Amy: el ascenso y caída de Amy Winehouse

Como uno de los últimos fenómenos musicales de nuestros tiempos, Amy Winehouse pasó a convertirse no solo en ícono de la cultura popular contemporánea, sino un ejemplo de la degradación como individuo que conlleva el hecho de acariciar la fama y el éxito aunque sea tan solo por un instante. Desde su trágica muerte,  el voraz corporacionismo de las disqueras ha tratado de mantener (y explotar) su legado con uno u otro lanzamiento póstumo, pero es Amy, el primer documental sobre su vida como artista, el que realmente desnuda a la trágica figura de una mujer que fue devorada por una insaciable industria.

Dirigido por Asif Kapadia, el documental nos muestra distintos momentos de la vida de Winehouse, desde su época como una adolescente con problemas alimenticios, hasta su meteórico ascenso a la fama, así como su triste y oscuro final. A través de videos caseros, clips de televisión, material de archivo y comentarios de familiares, amigos y sus colaboradores más cercanos, la cinta construye con detalle la vida como artista, amante, amiga e hija de una de las cantantes más célebres del Siglo XXI. Responsable del brillante documental del piloto Aryton Senna, Kapadia vuelve a escena con un trabajo honesto, conciso y objetivo que simplemente pretende acercarnos a esa otra faceta de la atormentada chica, no la que el morbo de los tabloides se empeñó en concebir durante mucho tiempo, sino la que se escondía detrás de los flashes y la polémica.


El material que el director logró reunir es sencillamente maravilloso. La cuidadosa selección del mismo nos muestra distintos rasgos de la personalidad de Winehouse, pero también deja al descubierto la autenticidad de la que carecen muchos de los "artistas" de la actualidad. Varios clips exponen su lado más humilde, como uno grabado por un compañero suyo mientras viajan por las autopistas británicas en un viejo coche para promocionar su álbum debut. En otro más, una entrevista para ser precisos, Winehouse describe lo que el éxito significa para ella. En pocas palabras, no es el dinero ni el reconocimiento lo que la joven buscaba, sino la libertad de poder ser ella misma y de que nadie interfiriera con su trabajo.

Quizá el momento definitivo con respecto a lo anterior es cuando se encuentra grabando un dueto con su ídolo y héroe personal, Tony Bennett. Visiblemente intimidada y nerviosa, Winehouse ejecuta una gran interpretación, la cual increíblemente piensa no se encuentra a la altura de alguien como la leyenda a la que tiene a lado. Amy nunca se consideró así misma como una súper estrella y son estas escenas las que nos dejan en claro que la fama nunca se le subió a la cabeza, sino lo totalmente opuesto.

Y aunque la cantautora gozó de un notable control sobre su obra, fue en su vida personal donde varias influencias externas causaron serios estragos. Si hay algún villano en Amy, este tiene que ser Blake Fielder-Civil, su esposo y quien la arrastró a una espiral descendente llena de drogas, alcohol, excesos y una serie de decepciones que afectaron profundamente a Amy, las cual terminó por ser un factor determinante en las desatinadas decisiones hacia el final de su vida. Kapadia no necesita manipular al espectador para demostrar la nociva presencia de Fielder. Su interés, su pobre criterio y la forma en que manipulaba a su esposa lo dejan como un ser vil e incapaz de darse cuenta de lo que estaba haciendo.


El documental también nos enseña el lado más genuino de Amy. Un clip en donde un entrevistador le habla sobre Dido y trata de compararla con ella resulta hilarante por el sarcasmo y poco interés con la que responde y asiente. Otras entrevistas aquí expuestas también sacan a relucir su deseo de mantenerse fiel a sí misma y evitar ser moldeada por la disquera con la que tenía contrato.

Pero también nos topamos con varios tristes momentos que enmarcan su fragilidad y lo difícil que era vivir bajo los eternos reflectores. Su fallido show en Belgrado, en donde sale al escenario totalmente alcoholizada y sin saber qué ocurre a su alrededor, el testimonio de un amigo suyo que narra cómo la veía drogarse sin poder hacer nada al respecto o el intenso acecho los paparazzi son evidencia de la gran desdicha que pasó durante la última etapa de su vida,


Aunque estamos ante una obra más sencilla y concebida de una manera distinta, Amy posee la misma fuerza que Montage of Heck, el documental de este mismo año sobre Kurt Cobain. Ambos tienen como protagonistas a individuos perturbados y con series problemas personales que de pronto se hicieron famosos gracias a un don que más tarde terminó por su maldición. Tanto Winehouse como Cobain se negaron a convertirse en lo que la sociedad, los fanáticos y los medios les pedían a gritos.

Amy es el triste relato de una talentosa mujer que sucumbió ante sus propios demonios y cuya caída fue brutalmente expuesta por un torbellino mediático. Peligrosamente delgada y atormentada, Winehouse sale de su casa o un bar, mientras los infinitos flashazos ahogan el sonido y encadilan la vista. El precio de la fama es uno realmente muy caro.

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