Reseña - Metronomy @ Pepsi Center, México 2020

"Oe, oe, oe, oe, ME-TRO, NO-MY", coreaban más de siete mil personas durante el concierto de Metronomy anoche, el más grande (fuera del Reino Unido) en toda su trayectoria hasta ahora. Con brazos abiertos, los fans recibieron a una banda que, aunque la ven muy seguido por estas tierras, siempre terminan sorprendidos de la mejor forma.

Ante un lleno total, Metronomy diseñó un show no solo para promocionar Metronomy Forever, su más reciente álbum, sino para hacer un recorrido por un repertorio musical construido durante quince años, consolidándose como una de los exponentes más notables del rock electrónico de la última época.

Vestidos totalmente de blanco, Joseph Mount y compañía saltaron al escenario para poner manos a la obra. Las energéticas "Lately" y "The Bay" pronto establecieron las reglas de la noche: nadie podría permanecer parado, el baile era imperativo. Ni siquiera la tonta idea de dividir la sección general en dos bajaba el ánimo de la gente. Desde muy temprano, las emociones estaban a tope.

Así, Metronomy siguió con un set que hacía saltos entre el presente y el pasado. "Wedding Bells" y "Whitsand Bay" mostraban dos facetas un tanto distintas de su actual sonido, una más trepidante que otra, pero igual de bien recibidas por el público. Por otro lado, "Everything Goes My Way" y "Corinne", nos devolvían a esa época de The English Riviera, la que atestiguó el despegue total del grupo hacia el estrellato.


Si bien Mount ha sido la mente maestra de este proyecto durante todo este tiempo, sus músicos son igual de respetados por los fans, sobre todo Anna Prior, quien solía recibir los mayores aplausos y alaridos de apoyo. Por momentos, esto ya no era "Metronomy Forever", sino "Anna Forever", tal y como su batería personalizada avisaba a los presentes.

Mount seguía cantando y enamorando a su público, pero también le daba espacio a sus compañeros para convertirse en el centro de atención durante algunas interpretaciones, sobre todo en las instrumentales, donde Oscar Cash y Michael Lovett se conjuntaban en los teclados y secuencias para encender todavía más la pista de baile que se había creado ante ellos. 

Más adelante, los guitarrazos de "Insecurity", los contagiosos "yeah, yeah, yeah" de "Old Skool", y el inconfundible beat de "Salted Caramel Ice Cream" no daban tregua a los fans. Aunque el espacio entre cada canción era notable, aprovechado por Mount para mostrar su nivel de español y el de sus compañeros, el descanso no estaba permitido.


Cerca del final del set principal, "The Look", quizá el momento más esperado de la noche, cumplió con la expectativa. Todos cantaban en perfecto unísono; y deseando que nunca terminará, la gente se apropió del tema extendiéndolo con su propia voz para sorpresa del propio Mount.

Durante el encore, la agrupación se remontó a sus inicios. La parte menos convencional del concierto fue protagonizada por el conocido deletreo de "Radio Ladio" y la crudeza de "You Could Easily Have Me", cuyos guitarrazos demostraron que la banda también se puede poner salvaje. 

Con un espectáculo sobrio pero muy convincente, cercano a las dos horas, Metronomy le hizo saber a sus fans que estará aquí por siempre, y no podemos estar más agradecidos por ello.

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