Contra todo pronóstico, Los Nuevos Mutantes finalmente ha llegado a la pantalla grande, aunque, por supuesto, en las peores circunstancias posibles. El epílogo del universo de los X-Men construido por Fox durante dos décadas surge de sus propias cenizas, así como las de una franquicia que sufrió bastante durante los últimos años. Ahora, recuperada por sus dueños para un posible y esperado choque con los Avengers en el futuro, este popular grupo de personajes se prepara para recibir un nuevo tratamiento cinematográfico.
Aunque concebida con otros propósitos, la cinta funciona como una despedida y un nuevo comienzo, el cual planta algunas valiosas semillas en un campo que parece ya sobrepoblado. Que Disney y Marvel pretendan cosechar los frutos es otra historia.
"Dani" Moonstar (Blu Hunt), una nativa estadounidense, ve a su padre morir mientras escapa de un letal y extraño ataque en su comunidad. Después de la tragedia, la joven despierta en un hospital psiquiátrico, donde la Dr. Reyes (Alice Braga) le revela su verdadera naturaleza mutante. Asimilando esta información y su reciente pérdida, Dani comienza a congeniar con los otros pacientes, mutantes adolescentes remitidos en la institución para aprender a utilizar sus nuevos poderes.
Pero algo oscuro yace dentro de las paredes del hospital. Cuando una extraña serie de ocurrencias comienza a perturbar a cada uno de los chicos, estos no tardan en dudar sobre el verdadero propósito de su estancia. Mientras, Dani se topa con su nueva vida como mutante y un futuro incierto.
Casi condenada a los servicios de streaming tras el golpe de la pandemia y víctima de distintos retrasos, cambios de ideas y los planes de una nueva administración, Los Nuevos Mutantes ha visto la luz como un especie de spin-off situado, aparentemente, en el mismo universo fílmico de los X-Men.
Se trata de un ejercicio parecido al de Logan, donde un personaje icónico como Wolverine fue introducido en una dinámica más brutal y dramática que la de las películas del equipo al que pertenecía. En esta ocasión, el elemento innovador es el género de terror, el cual se integra en distintos aspectos de una historia que lidia con el horror de encontrarse solo y marginado.
El trauma de una adolescencia en soledad enfrentando dolorosos cambios es manifestado como nunca antes en la franquicia. De igual manera, otros temas característicos de los cómics, que rara vez habían sido representados en pantalla, emergen para darle una nueva dimensión a los mutantes. Si bien Dani es el faro que guía al espectador durante este breve relato, el hospital es habitado por otros personajes enfrascados en un terrible conflicto con ellos mismos.
Cada uno hace frente a sus demonios a su manera. "Bobby" (Henry Zaga), por ejemplo, un millonario recluido por sus padres, ha creado una fachada de mujeriego para esconder una terrible pérdida y sus demás vulnerabilidades. "Sam" (Charlie Heaton), más introvertido y sin reparo en sumirse por completo en su depresión, se encuentra cerca de un precipicio emocional a causa de la culpa que lo consume.
En Rahne (Maisie Williams) queda manifiesta una brutal decepción, aquella en la que la fe termina por ser la peor enemiga de una joven mujer consternada por los cambios que atraviesa. Su latente estado vulnerable le permite empatizar rápidamente con Dani, quien encuentra en ella una oportunidad de liberar otra faceta de sí misma, un concepto importante de los cómics que se traslada finalmente a la pantalla grande.
Y finalmente está Illyana (Anya Taylor-Joy), también conocida como Magik, una engreída adolescente que disimula sus propios temores con una actitud pedante y abusiva. Como uno de los personajes más famosos del grupo, y con una conexión a los X-Men al ser la hermana de Colossus, Illyana recibe el tratamiento visual más llamativo y el mayor tiempo en pantalla además de Dani. Su confrontación inicial enmarca esa lucha por la supervivencia, a un nivel más íntimo, característica de su especie ficticia.
Los Nuevos Mutantes poco a poco nos deja explorar el pasado de cada uno de estos individuos, quienes deben hacer frente a un aspecto que se ha representado muy poco en el género: el daño colateral. Batman v Superman fue probablemente una de las primeras películas que hizo referencia a la incapacidad de los superhéroes de salvar a todos.
The Boys expandió finalmente el tema con una irreverencia y brutalidad absoluta, pero la cinta en cuestión indaga un poco más en este problema, el cual tiene implicaciones muy personales para buena parte del grupo. Su juventud, por supuesto, no ayuda del todo; sus terribles experiencias con sus recién descubiertos poderes les hacen sentir como especímenes que deben estar dentro de una jaula.
Si bien la cinta apenas asimila las concesiones tradicionales del terror, este enfoque le permite a Josh Boone (Bajo la Misma Estrella), el director y coguionista, experimenta con distintas situaciones hasta ahora inéditas en el cine de superhéroes. La aparición de los tétricos "hombres sonrientes", la existencia de una lúgubre capilla a un lado del hospital y el hecho de que haya una espectral estatua resguardando el complejo contribuyen a crear el entorno ideal para poner a prueba la entereza de unos sujetos literalmente muertos de miedo, aunque algunos no se atrevan a declararlo.
Al final, Boone no tiene más remedio que meterse de lleno a la acción y darle una resolución a la trama como en cualquier otra película de Marvel en la última década.
La buena noticia es que, a pesar de todos los problemas y un frío recibimiento de la gente y una parte de la crítica, Los Nuevos Mutantes cumple con su promesa de acercar a los superhéroes, aunque sea un poco, a un género tan ajeno como el terror.
Inspirándose sin duda en el éxito de Eso y Stranger Things, donde el miedo, representado aquí de distintas y ambiguas formas, aunque principalmente como el Oso Demonio, es el principal villano al que se enfrentan los niños o adolescentes, esta historia finalmente nos deja ver el trauma emocional y físico que significa descubrir el gen mutante. Como lo dice Dani al final, se trata de "una preciosa jaula" en la que se encuentran dos osos, uno bueno y otro maligno, en plena confrontación. El ganador dependerá de cada uno.
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