fue sin duda uno de los espectáculos audiovisuales que se han podido ver en nuestro país. Con una pantalla gigante, visuales tan intrincados como fascinantes y un set realmente memorable, Nine Inch Nails tocaron las más profundas fibras de los miles de asistentes que pudieron presenciar tal acontecimiento.

Ahora, con un nuevo disco, un nuevo proyecto de por medio y una mentalidad un tanto distinta a la que vimos en la década pasada por parte de Reznor, la banda hizo su esperado regreso en el marco del Vive Latino, no el sitio en el que todos pudieron haber deseado, pero sí con una enorme expectación.
Había algunas incógnitas en cuanto a cómo será este nuevo show. Desde su reformación el año pasado, Nine Inch Nails había estado presentando varios tipos de espectáculo, en los cuales la alineación, los visuales, el repertorio y la producción han ido cambiando hasta el día de hoy. Era un hecho que Reznor solo tocaría con sus 3 más leales músicos (Ilan Rubin, Alessandro Cortini y Robin Finck), pero no se sabía si habría algún tipo de apoyo visual al que Reznor tiene acostumbrado a todo su público.

Así, cerrando la fecha inaugural del festival justo a la hora pactado, una intensa ola de humo comenzó a llenar el escenario. Poco a poco, Finck, Rubin y Cortini fueron emergiendo y tomando sus posiciones. Una combinación de pista y ejecución en vivo de "A Warm Place" dieron la bienvenida a un Reznor vestido de negro como siempre, saludando discretamente a su eufórico público y tomando el micrófono con fuerza desde el primer momento, él y su séquito estaban listos para comenzar.

La tensión se hizo sentir desde el primer instante. "Somewhat Damaged" y sus tenebrosos primeros acordes pronto dieron paso a la voz de Reznor, la cual golpeó a todos los presentes como una potente e ineludible ráfaga de aire. Pronto uno se podría dar cuenta que todo el show se centraría en la pura interpretación combinada con todo el juego de iluminación instalado desde temprano en el escenario. Las luces estroboscópicas iluminaban las siluetas de los músicos envueltos en el denso humo, dejándonos ver que efectivamente cuatro grandes artistas estaban detrás de ese espectral paisaje sonoro. 

Una enérgica rendición de "Letting You", la cual provocó los primeros indicios de un slam entre la audiencia, fue seguida inmediatamente por el primer clásico de la noche, "Terrible Lie". Siempre resulta grato escuchar los temas más viejos de Reznor, es sumamente interesante ver cómo estos temas tan viejos se sienten todavía tan frescos y llenos de significado. Los distintivos sintetizados del tema y la manera en que Rubin sustituía al drum machine de antaño engrandecían aún más esta enorme interpretación.

Una igualmente poderosa ejecución de "Survivalism" dio paso a un par de los temas más queridos de la banda, "March of the Pigs" y "Piggy", las cuales llevaron a todo el público de un incontrolable frenesí hasta una relativa pero falsa calma con las últimas notas de la recién mencionada.

El Pretty Hate Machine se volvió a hacer presente con "Sanctified", la cual incorporó maravillosamente las inconfundibles notas de "Sunspots", haciendo de esta una pieza sumamente interesante y única, una genial combinación sin duda.

Hablando brevemente solo para dar las gracias y casi uniendo la mayoría de los temas, Reznor se apresuraba a seguir adelante con su concierto. Vestido ya con una chamarra de cuero, este presentó dos de las temas de su polarizante nuevo álbum, Hesitation Marks, "Dissapointed" y "All Time Low". Como era de esperarse, los fanáticos se dedicaron más apreciar que a reaccionar. Quizá es ahí donde está el gran problema de este último disco, con el cual todos esperaban volver a sentir algo al envolverse en su música, pero a pesar de la calidad del mismo, las emociones se mantienen estáticas la mayoría del tiempo. 

Curioso fue percibir casi como se podía bailar con las notas del último tema ya mencionado, cosa muy, pero muy rara en un concierto de Nine Inch Nails.

Para algunos temas, Rubin dejaba la batería para pasar al frente y acompañar en las guitarras a Finck. Ambos demostraron su talento en todo momento, no cabe duda de porqué son de la total confianza de Reznor.

Otros temas como "Burn", "The Great Destroyer" y "Gave Up" seguían demostrando esta nueva faceta de Nine Inch Nails, en donde la agresividad volvía ser el centro de atención y las luces funcionaban como el único apoyo visual. "Me, I'm Not" fue algo especial, pues a través de las secuencias y los sintetizadores con los que Cortini apoyaba, Reznor golpeaba a todos seguidores con potentes ondas de sonido que se incrustaban en la cabeza por unos segundos, toda una experiencia auditiva.

Fue una grata sorpresa ver a Reznor detrás del piano para tocar las lúgubres y melancólicas notas de "Hand Covers Bruise", tema estelar de su soundtrack para Red Social. Aunque solo fue una parte de la canción, esta resultó la introducción perfecta para "Beside You In Time", claramente uno de los momentos de la noche.

Para la última parte del concierto, la banda optó por complacer al público con varios de sus temas más representativos. "Copy of A", la cual no causó un gran impresión entre los asistentes a pesar de su buena interpretación, dio paso a "Wish", una de las más coreadas y la que podría llevarse el título como la mejor de la noche sino fuera por  la ya clásica "The Hand That Feeds", cuyo riff volvió a despertar a todos y hacerlos vibrar nuevamente. "Head Like a Hole" y sus temibles acordes ponían a cantar a todo el mundo y enloquecer antes del gran final.



Saliendo apenas unos cuantos segundos del escenario, la banda regresó para interpretar la eterna "Hurt", con la cual se cerraría el concierto de manera definitiva. Aunque todos y cada uno de los presentes entonaron los dolorosos versos de Reznor, algo estaba faltando en aquel momento dispuesto a ser emoción pura. Contrario a aquella vez del 2008, en esta ocasión, los escalofríos no parecían apoderarse de uno, las emociones nunca lograron estar a flor de piel. Cuesta trabajo escribirlo, pero esta última ejecución fue hasta cierta punto vacía y apresurada. Una pena haber desperdiciado esta gran oportunidad de comulgar con todos los presentes.

En resumen, Nine Inch Nails dieron un gran concierto que estuvo a la altura de lo esperado, pero después de haber dejado la vara tan alta esa última vez, uno no puede mas que irse un tanto decepcionado de no haber visto algo todavía más impresionante. ¿Exigente? ¿Exagerado? Puede ser, pero Reznor nos ha acostumbrado a la excelencia todos estos años. La ausencia de los visuales realmente repercute en todo el espectáculo, pues sabemos que estos enaltecen de una forma sin igual a cada uno de los temas, tal y como todos y cada uno de los que han visto un show de Nine Inch Nails de esta manera podrían confirmar. Es una pena que para México se haya optado por presentar este tipo de producción.

Finalmente, hay que admitir que las secuelas del Hesitatation Marks le han sustraído de cierta emoción a todo el show, solo podemos esperar a que Reznor vuelva a encontrar esa chispa que lo caracteriza, pues para seguir adelante uno no puede vivir de sus viejas glorias para siempre.

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