Nunca me abandones...

El futuro de la humanidad es una incógnita que cada vez se ve más cercana y nos hace pensar en las miles de cosas que serán posibles dentro de muy poco tiempo. La ciencia y la medicina han avanzado tanto que personajes como Kazuo Ishiguro (autor de la novela) se plantean una posibilidad sumamente controversial. ¿Que tal si en el horizonte clínico se encuentra una nueva forma de alargar la vida humana? ¿Que tal que este nuevo proceso aumentaría la calidad de vida de hombres y mujeres? ¿Y que tal que este procedimiento se llevara a cabo a costa de vidas humanas?
Ésta es la primicia de Nunca me abandones, la nueva cinta del aclamado director de videos musicales, Mark Romanek. Sí bien la mayoría del trabajo de este director ha desembocado en el terreno videográfico, su apenas tercer cinta ha levantado las cejas de cientos de críticos alrededor del mundo. No conforme con grandes obras como el video de "Closer" de Nine Inch Nails o "Hurt" de Johnny Cash, Romanek decide incursionar en el séptimo arte con una visión quizá un poco diferente a la que los amantes del cine quisieran ver.
Los 3 personajes principales de la historia; Kathy, Tommy y Ruth son un trío de soñadores. Su infancia es la única etapa de la vida donde podrán vivir plenamente, felices, despreocupados y apartados de una sociedad renovada y con largas expectativas de vida. La de estos chicos, estará llegando a su límite después de los 20 años.
Basada en la novela homónima del japonés, Nunca me abandones es una mirada que intenta arriesgarse con el tema principal de la historia pero falla al momento de emocionar y de realmente mover los sentimientos del espectador.
Garfield (Tommy) y Mulligan (Kathy) son el corazón de la cinta. Su relación se ha visto truncada por Ruth (Knightley) desde muy temprana edad. Ahora, en su juventud, los tres cargan con culpas, miedos y frustraciones que los dejado indefensos ante el inminente destino que les aguarda, su donación imperativo de órganos vitales.
A pesar del buen moldeado que hacen de cada uno de sus personajes, el trío parece desconectarse durante momentos y su química se vuelve inestable, parece que ninguno logra definir su verdadero rol durante toda la película. Quizá esto se deba al origen de Romanek, en donde los diálogos y el lenguaje corporal no eran necesarios.
Con sus ligeros toques de ciencia ficción y de cinta época durante algunos lapsos, la película nos puede recordar a la inquietante "Gattaca" de Andrew Niccol y algunas de las cintas de Joe Wright, como Orgullo y Prejuicio y Expiación, Deseo y Pecado.
¿Qué es lo más importante de esta historia? Sus personajes no cumplen con la credibilidad que se espera de ellos y la cursilería florece en la última parte de ésta, cuando Kathy y Tommy pueden estar realmente juntos antes de un fatalista desenlace. Quizá los momentos más relevantes los pondría en las escenas de la escuela en donde reciben su "adiestramiento", me parece que los niños actores logran proyectar aun más que su contraparte juvenil.
Me quedo con la fotografía, aquellas tomas de objetos y paisajes naturales solitarios quizá complementan el perfil psicológico de los tres protagonistas. A destacar los muelles y el barco atracado en la playa, símbolo de una soledad infinita.
Nunca me abandones es digna de verse, de apreciarse y de hasta llorar para los más cursis, pero no para quedarse con ella.

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