Crítica - Tipos de Gentileza: Yorgos Lanthimos no convence con el retorno a sus orígenes

Yorgos Lanthimos fue labrando su carrera como un provocador con películas propulsadas por lo incómodo y lo grotesco, sacando a relucir una marcada perversidad y oscuridad de personajes aparentemente ordinarios. El salto a Hollywood transformó esa incomodidad en excentricidad, lo que dio como resultado algunos trabajos sumamente interesantes, unos más convencionales que otros, pero ciertamente difícil de que dejaran a alguien indiferente. Tipos de Gentileza (Kinds of Kindness, 2024), su nueva obra, se anuncia como un regreso a sus orígenes tras la rimbombante y popular Pobres Criaturas (Poor Things, 2023); sin embargo, ese sensación de malestar que generaban sus cintas anteriores aquí se siente artificial en su mayor parte. El griego, en esta ocasión, se esfuerza tanto en impactar que se olvida de construir buenas historias.

Imagen: Element Pictures, Film4, Searchlight Pictures, TSG Entertainment

Tipos de Gentileza es una antología conformada por tres relatos —con un pequeño grupo de actores de alto perfil interpretando distintos papeles— que bien podrían relacionarse con Kinetta (Kineta, 2005) y Canino (Kynodontas, 2009), aquellos dramas psicológicos que exploraban la perversión como parte intrínseca de la naturaleza humana. No hay duda de que estos rasgos se encuentran en su nuevo filme, pero el problema es que este "retorno a las raíces" no se siente natural. En su crítica para Mashable, Robert Daniels no lo puede expresar de mejor manera: "...es un regreso que no encaja del todo. Es como cuando alguien se prueba un viejo uniforme escolar y descubre que ahora no le queda". Algunas de las imágenes y situaciones que el director presenta van de lo ridículo a lo molesto.

Lo más rescatable es el primer segmento, "The Death of R.M.F.", en el que nos encontramos con un vínculo retorcido llevado al extremo. Lanthimos y el coescritor Efthimis Filippou recuperan la crueldad de Canino para adentrarnos en una dinámica de poder abusiva. Los griegos, como hicieron en algunos otros de sus trabajos de la década pasada, muestran una historia de amor tóxico que trata de forma hiperbólica la dominación y la sumisión en una relación. Willem Dafoe y Jesse Plemons indagan en toda su extrañeza histriónica y la comedia más negra para entregar dos papeles exquisitos y ciertamente aterradores desde distintas perspectivas.

Imagen: Element Pictures, Film4, Searchlight Pictures, TSG Entertainment

Pero las cosas comienzan a ensuciarse, y no de buena manera, en "R.M.F. Is Flying", que ve a un policía dudar de la identidad de su esposa recién rescatada tras haber desaparecido por un tiempo. Filippou y Lanthimos van cocinando decentemente la intriga, creando un entorno inquietante alimentado por las actuaciones de Plemons y Emma Stone, que tienen una química interesante tanto en la primera parte como en esta. Sin embargo, los elementos de impacto barato e innecesario a los que recurre el relato pronto ponen en tela de juicio las decisiones creativas de estos cineastas. Con una premisa perturbadora de inicio, no se entiende del todo la inclusión de escenas gráficas que en nada contribuyen a su desarrollo. El shock nada más porque sí.

Y luego está "R.M.F. Eats a Sandwich", un despropósito de principio a fin y, posiblemente, lo peor que Lanthimos ha hecho en su carrera. Centrado en un culto cuyos líderes envían a dos de sus miembros en búsqueda de una mujer con poderes especiales, este último segmento es irritante, extenuante y completamente insufrible. La incoherente trama, más allá de la temática fantástica, es una sucesión de viñetas poco efectivas que no tienen nada que decir sobre la manipulación psicológica ni el fanatismo. Stone, Plemons, Dafoe y Margaret Qually hacen lo que pueden con los terribles diálogos, pero ni cerca están de salvar este desastre. Aunado a ello, una subtrama familiar resulta problemática y tampoco ayuda a sostener la principal.

Imagen: Element Pictures, Film4, Searchlight Pictures, TSG Entertainment

Cuesta trabajo identificar cuál es el hilo narrativo que mantiene unido el tríptico que representa Tipos de Gentileza, y no exactamente por tratarse de algo críptico, sino más bien porque Lanthimos y Filippou no han sabido por dónde unir más allá de lo aparente y el estilo las tres premisas. Este nuevo esfuerzo va de más a menos, y para cuando salen los créditos resulta imposible no sentir cierto alivio. He aquí una antología que, aparentemente, con la dosis de comedia inexpresiva a la que el director nos ha acostumbrado, pretende construir un discurso alrededor del libre albedrío, el amor, el poder y la bondad más retorcida, pero que falla buena parte del tiempo con un humor poco efectivo, un guion que deja mucho desear y un ritmo glaciar. Plemons, ganador del premio a Mejor Actor, en la pasada edición del Festival de Cannes salta a la vista como el eslabón más fuerte de una débil película.

Tipos de Gentileza está actualmente en cartelera.