Crítica - Días Perfectos: el soundtrack de la soledad

¿Qué es esto? Claro, es un casete. Los recuerdo aun; es más, por aquí debe haber una grabadora para reproducirlo. Escuchemos.

Lado A

There is a house in New Orleans

They call the Rising Sun

And it's been the ruin of many a poor boy

And God, I know I'm one

Hirayama (Kōji Yakusho) es un hombre de edad avanzada que se dedica a limpiar baños públicos en la ciudad de Tokio, Japón. Es un tipo de rutina. Por la mañana, muy temprano, tiende la cama; riega sus retoños; se lava los dientes; se pone su uniforme; compra un café en lata de una máquina expendedora afuera de su casa, y sube a su diminuta camioneta. El día apenas comienza.

Lo nuevo de Wim Wenders (Paris, Texas, Las Alas del Deseo) es un trabajo apacible. Es una invitación a la reflexión a través de un personaje solitario, sereno y de pocas palabras. Lleva a cabo su labor con la mayor meticulosidad posible; cualquiera pensaría que es un rasgo característico de los japoneses, pero eso queda en duda con Takashi (Tokio Emoto), un jovencito que realiza sus actividades lo más rápido posible, y que a veces limpia solo con una mano mientras sostiene el teléfono móvil en la otra. Sin duda, hay un contraste no solo de principios, sino también de estilos de vida.

Imagen: Master Mind Limited, Spoon Inc., Wenders Images

Sittin' here resting my bones

And this loneliness won't leave me alone. 2,000 miles I roam

Just to make this dock my home, now

Hirayama es una persona en resistencia, pues no es como la mayoría de los tokiotas. Él es un hombre que se alegra de mirar el cielo; hacer burbujas con la nariz bajo el agua: se entretiene jugando gato con algún desconocido, y, sobre todo, es un apasionado de tomar fotografías en blanco y negro con su cámara analógica. Es a través de este acto —la fotografía— que Wenders muestra la importancia no solo de tomarse un tiempo para apreciar detalles, sino también de capturar momentos; se trata de tomar consciencia de aquello que nos rodea y llevar un registro de las cosas que son dignas de nuestra atención. En un mundo de teléfonos inteligentes y plataformas de música por streaming, Hirayama opta por la película fotográfica y la cinta magnética.

Lado B

Oh, it's such a perfect day 
I'm glad I spent it with you
Oh, such a perfect day
You just keep me hanging on

Después de un largo día, Hirayama vuelve a casa, y al pie de unas escaleras lo espera Niko (Arisa Nakano), su joven sobrina. Ya ha pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron, y, sin embargo, Niko lo recuerda más que él a ella. Incluso aún conserva la cámara, también de 35 mm, que le regaló su tío.

Niko acompaña a Hirayama en su día a día. Al principio no parece estar convencida de la labor que realiza su tío, pero poco a poco va descubriendo el esmero que le imprime a todo lo que hace. Aunque  pronto se pone en sintonía con la dinámica diaria de su pariente, es ella quien provoca un pequeño cambio en la vida de este hombre callado y organizado. Es ese ligero empujón para recordar que por más que se pueda disfrutar de la soledad, nunca viene mal un poco de compañía, especialmente si esa persona comparte los mismos gustos y placeres.

Imagen: Master Mind Limited, Spoon Inc., Wenders Images

It's a new dawn
It's a new day
It's a new life 
For me
And I'm feeling good

Días Perfectos (Perfect Days, 2023) es metafórica y hasta simbólica. Por ejemplo: el árbol. Hirayama los observa y los captura a través de su lente, e incluso con sus propias manos. El árbol también está presente en los libros que lee. Tampoco es casualidad la insistencia por mostrar constantemente el Tokyo Skytree, una construcción moderna que se contrapone a la vida tradicional del protagonista; una edificación que resalta por su altura y fortaleza en medio de la urbe de la misma forma que Hiramaya se alza y se sostiene con las profundas raíces de sus firmes convicciones. Al igual que el árbol, Hiramaya es un símbolo de longevidad y protección, capaz de dar lo mejor de sí y tener la capacidad de generar vida.

Imagen: Master Mind Limited, Spoon Inc., Wenders Images

También estamos hablando de una película de reencuentros, esperanza, nostalgia y sonrisas esbozadas —llena de detalles y texturas—, elevada por un Kōji Yakusho que le da rostro a la soledad y a la gentileza. Una cinta que muestra la importancia de transitar los caminos, no importa si son cortos o largos. Y, especialmente, se trata de un recordatorio de que todos los días pueden ser perfectos.

Días Perfectos está actualmente en cartelera. Pronto llegará a MUBI.