Oblivion - Reseña

Con Oblivion, comienza finalmente la esperadísima temporada de verano para Hollywood, donde Iron Man, Superman, Wolverine y demás súper estrellas ya nos aguardan. Aunque cada vez es más normal que a mitad de abril sea lanzada una gran producción de este estilo, no es hasta los primeros días de mayo que formalmente empiezan a salir todos los blockbusters, que en esta caso, será Iron Man 3 quien tenga el honor de abrir la tanda este año. Pero, suficiente de esto. Hablemos de lleno de Oblivion.

La cinta, dirigida por Joseph Kosinski, marca el regreso de Tom Cruise a las súper producciones de ciencia ficción que lo caracterizaron la década pasada como Minority Report o La Guerra de los Mundos. Por supuesto, Cruise es el principal vehículo de promoción para la cinta. Kosinski, quien fue el encargado de Tron: El Legado, ha dado pasos enormes en la industria en su cortísima carrera que apenas abarca estas dos cintas; sin embargo, su nombre todavía no pesa del todo en la industria estadounidense, que de cualquier modo fue suficiente para lograr vender su novela gráfica del mismo nombre.
Oblivion nos sitúa en un futuro no tan lejano, donde una guerra entre los humanos y una raza extraterrestre ha acabado con la Tierra, dejándola casi inhabitable y a la humanidad exiliada en Titán, una de las lunas de Saturno. Jack Harper (Cruise), es un técnico que todavía se encuentra posicionado en el planeta supervisando las tareas de obtención de recursos, principalmente de agua, para la nueva colonia humana. A Jack lo acompaña Victoria (Andrea Riseborough), quien tiene la tarea de coordinar todas las actividades y ser el enlace con el centro de control, que se encuentra orbitando la Tierra. Ambos están a punto de terminar sus actividades para poder finalmente marcharse a Titán.



Todo va bien en su día a día, Jack reparando a los drones (máquinas de batalla quienes cuidan todas las operaciones) y Victoria cuidando la espalda de este desde su torre de supervisión, y es que en la superficie terrestre todavía habitan varios grupos de los "alienígenas", que suelen sabotear a los drones o a las máquinas captadoras de agua.

Jack, como era de esperarse, guarda un gran cariño por la Tierra y desearía nunca marcharse. Por otro lado, Victoria lo aguarda ya su partida impacientemente.

Así es como comienza Oblivion. Antes de seguir, es necesario recordar cómo Hollywood ha masacrado y violado a la ciencia ficción en las últimas décadas. Muy pocos han sabido realmente de lo que están hablando y hacerle honor al concepto. Además de Kubrick y, por supuesto,  Ridley Scott en algunos momentos de su carrera, Neill Blomkamp (Sector 9) y Duncan Jones (En La Luna) se han convertido en nuevos referentes del género y quienes tienen en sus manos, diría yo, el futuro del mismo. Sin embargo, con Oblivion, Kosinski se convierte en la antítesis de los directores que he mencionado. Por encima de una historia inteligente, audaz y fresca, el hombre se descanta por el aspecto visual, que es realmente impresionante, pero que no es más que un cascarón frágil y vacío.

Si bien es cierto que Blomkamp y Jones han puesto muy alta la vara de la ciencia ficción hoy en día, y seguramente solo ellos podrán superarse ahora en estos momentos, Kosinski demuestra lo que verdaderamente le importa, un mundo deslumbrante disfrazado de minimalismo en donde habitan personajes poco atractivos que se diluyen rápidamente en tomas de hermosos paisajes o impresionantes vistas generadas por computadora; para Kosinski, los personajes están subordinados a los paisajes visuales asombrosos y una historia nada favorable.

¿Cuál es mi principal problema con Oblivion? El joven director ha querido incluir en su cinta todos y cada uno de los recursos que la ciencia ficción ha usado en iteraciones pasadas hasta el cansancio, con resultados diversos claro está. A primera vista podemos ver, obviamente, que la historia nos enmarca en un mundo post-apocalíptico después de un desastroso contacto extraterrestre. Esto es solo el principio, más adelante vamos encontrando una cantidad inconcebible de subtramas cubiertas por elementos ficticios, que pronto se convierten en una masa sin forma llena de huecos que no solo termina por desparramar la trama principal por doquier, sino que pierde inmediatamente la poca esencia original narrativa que pudimos haber encontrado en la historia de Kosinski. Varias giros de tuerca cerca del final terminarán por matar por completo al guión.

A pesar de que los personajes de la historia son pocos, esto no impide al equipo de Kosinski en moldearlos también como una masa que solo habla y recita unas líneas. Tom Cruise, por supuesto, es con quien deberíamos empatizar, desgraciadamente, su barata fascinación por la Tierra no es mas que un burdo intento de los guionistas por tratar de que el público se sienta identificado por este sentimiento.  Olga Kurylenko, quien juega un papel ¿importante? en la trama, aparece hasta después, pero no se sorprendan si realmente no pasa nada con ella, su figura se limita a saltar por ahí una que otra vez para una que otro escena romántica.

Quien pudo haber dado un poco de esperanza a la película, también resulta un refrito más de personajes que ya hemos visto decenas de veces. Morgan Freeman interpreta a Malcolm, el hombre sabio y misterioso que mostrará la luz a Jack y que cambiará su vida para siempre. Su aparición en la historia se limita a unos 5 minutos aproximadamente.

¿Qué más hay que decir? Duncan Jones debería sentirse ultrajado y todos los fanáticos de Kubrick no podrán mas que ofenderse al ver Oblivion. 

Lo único que puedo destacar de la cinta es el diseño de producción, que si lograron ver alguno de los featurettes donde podemos ver cómo el equipo de producción insertó los esplendorosos cielos que rodean la torre, cómo construyeron una nave burbuja en tamaña real y cómo hicieron una cabina aparte para simular los abruptos giros del vehículo, seguramente acabarán igual de fascinados que yo. Lástima por el gran trabajo que se hizo.

Quizá también de la música se pueda sacar algo. Compuesta por Anthony Gonzalez bajo el nombre de su banda M83 y Joseph Trapanese, esta logra evocar grandes momentos de majestuosidad pero ¿donde queda el toque M83? este se puede escuchar en apenas pocos esbozos durante toda la cinta. Creo que lo más apropiado para Gonzalez debió haber sido poner su nombre, y no el de la banda, en el proyecto. El tema principal de la película del mismo nombre, deja mucho qué desear.



Ya por última quisiera resaltar la extrañeza de que David Fincher, William Monahan (Los Infiltrados) y Michael Arndt (Pequeña Miss Sunshine) hayan estado involucrados con esta cinta, su calidad los precede; sin embargo, su mano no se nota para nada. No es hasta que veo el nombre de Karl Gajdusek (Trespass) que comprendo la fragilidad del guión.

Kosinski ya planea junto a Disney una nueva entrega de Tron, veremos qué sale de este tercer intento del director.

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