Reseña - LCD Soundsystem @ Pepsi Center, México 2018

Una bola disco gigante colgando del techo solo podía significar una cosa, LCD Soundsystem estaban al acecho. Por tercer año consecutivo, James Murphy y compañía estaban en México, pero esta vez con un show en solitario, lo cual no ocurría desde aquellos días en los que decían adiós, supuestamente, de manera definitiva. Aquello sonaba inaudito ¿cómo una banda en sus mejores años y con poca trayectoria decidía marcharse para siempre? Como hemos llegado a entender en los últimos tiempos, este tipo de intenciones no deben tomarse seriamente. Si Guns N' Roses lo hicieron, curiosamente al mismo tiempo que LCD, entonces cualquiera podría hacerlo cuando se les dé la gana.

Y eso es lo que Murphy hizo exactamente, no sin antes pedir perdón por haber de alguna manera traicionado su palabra; y a esto ¿quién demonios no va a perdonar a uno de los iconos de la escena neoyorquina de principios de siglo que resultó determinante en el ascenso de todo un movimiento musical? No podemos más que estar agradecidos con él por haber decidido volver con sus viejos compañeros y con nuevo material.




El concierto de anoche en el Pepsi Center fue el primero en el país tras lanzar American Dream, su esperado cuarto álbum de estudio alabado por la crítica y que le daba la razón a Murphy, este grupo todavía tenía muchas cosas por decir.

Abriéndose paso en un escenario atiborrado de instrumentos, módulos, y consolas, los ocho integrantes de la banda poco a poco tomaban sus posiciones. Entre la multitud destacaban Pat Mahoney, baterista; Nancy Whang, tecladista con un llamativo atuendo lila; y claro, el mismo Murphy, quien a primera vista no lucía como el influyente productor de rock y electrónica que es, sino como un tipo que venía pasar un buen rato con sus fans y compañeros.

El también vocalista es un espécimen sumamente único. Mientras los demás músicos comenzaban a construir los temas con toda paciencia, este se paseaba de aquí para allá supervisando el sonido, dando instrucciones y hasta haciendo ajustes el mismo. En una ocasión movió todo un set  de percusiones mientras cantaba ferozmente y sin soltar el micrófono. Todo esto lo hacía con una singular actitud; a veces parecía como si algo anduviera mal, pero lo cierto es que Murphy simplemente quería la mejor experiencia para todos. Por momentos daba la impresión de que presenciábamos un ensayo grupal en el que todo salía a la perfección.


La velada significó un recorrido por la carrera de la banda. Cuatro discos podría parecer poco, pero vaya que están llenos de éxitos y temas que pueden incendiar la pista de baile. Los guitarrazos de "Tribulations", las secuencias de "Get Innocuous!" y el optimismo disco de "Yeah" infectaban a todos los asistentes, quienes simulaban estar en la pista de un inmenso club propiedad de Murphy y los demás.

Resulta muy satisfactorio saber que cada uno de los sonidos que escuchamos en las versiones de estudio son interpretados íntegramente en vivo. Quizá de ahí la obsesión del neoyorquino, que como productor siempre se preocupa por traducir sus composiciones a un formato en vivo en el que nada se quede en el camino. "Tonite" y "Home", con todo y ese ritmo evocativo a los Talking Heads, eran prueba de ello.

De forma muy curiosa y después de la explosiva y emotiva interpretación de "New York, I Love You but You're Bringing Me Down", Murphy explicó que el encore realmente no existe en sus shows, sino más bien una pausa para que todos puedan ir a hacer pipí, y vaya que lo necesitaban, las copas de vino rondando por el escenario fueron notables protagonistas de la noche.


Después de la pausa, LCD volvieron para tocar unos cuantos temas más, entre los que no podían faltar "Dance Yrself Clean", ese épico tema que engloba toda la esencia del grupo, y "All Your Friends", con la que todos se preguntaban en dónde estaban eso amigos que se habían perdido de este memorable concierto.

Cuando las luces se prendieron y una vez que Murphy había dejado el escenario, el público estaban listo para volver en sí después de tan frenéticos minutos llenos de baile. Pero había algo seguro, todos despertarían con una sonrisa en el rostro al día siguiente y seguros de que habían disfrutado al máximo.

Comentarios