Crítica - Pinocho de Guillermo del Toro: la mortalidad como el regalo más grande

En una reciente entrevista con Jimmy Fallon, Guillermo del Toro el hombre que, según sus seguidores, huele a "jokeis" citó un poema de Jaime Sabines para referirse a su maravillosa adaptación de Pinocho«Alguien me habló todos los días de mi vida al oído, despacio, lentamente. Me dijo: "¡Vive, vive, vive! Era la muerte». Después de ver su nueva película, queda claro no solo en qué parte eso se convierte en imágenes, sino también la inquietud que el aclamado director mexicano pretendió desarrollar en ella. A través del clásico cuento del niño de madera, del Toro hace una reflexión filosófica sobre la existencia, el propósito y lo que podemos hacer mientras estemos en este mundo.

Pinocho Guillermo del Toro critica
Imagen: Netflix, The Jim Henson Company, Pathé, ShadowMachine, Double Dare You, Necropia Entertainment

Geppetto (David Bradley) es un maestro carpintero italiano que perdió a su hijo Carlo (Gregory Mann) durante la Primera Guerra Mundial. Sumido en la tristeza, el hombre tiene dificultades para encontrar un nuevo propósito para seguir viviendo; ante ello, un espíritu del bosque se apiada de él y trae a la vida a la marioneta de madera que el viejo talló en uno de sus arranques de angustia por recuperar a Carlo. Así nace Pinocho (también Mann), quien, con el recién llegado Sebastián J. Grillo (Ewan McGregor) como guía, trata de ganarse el favor de su nuevo padre, quien simplemente no puede aceptarlo como hijo. Luego, saliendo al mundo para tratar de ser un niño normal, Pinocho se encuentra con una sociedad controlada por fuerzas que escapan a su comprensión.

Pinocho de Guillermo del Toro es, sin duda, la mejor película animada del año. "La animación es un medio, no un género", ha repetido el cineasta en varias ocasiones durante la promoción de la cinta que ha hecho junto a Mark Gustafson, Netflix y un ejército de animadores incluyendo un nutrido grupo de mexicanos. Del Toro ha sabido moverse muy bien entre el blockbuster y las propuestas más íntimas y autorales, pero probablemente no desde El Laberinto del Fauno (2006) había entregado algo tan emotivo y virtuoso. Poniéndole un toque muy personal, rodeándose de cualquier cantidad de talento y reviviendo uno de los cuentos fantásticos más representativos de nuestros tiempos, el director y escritor nos adentra en lo que a primera vista podría ser un mundo oscuro y desesperanzador; sin embargo, y como dice en la entrevista ya mencionada, se trata de un lugar luminoso que solo puede ser tal al haber estado sumido en la oscuridad.

Del Toro se toma bastantes libertades para darle un trasfondo más relevante a la historia algo que los adeptos de A. I. Inteligencia Artificial (A.I. Artificial Intelligence, 2001) apreciarán bastante. Al ambientar los sucesos en la Italia fascista de Mussolini, nos encontramos con una sociedad ensimismada con el populismo, la religión y el espectáculo. En el pequeño pueblo en donde vive Geppetto, todos son "títeres" de un poder mayor; el pensamiento independiente brilla por su ausencia. Pinocho y su ingenua rebeldía representan un cortocircuito para los líderes políticos y religiosos, por lo que no tardan en tacharlo de "demonio" y revoltoso. Irónicamente, la marioneta real es la única que ha cortado sus hilos. Parecería que el concepto que Del Toro, Patick McHale y Matthew Ribbons despliegan es simple y hasta obvio, pero la forma en que lo han hecho es tan natural y convincente que lo hacen ver sencillo.

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Imagen: Netflix, The Jim Henson Company, Pathé, ShadowMachine, Double Dare You, Necropia Entertainment

Aunado a este señalamiento político, la cinta se interna en un terreno filosófico y espiritual, y es ahí donde reside su mayor valía. Las interacciones que Pinocho sostiene con Muerte (Tilda Swinton), guardiana del inframundo, arrojan una serie de bellos pensamientos que encapsulan lo que significa vivir; una "carga" para unos, pero una oportunidad de aprovechar al máximo, incluyendo las derrotas y el dolor para otros. Esta obra ahonda bastante en la relación entre el niño de madera y Geppetto, siendo este último un personaje muy interesante en esta ocasión. El guion nos lo presenta como un hombre incapaz de superar el duelo y obsesionado con crear algo que se parezca a lo que perdió recalcando aquí una fascinación por la esencia de Pigmalión y el monstruo de Frankenstein. Y como bien dice del Toro en la entrevista, la historia se trata no sobre cómo Pinocho debe aprender a ser un niño de verdad, sino sobre cómo Geppetto debe aprender a ser un buen padre.

A nivel técnico, Pinocho de Guillermo del Toro es una maravilla desde donde se le vea. Las marionetas que su equipo ha creado trascienden el medio y cobra vida ante nuestros ojos; es fácil olvidar que estamos viendo muñecos que fueron animados cuadro por cuadro por medio de stop motion. El mexicano ha mencionado que quería que sus creaciones parecieran humanas hasta cierto punto, y vaya que lo ha logrado. Sus movimientos y acciones, a veces torpes, denotan una humanidad inusitada, búsqueda que, irónicamente, es también la que emprenden los personajes, ya sea consciente o inconscientemente. "Si animas lo ordinario, será extraordinario", cita del Toro a Hayao Miyazaki durante su conversación con Fallon; su película demuestra una vez más que la animación es una poderosa herramienta para contar historias con recursos solo limitados por la imaginación humana.

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Imagen: Netflix, The Jim Henson Company, Pathé, ShadowMachine, Double Dare You, Necropia Entertainment

El filme recorre los apartados más icónicos del cuento clásico, reconfigurando cada parte a las intenciones de sus creadores, y de paso haciéndonos olvidar el infame remake live action de Disney destaca el trabajo vocal de Christoph Waltz como el malvado Volpe. Quizá la incorporación más llamativa a la historia es la de Podestà (Ron Perlman), un militar fascista que ve en Pinocho a un disidente, pero también una oportunidad de reafirmar las convicciones de su partido y el espíritu nacionalista de su hijo, Candlewick (Finn Wolfhard) La subtrama, de nuevo, enfatiza la rebeldía y el pensamiento independiente como la esperanza humana. De igual manera, la relación entre Podestà y Candlewick extrapola la que sostiene Geppetto son nuevo hijo, mostrando los peligros de moldear a los demás a partir de ideas extremistas.

"Lo que debe pasar, pasa. Y luego ya no existimos", declara Sebastián J. Grillo cerrando su narración y una de las secuencias más desconsoladoras y abrumadoras de la película. Del Toro nos recuerda que la vida es un regalo maravilloso, y que la mortalidad que nos define es lo que hace que nuestra existencia sea enormemente valiosa. Los últimos instantes de esta obra maestra de la animación nos acercan a la muerte, pero también a la vida y todo lo maravilloso que tiene para ofrecer mientras la tengamos. Con esto, el director reafirma su amor por vivir y propone el hecho de contar historias como un medio para trascender. ¿Para qué obsesionarnos con lo que viene a continuación si podemos vivir el ahora? Los cuentos y los relatos se encargarán del resto.

Pinocho de Guillermo del Toro está disponible en Netflix.

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