El fin de un fenómeno

Durante más de una década, Harry Potter trascendió más allá de las hojas en las que estaban escritas sus aventuras. La mercancía, los parques de diversiones, los coleccionables invadieron el mundo por un buen rato pero no hay duda de que sus adaptaciones fílmicas fueron las que realmente llevaron la historia al nivel que tuvo hace tan sólo unas semanas.
Con la segunda parte de Las Reliquias de la Muerte, la saga del mago llegó a su fin. La pregunta obligada es ¿Realmente la última cinta proyectó el climático desenlace que se esperaba? La crítica y el público estuvieron satisfechos en su mayoría. Casi todo lo que se esperaba estuvo presente: el anunciado final de Voldemort, la batalla final por el mundo mágico, las muertes de varios personajes importantes y sobre todo; la contundente revelación sobre las verdaderas intenciones de Severus Snape, pieza angular de toda la saga.
Las primeras escenas posteriores al funeral de Dobby comienzan prometiendo en demasía. El nivel de tensión entre Harry y sus amigos se destaca en esos momentos mientras discuten un arriesgada incursión a Gringotts con el misterioso Griphook. Ya en el banco mágico comienza la verdadera acción de la cinta y se aprecia la fluidez que lleva a los protagonistas en cada una de sus paradas antes de la decisiva batalla final ante Voldemort.
Al tratarse en gran medida de un collage con sin fin de personajes, muchos terminan quedando en segundo plano como es e
l caso de Bellatrix Lestrange y Remus Lupin, del cual y personalmente, hubiera querido verlo más antes de su trágico deceso.
A diferencia de la primera parte, la acción es más constante y los momentos de tensión adolescente que vimos en la búsqueda en el bosque de la antecesora, se perciben muy poco. Ya en el momento del crucial enfrentamiento, los duelos entre mortífagos y hechiceros resultan muy fugaces pero espectaculares a pesar de esto. Que mejor que haber mostrado una verdadera batalla frontal, como muchos la imaginamos en las últimas páginas del libro homónimo.
Nadie puede refutar que el momento que todos esperaban desde hace unos años, era esa secuencia en la finalmente, todo encajaría y Harry conocería a su verdadero defensor, más allá de Dumbledore y su plan de vencer al mago oscuro. Las escenas en que conocemos el pasado de Snape son el clímax de una historia en donde realmente se crea a un personaje entrañable, desgarrador y perpetuo como lo será este mago, aun más que Harry Potter para los verdaderos fanáticos de sus aventuras. Espero que muchos estén de acuerdo conmigo.
¿El veredicto?. Por lapsos, no siento que lo que estoy viendo sea el final de la saga, sino una parte más de la vida de Harry Potter. Como siempre, a mi parecer, resulta un poco irritante ver a Radcliffe sufriendo o llorando por los demás o simplemente por ser él mismo. Creo que para mi siempre fue más llamativo lo que había a su alrededor: la escuela, los profesores, el mundo mágico, etc. Al final, todo funciona en general y se logró llevar a la pantalla con la complacencia casi unánime. Aun así, debemos de mencionar la escena final en donde tenemos un vistazo de los personajes en su etapa adulta. Simplemente bizarro y sumamente cursi.
A fin de cuentas, fue una buena decisión darle las últimas cintas a un sólo realizador que llevara la historia por un camino y una sola visión que permitiera cohesión, congruencia y unión entre todos los elementos. Ahora ya todo ha terminado y creo que puedo decir que sí valió la pena, un digno final para un fenómeno cultural, quizá no el más intelectual, pero sí muy, muy entretenido.

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