"El destino es una decisión", dice una de las frases colgadas en cuadros en el gimnasio donde trabaja Lou (Kristen Stewart). En Amor, Mentiras y Sangre (Love Lies Bleeding, 2024), el sino une los caminos de dos jóvenes, una persiguiendo un sueño y otra tratando de escapar de una pesadilla. Lo que desconocen es que cada elección que han hecho las ha puesto una frente a la otra; el amor no tarda en surgir, pero también lo más oscuro dentro de ellas, e incluso pasados que prefieren olvidar. En su más reciente y retorcida obra, Rose Glass nos lleva a lo más profundo de Estados Unidos para involucrarnos en una brutal historia de amor adicionada con algo de mierda, una buena dosis de esteroides y sangre, bastante sangre.
Imagen: A24, Film4, Escape Plan, Lobo Films |
La directora británica fue la sensación hace unos años con Saint Maud (2019), una pequeña pero inquietante cinta de terror sobre una fanática religiosa sumida en una crisis de fe. Esta inestabilidad se transmite de nuevo en su segunda película, que nos presenta una serie de personajes sumamente problemáticos, cada uno con sus propios demonios, aunque también con deseos que trascienden su miseria. Glass mueve el desasosiego de su ópera prima, situada en Gran Bretaña, a una parte de Estados Unidos marcada por la decadencia y lo retrógrada. Asimismo, cambia la ambientación contemporánea por la ochentera para incorporar ciertos elementos que la emparentan bastante con las películas pulp y la serie B de la época, lo cual da como resultado una estética retro y sucia.
En esta ocasión, Glass se vale de Kristen Stewart y Katy O'Brian para abordar otra historia femenina, pero desde un ángulo muy distinto. El incipiente vínculo entre Lou y Jackie se ve amenazado por fuerzas varoniles externas. Conforme su relación avanza, deben luchar contra la toxicidad masculina que emana de cada poro del lugar donde habitan. La directora y coguionista examina el conservadurismo que arropa lo más decadente de la sociedad estadounidense, desde la subyugación de la mujer hasta la veneración a las armas, representados en la vileza del golpeador de J. J. (Dave Franco) y el padre criminal de Lou (Ed Harris) A través de estas dos protagonistas se establece una posición de rebeldía y empoderamiento, lo cual, por supuesto, también supone un costo muy alto, tanto en la vida real como en el filme.
Imagen: A24, Film4, Escape Plan, Lobo Films |
Amor, Mentiras y Sangre toma prestados elementos de cualquier cantidad de obras para construir su narrativa y el apartado visual; la buena noticia es que trasciende cualquier señalamiento de derivación al trabajarlos y hacerlos parte de su universo de forma orgánica. La ambientación y la dinámica criminal, por ejemplo, recuerdan mucho a Breaking Bad (2008-2013), mientras que la relación entre Lou y Jackie y su eventual viaje en busca de liberación evocan a los de Thelma y Louise: Un Final Inesperado (Thelma & Louise, 1991). Y claro, lo visual y la ultraviolencia remiten al estilo de Quentin Tarantino. Glass le da su propio toque con varias escenas oníricas y pesadillescas que ahondan en la frustración, los deseos y los temores de las jóvenes perturbadas.
El tercer acto es donde la propuesta de Glass y la coguionista Weronika Tofilska es puesta a prueba, y no siempre sale avante. Tras una serie de inesperados y brutales eventos, los personajes comienzan a actuar absurdamente; improbables pero ciertamente interesantes y delicadas alianzas se forjan para llegar a una resolución un tanto apresurada, fácil y delirante por igual. Basta decir que el embrollo en el que se meten Lou y Jackie es resuelto de forma "inmensa". El aspecto fantástico aquí desplegado no es gratuito, pues hay un sustento a lo largo de la trama —que, de hecho, apela al body horror más cronenbergiano y a los peligros del fisicoculturismo—; sin embargo, lo que el discurso quiere dar a entender aquí se mueve entre lo burlón y lo obvio.
Imagen: A24, Film4, Escape Plan, Lobo Films |
Amor, Mentiras y Sangre recupera la nostalgia ochentera de manera poco convencional. La cinta señala lo más nefasto de una época caduca como la principal amenaza para el amor más visceral, y sí, retorcido, pero genuino a fin de cuentas. Rose Glass emerge nuevamente como una figura que supera cualquier crítica de copia haciendo suyas las piezas que coge de otros sitios para armar su rompecabezas. Si bien es cierto que se toma bastantes libertades con su guion, sobre todo en la última parte, nadie puede negar que se trata de una de las voces más interesantes del cine independiente en la actualidad.
Amor, Mentiras y Sangre se encuentra actualmente en cartelera.
Pésimo final :/
ResponderEliminar¿Y qué te pareció la película en general?
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