La unificación de las culturas siempre viene acompañada por la muerte de otras, aquellas olvidadas en los lugares más remotos. En Sueño en Otro Idioma, el director mexicano Ernesto Contreras utiliza este fenómeno para insertar una trágica historia de amor y resaltar la ineludible influencia de la globalización en los pueblos indígenas, específicamente de México. Con la constante presión del lenguaje, la situación económica, la religión y las imposiciones sociales, los integrantes de estas moribundas comunidades se aferran a sus costumbres y tradiciones; pero no satisfecha con la homogeneización, la sociedad se entromete incluso en sus sentimientos y en la forma que deben amar y entender la vida. Esta cinta observa con atención una relación imposible durante el ocaso de una lengua desconocida.
Martín (Fernando Álvarez Rebeil) es un estudiante de lenguas que viaja a la selva de Veracruz con la intención de documentar la lengua zikril, la cual está al borde de la extinción, pues dos hombres mayores de una remota comunidad permanecen como los únicos parlantes. El problema para el joven investigador es que, Isauro (José Manuel Poncelis) y Evaristo (Eligio Meléndez) no se han hablado en casi 50 años debido a un conflicto personal provocado supuestamente por una mujer. Al principio, los esfuerzos de Martín por reunir a los viejos son inútiles, pero gracias a la ayuda de la educada nieta de Evaristo, Lluvia (Fátima Molina), este no solo comienza a lograr poco a poco su cometido, sino a descubrir la verdadera razón de la enemistad entre ambos personajes.
El misterio alrededor de Sueño en Otro Idioma es el motor de una trama que comienza como la exploración de una comunidad rural ficticia, para luego transformarse en una dolorosa historia de amor marcada por la discriminación, la hipocresía y la presión de las "buenas costumbres". Contreras nos presenta a un grupo de individuos en conflicto consigo mismo y con los otros habitantes del pueblo. Martín, el educado estudiante, rebosa de felicidad cuando su proyecto comienza a tomar forma, pero pronto se da cuenta que ha abierto la caja de Pandora al desentrañar una vieja rivalidad y convertirse en parte del problema. Lluvia, la apacible nieta, se siente entre la espada y la pared al no poder revelar el origen de todo mientras sueña con emigrar a Estados Unidos. Finalmente, Isauro y Evaristo luchan contra sus propios sentimientos y con los vivos recuerdos de una época de intolerancia.
La película se desarrolla en presente y pasado. Un largo flashback revela la verdad detrás del pleito entre Isauro, en el cual también tiene que ver María (Nicolasa Ortiz Monasterio), la futura esposa de Evaristo, una refinada mujer con ciertos prejuicios. En esta escenas, Contreras establece un contexto de represión psicológica propagada por la Iglesia Católica y las clases dominantes. Así, un amor puro se se transforma en odio y un terrible recordatorio de que las apariencias son lo más importante. En el presente, las cosas tampoco pintan bien, pues mientras el zikril sigue al borde de la extinción, Martín se topa con la difícil tarea de tener que reconciliar a dos hombres lastimados física y mentalmente y con emociones reprimidas.
Pero entre toda esta opresión emerge un mundo fantástico al que director hace varios guiños. Martín tiene contacto con él a través de algunos de los habitantes del pueblo, y aunque nadie hace referencia directa a el, algunas escenas nos lo muestran como un lugar idílico en el que no existen distinciones de ningún tipo y donde el sufrimiento no tiene cabida. Isauro y Evaristo parecen desconocer su existencia, pero en el fondo es quizá el lugar que sus almas añoran más que nada. Desafortunadamente, el planteamiento sobre la preservación de una lengua milenaria se ve opacada por un relato amoroso convencional que, a pesar de tener como protagonistas a dos personas del mismo sexo, termina por ser un tanto complaciente.
Al final, Contreras nunca pierde cl control de la narrativa. Mientras el misterio se va desenvolviendo, la vida en el pueblo nos deja ver la ironía de la situación: decenas de personas tratan de aprender inglés para poder irse en busca de un mejor futuro mientras una lengua con un poder que aparentemente va más allá de lo terrenal sucumbe ante una profunda tragedia. Sueño en Otro Idioma es una película mexicana con un notable espíritu y una bella idea que, aunque no es ejecutada a la perfección, propone algo distinto y ambicioso, pues haber creado la lengua para la cinta seguramente fue todo un reto. Veremos cómo le va en al próxima entrega de los Ariel con sus múltiples nominaciones.
El misterio alrededor de Sueño en Otro Idioma es el motor de una trama que comienza como la exploración de una comunidad rural ficticia, para luego transformarse en una dolorosa historia de amor marcada por la discriminación, la hipocresía y la presión de las "buenas costumbres". Contreras nos presenta a un grupo de individuos en conflicto consigo mismo y con los otros habitantes del pueblo. Martín, el educado estudiante, rebosa de felicidad cuando su proyecto comienza a tomar forma, pero pronto se da cuenta que ha abierto la caja de Pandora al desentrañar una vieja rivalidad y convertirse en parte del problema. Lluvia, la apacible nieta, se siente entre la espada y la pared al no poder revelar el origen de todo mientras sueña con emigrar a Estados Unidos. Finalmente, Isauro y Evaristo luchan contra sus propios sentimientos y con los vivos recuerdos de una época de intolerancia.
Pero entre toda esta opresión emerge un mundo fantástico al que director hace varios guiños. Martín tiene contacto con él a través de algunos de los habitantes del pueblo, y aunque nadie hace referencia directa a el, algunas escenas nos lo muestran como un lugar idílico en el que no existen distinciones de ningún tipo y donde el sufrimiento no tiene cabida. Isauro y Evaristo parecen desconocer su existencia, pero en el fondo es quizá el lugar que sus almas añoran más que nada. Desafortunadamente, el planteamiento sobre la preservación de una lengua milenaria se ve opacada por un relato amoroso convencional que, a pesar de tener como protagonistas a dos personas del mismo sexo, termina por ser un tanto complaciente.
Al final, Contreras nunca pierde cl control de la narrativa. Mientras el misterio se va desenvolviendo, la vida en el pueblo nos deja ver la ironía de la situación: decenas de personas tratan de aprender inglés para poder irse en busca de un mejor futuro mientras una lengua con un poder que aparentemente va más allá de lo terrenal sucumbe ante una profunda tragedia. Sueño en Otro Idioma es una película mexicana con un notable espíritu y una bella idea que, aunque no es ejecutada a la perfección, propone algo distinto y ambicioso, pues haber creado la lengua para la cinta seguramente fue todo un reto. Veremos cómo le va en al próxima entrega de los Ariel con sus múltiples nominaciones.
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