Diamantes en Bruto es el nuevo largometraje de los hermanos Safdie, los mismos que en 2017 presentaron Good Time, una película asfixiante que narra la vida problemática de dos hermanos sumergidos en el mundo de las drogas, y que abonó seriedad a la carrera de Robert Pattinson, el protagonista de la historia.
Ahora, es el turno para Adam Sandler, un actor frecuentemente señalado por su falta de rango actoral y de participar en películas con tramas predecibles, pero que en 2002 arrojó un halo de luz al interpretar de manera asombrosa a Barry Egan en la película Punch–Drunk Love de Paul Thomas Anderson.
Es 2010, un grupo de mineros etíopes encuentra una roca que deja entrever un ópalo negro de singular belleza, tan iridiscente que hipnotiza, y que permite a quien lo observe con detalle apreciar el mismísimo cosmos; pero su descubrimiento y la consecuencia de poseerlo puede tener un costo.
Howard Ratner es un hombre carismático, pero no por eso menos patético, entregado a su trabajo y negocio de joyería, padre de familia amoroso, y fanático del baloncesto. Goza también de una notable fama entre sus compañeros de oficio, ese es su lado más brillante.
Pero así como las gemas que tienen varias caras, también es deshonesto, infiel y con una ludopatía que lo han llevado a un agujero de deudas, del cual intentará salir haciendo lo que mejor sabe hacer: apostar; ese es su lado opaco.
Pero así como las gemas que tienen varias caras, también es deshonesto, infiel y con una ludopatía que lo han llevado a un agujero de deudas, del cual intentará salir haciendo lo que mejor sabe hacer: apostar; ese es su lado opaco.
Diamantes en Bruto cuenta con un guión de una intensidad asombrosa, un ritmo trepidante que no da respiro y que nos sumerge poco a poco en la historia con la ayuda de un gran puesta de cámara, para llevarnos de ser simples espectadores hasta partícipes del riesgoso juego que Howard ha maquilado en su cabeza. Una cinta de suspenso de corte criminal que los mantendrá ansiosos y envueltos en un bucle de malas decisiones.
Por si no fuera suficiente, la cinta es acompañada de secuencias visualmente coloridas que le dan una atmósfera misteriosa casi celestial, reforzada con una etérea banda sonora.
Por si no fuera suficiente, la cinta es acompañada de secuencias visualmente coloridas que le dan una atmósfera misteriosa casi celestial, reforzada con una etérea banda sonora.
Una película brillante, bien tallada y salvaje que no pueden perderse.
Concuerdo, por momentos te desespera y te mantiene al borde del asiento... no esperaba menos del final. ¡Me gustó!
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