Las búsquedas que no terminan como esperamos, pero que nos permiten encontrar algo en nosotros mismos cuando finalmente cruzamos esas fronteras físicas o imaginarias. En Caminos Cruzados (Crossing, 2024), las vidas de tres individuos completamente distintos entre sí se cruzan inesperadamente con un objetivo en común: encontrar un alma pérdida. Esta búsqueda grupal alberga en sus vicisitudes los deseos y frustraciones de tres personas cuyas vidas les han llevado a las orillas de una sociedad que se resiste a darles una oportunidad de una u otra forma. El aclamado director sueco de origen georgiano Levan Akin entrega una película en la que exalta el poder sanador de las relaciones que nacen de la improbabilidad.
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| Imagen: French Quarter Film, Adomeit Film, Bir Film, Easy Rider Films, 1991 Productions, RMV Film, Sveriges Television |
Akin, quien hace unos años cautivó con la emotiva Al Final Bailamos (Da Chven Vitsek'vet, 2019) retoma la esencia queer de aquella, pero ahora centrándose en la comunidad trans, para seguir explorando el tema de identidad a través de la búsqueda que una mujer jubilada de Georgia que emprende una travesía con un vecino para encontrar en Estambul a su sobrina trans, desaparecida tras haber sido corrida de casa por sus padres. Con este trabajo, el aclamado realizador celebra la sororidad al interior de la comunidad trans, sin olvidarse de mostrar las dificultades que enfrentan sus miembros cada día. Y eso no es todo, pues también ensalza la determinación de la gente de la tierra de sus padres con un inolvidable relato sobre amistad y perseverancia.
Caminos Cruzados deposita toda la carga emocional en la relación entre Lia (Mzia Arabuli), una mujer mayor que tiene poco o nada, y Achi (Lucas Kankava), un joven que ve cómo se le va la mejor etapa de su vida sin que pueda sacarle provecho. A ambos les une la pobreza y la incertidumbre; "No tengo futuro y por lo tanto no tengo planes", le dice Lia ya en su viaje cuando se ven forzados a compartir una habitación de un decadente hostal. Akin nos muestra el pasado y el presente de Georgia: mientras Lia representa, al menos al principio, las tradiciones y los prejuicios de su sociedad, Achi emerge como una esperanza que nunca se materializará. Sus visiones opuestas, entonces, dan pie a una serie de enfrentamientos que, eventualmente, les permiten abrirse a nuevas perspectivas y cumplir sus sueños, aunque sea por unos instantes.
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| Imagen: French Quarter Film, Adomeit Film, Bir Film, Easy Rider Films, 1991 Productions, RMV Film, Sveriges Television |
El tercer personaje en cuestión, Evrim (Deniz Dumanli), una abogada trans turca que dedica sus días a causas sociales, lidera una subtrama que nos permite dar un vistazo a la vida diaria de la minoría en aquel país, desde los obstáculos burocráticos que deben sortear para "existir" hasta los desaires románticos que tienen que soportar. Pero Akin no recurre a la tragedia ni a la explotación, pues el viaje de Evrim en esta cinta tiene que ver más con el soporte que brinda a los más desfavorecidos que habitan en las callejuelas de la metrópoli, incluyendo, por supuesto, a los ya mencionados Lia y Achi. Cuando sus caminos se cruzan, la empatía se convierte en la gran protagonista.
Y hay otro personaje presente casi permanentemente en la historia que convive con los otros en las buenas y en las malas: Estambul, el "lugar donde la gente viene a desaparecer". Akin se adentra en lo más profundo de la ciudad, lejos de los sitios turísticos, para rendirle una especie de tributo a un lugar que, como los protagonistas, yace justo en la frontera entre dos mundos. La decisión de ambientar los hechos en la ciudad turca soporta brillantemente el discurso del filme, mostrando, además, un rostro que no solemos ver de la urbe, específicamente uno donde habitan aquellas que han escapado de la persecución por su forma de vida.
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| Imagen: French Quarter Film, Adomeit Film, Bir Film, Easy Rider Films, 1991 Productions, RMV Film, Sveriges Television |
El lenguaje, por supuesto, representa una barrera en este embrollo, pero el director encuentra en él una manera de entenderse más allá de las palabras. Es precisamente por medio de ponerse en los zapatos de los demás que estos personajes encuentran en el otro la posibilidad de sanar sus propias heridas y llenar el vacío que les tiene atrapados, en mayor o menor medida, en la soledad. Con actuaciones memorables, emoción genuina y una mirada fascinante a las entrañas de Estambul, Akin nos invita a redefinir los prejuicios, aceptar nuestros errores y permitirnos volver a amar. Caminos Cruzados es una obra maestra que desborda humanidad.
Caminos Cruzados está actualmente en cartelera. El 30 de agosto estará disponible en MUBI.
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