Obsesión. Miedo. Ballet. El Cisne Negro: una obra de arte perfecta

(Spolier) Con su último suspiro, Nina Sayers pronuncia la palabra que describe a esta película: "Perfecta". Darren Aronofsky lo ha hecho de nuevo, sus conmovedoras e igual de impactantes historias no dejan de seducirnos y sorprendernos.

El Cisne Negro es una de esas cintas que se van construyendo poco a poco, donde los personajes se autodescubren a sí mismos y logran revelar una faceta totalmente desconocida para ellos. Todas las acciones y acontecimientos en los que se ven involucrados los actores, nos llevan a un clímax dancístico y metafísico que va más allá de la percepción real. El director ha logrado un par de secuencias que, fácilmente, pueden pasar a la historia por su impacto, significado y estética perfecta.

La primera, ese baile inicial que ocurre en la mente de de Nina, en donde se nos sugiere el inicio de su decadencia, es como la señal de que un invisible Rothbart ha impuesto la maldición sobre la princesa, de la cual, no podrá salvarse más que con el acto final.

La segunda, la interpretación final del Lago de los Cisnes, en donde Nina asume finalmente su doble identidad y donde un armonioso acto dancístico sirve de preámbulo para el acto final de Nina.

Temas recurrentes de Aronofsky sobresalen nuevamente a lo largo de la trama. La obsesión de Nina por convertirse en la Reina Cisne no dista mucha de la de Randy por continuar con su legado deportivo; o de la de Tom por encontrar el elixir de la vida. Un intento que termina en fatales consecuencias. Relaciones que se deterioran por las acciones de los protagonistas. Aspectos técnicos como la snorricam y close-ups constantes están también presentes en la película.

El personaje de Nina cuenta con características dignas de mencionar. Envuelta en una fachada de ternura, inocencia y el amor de su madre, Nina ha vivido poco y no conoce nada más que el ballet. Debido a esta condición, Nina es una persona totalmente insegura de sí mismo y con una personalidad frágil y emocionalmente inestable.

Dicen que los espejos reflejan nuestra alma, en el caso de Nina, los espejos reflejan su faceta reprimida y cierta maldad que yace dentro de ella, natural de todo humano.

En sí, la misma trama de la película es representada como el Lago de los Cisnes, donde Nina es la bailarina que lucha contra el Cisne Negro, o sea, sus miedos y sus emociones. Después de una larga y desgastante batalla, Nina ejecuta la obra con un acto final perfecto e inigualable

La última cinta de Aronofsky coquetea con el género de horror como nunca antes. La inestabilidad de Nina es el gancho para mantener a la audiencia cautiva durante toda la película y su gran final hacen de ésta, una obra de miedo, obsesión, ballet, pero sobre todo, una obra de arte perfecta.

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