El cine. El Séptimo arte. La magia de capturar la imaginación humana en un cuadro. Una técnica. Pasión. ¿Qué es realmente el cine? ¿Cómo podemos describirlo?
En su nueva cinta, Scorsese nos regala una de las explicaciones más fascinantes, conmovedoras y veraces de los últimos tiempos acerca de qué es el cine.
Por años, hemos sido testigos de no sólo como el cine ha perdido la cualidad de sorprender, sino que muchas almas diabólicas han pretendido engañarnos de una manera cruel y despiadada. Sí, el cine es también un mero entretenimiento pero más allá de los nombres famosos, el glamour y los grandes presupuestos; hay una esencia, el alma de cada película, la dedicación en la producción y la intención de asombrar, son elementos que muy pocas veces logramos encontrar en las cientos de cintas que se estrenan cada año.
La invención de Hugo Cabret es la combinación de todos y cada uno de estos factores. El legendaria director ha dado todo un vuelco a su talento para crear una obra triunfante, llena de escepticismo y una magia sin igual que muy pocas veces hemos visto en su trabajo. Y no es que menosprecie nada de lo que ha hecho este autor, pero Hugo es diferente, es una luz en el túnel para lo que nos depara el futuro del cine.
Hugo Cabret es un huérfano que vive en las túneles y pasadizos de una de las más grandes estaciones de trenes de Paris en las primeras décadas del siglo XX. Su vida consiste en actividades meramente de supervivencia como robar para alimentarse, dormir y mantener los relojes de la estación andando, trabajo que heredó de su abusivo tío difunto. Sin embargo, hay algo que motiva a Hugo cada mañana y que le sigue dando el espíritu para continuar viviendo entre esos muros. El último recuerdo que guarda de su padre, es un autómata, un especie de máquina con forma humana automatizada para escribir mensajes programados por sus creadores. El deseo de Hugo: reparar al autómata con la esperanza de obtener algún mensaje final de su también difunto padre.
Claro, la premisa suena infantil, predecible y hasta un tanto cursi pero lo que viene después, cambia el panorama de la historia en una gran historia de proporciones inimaginables, con una sólida trama y un mensaje único.
Para reparar su autómata, Hugo suele robar tuercas y toda clase de mecanismos a un viejo juguetero en la estación. Un día, el chiquillo es descubierto y es sometido a entregarle todas sus pertenencias, entre ellas, una libreta con el diseño completo del autómata. El viejo bien podría ser el villano de la historia si no es que se tratara nada más y nada menos de uno de los pioneros del cine, Georges Méliès. Al verlos, el olvidado y decadente cineasta se sume aun más en la depresión que lo consume.
Es aquí donde nos damos cuenta que no estamos ante una simple película infantil. Hugo es un homenaje al cine en todo el sentido estricto de la palabra. Scorsese nos entrega un puñado de personajes dignos y llenos de vida en los encontramos una motivación única y muy diferente. Desde el inspector de la estación (Baron Cohen), cojo y con una triste vida hasta el mismo Méliès (Kingsley), que ha dejado todo su brillante pasado olvidado en una pequeña caja.
Scorsese nos deja algunas lecciones importantes que habría que tomar en cuenta. El cine se ha convertido en un sistema de estrellas y los tiempos de la magia poco a poco se diluyen en la necesidad de maximizar la taquilla pero al recordamos a Méliès, el director nos da un poco de esperanza, nos deja ver toda la elegancia de una magna obra cinematográfica, tal y como el francés hizo en su época. ¿Podría ser que el realizados estadounidense se vio a sí mismo en la entrega de Méliès?
Las pequeñas historias alternas con las que nos topamos, específicamente la del inspector y los viejos enamorados del café, son también otro lindo homenaje a la época de oro, donde los personajes eran sinceros y sus desventuras se presentaban de una manera divertida, sin pretensión alguna y con el más alto grado de ingenio.
Digna de mencionar, es la secuencia en donde Méliès hace una retrospectiva de su vida, en donde su producción de películas fantásticas estaba al máxima y su ingenio se desbordaba por doquier. Scorsese nos da el placer de darnos idea de cómo es que el genio francés hizo algunas de sus más grandes obras, cómo eran sus vestuarios, cómo dirigía en el set, cómo hacía sus efectos especiales. Para todo cinéfilo, ésta es una de las parte más memorables de la película, sumamente conmovedora y fascinante.
¿Qué más puedo decir de Hugo? Pocos son los defectos. Excelsa edición, grandioso diseño de arte, magnífico score y una gran actuación de Ben Kingsley son algunos extras más que La Invención de Hugo Cabret ofrece.
La nueva cinta de Scorsese es una oda al magnífico mundo del séptimo arte, pero también es una mágica historia sobre cómo las películas nunca, nunca deben dejar de fascinarnos.
Es aquí donde nos damos cuenta que no estamos ante una simple película infantil. Hugo es un homenaje al cine en todo el sentido estricto de la palabra. Scorsese nos entrega un puñado de personajes dignos y llenos de vida en los encontramos una motivación única y muy diferente. Desde el inspector de la estación (Baron Cohen), cojo y con una triste vida hasta el mismo Méliès (Kingsley), que ha dejado todo su brillante pasado olvidado en una pequeña caja.
Scorsese nos deja algunas lecciones importantes que habría que tomar en cuenta. El cine se ha convertido en un sistema de estrellas y los tiempos de la magia poco a poco se diluyen en la necesidad de maximizar la taquilla pero al recordamos a Méliès, el director nos da un poco de esperanza, nos deja ver toda la elegancia de una magna obra cinematográfica, tal y como el francés hizo en su época. ¿Podría ser que el realizados estadounidense se vio a sí mismo en la entrega de Méliès?
Las pequeñas historias alternas con las que nos topamos, específicamente la del inspector y los viejos enamorados del café, son también otro lindo homenaje a la época de oro, donde los personajes eran sinceros y sus desventuras se presentaban de una manera divertida, sin pretensión alguna y con el más alto grado de ingenio.
Digna de mencionar, es la secuencia en donde Méliès hace una retrospectiva de su vida, en donde su producción de películas fantásticas estaba al máxima y su ingenio se desbordaba por doquier. Scorsese nos da el placer de darnos idea de cómo es que el genio francés hizo algunas de sus más grandes obras, cómo eran sus vestuarios, cómo dirigía en el set, cómo hacía sus efectos especiales. Para todo cinéfilo, ésta es una de las parte más memorables de la película, sumamente conmovedora y fascinante.
¿Qué más puedo decir de Hugo? Pocos son los defectos. Excelsa edición, grandioso diseño de arte, magnífico score y una gran actuación de Ben Kingsley son algunos extras más que La Invención de Hugo Cabret ofrece.
La nueva cinta de Scorsese es una oda al magnífico mundo del séptimo arte, pero también es una mágica historia sobre cómo las películas nunca, nunca deben dejar de fascinarnos.
Me gustó mucho. Encontré la cinta cautivadora y linda, con momentos realmentes épicos (la secuencia que recalcas de la retrospectiva de Méliès es extraordinara). Tuve la desgracia de ver la cinta doblada al español, por lo que nunca supe si la actuación de Butterfield es realmente floja o sufrió gracias al doblaje..Kingsley excelente y grata sorpresa la de Grace Moretz. Y si bien la producción es implecable, creo firmemente y sostengo que Lubezki fue robado, así cómo los efectos especiales de El planeta de los simios en esta entrega de los óscares. Sin duda es una magnífica película, cautivadora y bien hecha, pero no será el trabajo por el que recordarán a Scorsese creo yo. :)
ResponderEliminar-Daniel