Después de cientos de especulaciones, diversos obstáculos y una campaña viral incesante. Prometeo por fin ve la luz que por tanto tiempo se le fue negada.
Como bien han dicho las líneas publicitarias de la cinta, el aclamado Ridley Scott regresa, después de una larga ausencia, al género cinematográfico que ayudó a definir en su etapa moderna. Cómo olvidar Blade Runner y esa mística todavía inigualable alrededor de un cuestionamiento como la humanidad misma, cómo no dejar de sorprenderse ante el universo al que aportó tanto con la maravillosa Alien. En suma, Scott es un referente del género y su aptitud para montar otra obra en la misma línea no estaba a discusión. Sin embargo, el director nos sorprende nuevamente, pero no precisamente cómo se esperaba. Con gran tristeza debo decir que Ridley Scott realmente ha entregado una obra entera y brutalmente decepcionante.
Para hablar de Prometeo, tenemos que remontarnos hasta 1979, cuando Scott sorprendió al mundo con una historia de terror en el espacio, justamente en donde nadie podía escuchar los gritos. En ella, volcó todo su potencial e inteligencia; junto a otras mentes brillantes como Giger y Dan O'Bannon, el director creó una obra maestra de la ciencia ficción que nos mostraba otra faceta del género, una en donde no hay compasión, ni mundos utópicos, sólo miedo y ningún lugar a dónde correr.
Tres secuelas, un universo expandido y la efervescencia de miles de fanáticos ayudaron a definir una gran saga cinematográfica que vive hasta nuestros días y que, desgraciadamente, también ha sufrido un par de violaciones en los últimos tiempos. Entonces, hace unos años, cuando la chispa de la saga parecía que reviviría, no había duda de que Scott era el indicado para contar un capítulo más de la historia.
Dirigiéndose por una senda un tanto más filosófica y con incontenibles connotaciones religiosas y humanísticas, Scott presenta Prometeo como el origen de toda la saga y una posición sobre el origen de la vida.
En un futuro no tan lejano, dos científicos descubren un hallazgo sin precedentes entre los estudios de decenas de civilizaciones antiguas. El común denominador: un mapa interestelar hacia un planeta que podría aguardar con el secreto del origen de la vida y con la misma presencia de quienes la pudieron haber creado en la Tierra.
Esencialmente, aquí tenemos la trama de la película. Scott no dudó en reclutar gran talento para su cinta y los nombres de Theron, Rapace y Fassbender destacan entre todos. Theron, como la intempestiva encargada de la misión; Rapace, como la ingenua y creyente científica y Fassbender, como David, el androide encargado de ayudar a todo el equipo.
¿Qué podía salir mal? Con un gran talento y con un enorme potencial fílmico, no había casi margen para el error. No me malentiendan. Visualmente, Scott acierta con un diseño de producción de primer nivel y con efectos visuales impresionantes pero que poco a poco, terminan siendo opacadas cuando la trama se direcciona hacia un camino inesperado y sin rumbo aparente.
En la primera mitad de la cinta, podemos ver al típico Scott, construyendo la historia y cargando todo el ambiente de tensión y de una atmósfera inigualable. Vemos cómo el equipo va descubriendo las pistas que venían a buscar y terminan por cambiar por completo su concepción de la vida misma. Sin embargo, el punto de quiebre de la cinta viene casi a la mitad y cuando nos percatamos de que las motivaciones de cada uno de los personajes, a decir verdad, no tiene sentido. Todo se cae y las escenas comienzan a volverse tediosas, aburridas y sin un fondo.
SPOILERS ADELANTE
¿Qué es lo que realmente quería Peter Weyland (Pearce)? ¿Cuál era la motivación principal de Vickers (Theron)? ¿Quién era realmente el capitán de la nave? ¿Qué hacían exactamente los Space Jockeys además de crear vida?
Quizá el desacierto más grande de Scott es éste. Con un pobre guión, el director no pudo fijar las motivaciones de la mayoría de los personajes y éstas terminan siendo reemplazadas por muertes sin sentido, contaminaciones de un virus mortal que no viene al caso y la absurda manera en que todo el tiempo parece que estarán a punto de develar al xenomorph, y del cual, al final de la cinta podemos constatar su casi irrisorio cuasiorigen.
TERMINAN SPOILERS
Otro gran problema que inquieta es la manera en que fue tratada la cinta. La especulación de que si este trabajo era o no la secuela de Alien, terminó por acabarla. El rumbo de la historia no parecer ser éste, sin embargo, al término de la misma, nos damos cuenta de que todo el vano esfuerzo fue para ello.
Creo que no puedo culpar a Scott del todo por el fracaso y me gustaría pensar que no tuvo control creativo total, sin embargo, ya no quedan excusas ni pretextos. Prometeo, con un enorme potencial, con muchísimo de dónde explotar, se queda corta y termina contestándonos la pregunta más importante qué teníamos ante de ésta cinta pero la manera en que lo hacen, resulta deplorable.
Las actuaciones pasan sin pena ni gloria a decir verdad. Las líneas carecen de coherencia por grandes lapsos y la inconsistencia que cada uno de los actores aporta termina dando la estocada final al de por sí ya desastroso nudo de la trama. En el último cuarto de la cinta podemos ver el enredo en que todos se han inmiscuido. Todos parecen querer todo de esta misión pero al mismo tiempo, nada, tal y como el desventurado David termina diciendo cerca del final.
¿Qué más nos queda? Scott parece haberse respondido a sí mismo, parece quedar satisfecho y en lugar de haber seguido el camino que cualquier fanático hubiera deseado, se complica al tratar de explicarnos el supuesto origen de la vida humana a través de las percepciones de un ser superior, como el Space Jocker, y uno inferior, como de David. Por momentos, el androide parece ser el centro y aporta con interesantes metáforas de la vida, pero su credibilidad queda por los suelos cuando la vuelta de tuerca nos deja un sabor de boca muy amargo.
Entre conformismo, complicación y una decepcionante historia, Ridley Scott ha fracasado.
Benditos los tiempos en que Ripley luchaba cuerpo a cuerpo contra la Reina, cuando abordo del Nostromo, conocíamos por primera vez al xenomorph. Lástima que esos emocionantes momentos nunca volverán.
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