Un símbolo. Un emblema del entretenimiento y la cultura estadounidense. El Capitán América definió a una generación que ahora guía el camino de la civilización. Su representación a través de los años ha generado una vasta colección de cientos de artículos y ahora, los más jóvenes al fin tienen la manera de conocer el origen de uno de los héroes más importantes de los cómics.
Quizá al principio, la nueva adaptación por parte de los estudios Marvel de este personaje, resultaba sólo un puente más para el gran suceso cinematográfico del año entrante llamado Avengers. Puede que sí lo sea, una parte más del gran arco histórico que el estudio ha construido en los últimos años. Sin embargo, la cinta se mantiene por sí sola, la trama y el desarrollo del personaje se equilibran bastante bien con el entretenimiento y las secuencias de acción que podríamos esperar del mismísimo héroe del escudo.
Al inicial la película, lo que más llama la atención es el, realmente impresionante, efecto en el cuerpo de Chris Evans. Por momentos se ve extremadamente raro pero los gestos y los movimientos del actor ayudan enormemente a creer que verdaderamente estamos viendo a un flacucho bueno para nada con un espíritu enorme. Ya que hablamos de Evans, no podemos tampoco dejar de mencionar que al momento de ser elegido para portar el emblemático escudo, una ola de retractores hizo eco en toda la red. ¿Estuvo el actor a la altura de tan esperada interpretación? Me parece que a diferencia de Hemsworth (Thor), Evans no trata de ser gracioso y se enfoca más en parecer serio, concentrado y siempre manteniendo el porte que el Capitán necesita. La debilidad de la actuación podría radicar en lo plano que se mantiene el personaje durante toda la película: siempre vimos al mismo chiquillo impetuoso y rebelde amante de su país, cosa que seguramente pudo irritar a más de uno.
Por el otro lado, tenemos al Cráneo Rojo. Hugo Weaving cumple con su rol y le da ese toque carismático e irónico que suele darle a todos sus personajes del mundo fantástico y de ficción. La elección no podía ser otra, el Cráneo tenía que ser el villano principal de esta cinta y la inclusión del cubo cósmico (el cual jugará un papel aun más importante en Avengers) resalta con eficacia la maldad y gran ambición del mago nazi.
Los personajes que rodean al Capitán cumplen en general y genera un gran colorido de personalidades que chocan con la de Steve Rogers. Tenemos a Bucky, que a pesar de haber tenido que presenciar su muerte en pantalla, resulta un gran catalizador para la nueva vida de Rogers y por supuesto, una poderosa amistad. Hayley Hatwell sorprende a propios y extraños como Peggy Carter y a pesar de ese último y trágico beso antes del final, no se deja llevar por el desgastado cliché de damisela en apuros, verdaderamente todo un deleite en pantalla.
Tommy Lee Jones funciona de manera perfecta en la cinta y a pesar de que lo vemos en un habitual papel de militar experimentado y exigente, su actuación se contrapone exitosamente a la de Evans y deja que éste sea aun más heroico todavía. La comicidad que genera a lo largo de la película también es digna de mencionar.
Toby Jones es quizá el que más exagera en su papel como el científico nazi Arnim Zola. Su aparente ingenuidad no termina ser congruente al momento de que es detenido por sus rivales. Finalmente, la aparición de Howard Stark es un gran acierto y una manera más de relacionar todo este universo que se ha creado con todas las cintas pasadas.
¿El veredicto? ¿Mejor que Thor? Sin duda ¿Mejor que Iron Man? No lo creo. No hay nadie como el Tony Stark de Downey Jr. pero debemos reconocer el esfuerzo que se hizo, no para seguir generando expectación por los Avengers, sino por querer contar la historia de un símbolo, de un ejemplo, del inigualable Capitán América.
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