¿Un remake de una película europea hablada en su mayor parte en inglés y estrenada hace apenas dos años? Sí, esto es Hollywood en 2024, pero ¿qué le vamos a hacer? No Hables con Extraños (Speak No Evil, 2024), inesperadamente, no es tan mala como uno hubiera esperado: las actuaciones son convincentes, y se toma la libertad de explorar otras vertientes que la original, sobre una pareja danesa huésped en la casa de una extraña familia neerlandesa, no persiguió. Sin embargo, y confirmando uno de los temores que se tenían cuando se anunció el proyecto, los elementos más perturbadores de aquella fueron removidos para aligerar el tono y hacerlo más amigable para el público estadounidense.
Imagen: Blumhouse Productions |
Hay que admitir primero, que Speak No Evil (Gæsterne, 2022) no es tan brillante. Sí, su devastador final deja marcadas en la mente una serie de brutales imágenes difíciles de borrar; además, su planteamiento alrededor de los límites sociales y el punto que estamos dispuestos a llegar con tal de ser políticamente correctos da para un buen debate. Sin embargo, muchas críticas alrededor de la cinta han señalado los problemas con los protagonistas, que toman las decisiones más irracionales en favor de la historia. Para varios, se trata solamente de un intento por emular el malestar que provocan cineastas como Michael Haneke y Ruben Östlund. El filme en cuestión apuesta por una senda similar al principio, con ciertas y muy pertinentes bifurcaciones en medio, pero el final resulta lo más criticable.
No Hables con Extraños, prácticamente, calca los primeros dos actos de la original, cambiando algunos detalles por aquí y por allá, pero manteniendo la esencia en gran medida. Donde la cinta en cuestión va más a fondo es en estudiar los roles de género. A diferencia de la danesa, esta amplifica el conflicto con una confrontación de pareja que manifiesta las frustraciones de dos individuos lastimados e inconformes con sus vidas. Esto, por supuesto, se agrava con la presencia de Paddy (James McAvoy), quien no duda en explotar esta vulnerabilidad a su favor, haciendo del personaje uno sumamente maquiavélico.
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Y es precisamente McAvoy el eslabón más fuerte de la historia; el actor impresiona con un imponente físico y una actuación que va de lo gentil a lo iracundo en cuestión de segundos. Sus inquietantes e incómodas intervenciones pronto lo convierten en un formidable antagonista. Quien también llama la atención es Mackenzie Davis, quien se ve beneficiada bastante por el material que le da el guion; en el tercer acto convence, inesperadamente, como una heroína de acción por accidente —al comienzo por una necesidad social, y luego por una física—.
Pero es en el tercer acto donde No Hables con Extraños toma un giro, alejándose del tono más oscuro de la original y convirtiéndose más bien en un home invasion convencional. El terror que domina la última parte de la película de Christian Tafdrup aquí está completamente ausente. El asunto con los niños, igualmente, toma una ruta distinta, acercándose a lo más ordinario del terror estadounidense; si bien hay mayor desarrollo con el elenco infantil, su participación no aporta demasiado en el fondo. El final, por otro lado, aunque sea "feliz" y esté lejos de lo macabro de Speak No Evil, alude a esa agresividad contenida que se oculta en la pasividad.
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No Hables con Extraños consigue explorar desde otro ángulo los límites sociales y las mentiras que vivimos desde una posición de privilegio; sin embargo, la ausencia de situaciones de terror y muchos lugares comunes le impiden trascender. Si bien es cierto que el filme deja buenas impresiones con su ejecución en varias escenas, y con guiños que aluden con picardía a lo inverosímil de la trama de la original, este esfuerzo de Blumhouse prefiere no tomar grandes riesgos y entregar algo familiar para su audiencia habitual.
No Hables con Extraños está actualmente en cartelera.
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