Los Cuatro Fantásticos es, fácilmente, una de las peores películas del año. Odiada unánimemente tanto por la crítica como por los fanáticos, el reboot de la más famosa familia de Marvel es una monumental catástrofe en todos los sentidos. Víctima de una turbulenta producción dirigida, aparentemente, por Josh Trank, la cinta enfrentó una enorme cantidad de críticas por varias razones, como la elección del reparto y la decisión de alejarse bastante del material original. A pesar de todo, existía todavía un atisbo de esperanza de que los creativos supieran lo que estaban haciendo, pero al final, esta nueva versión no es más que un insulto para el legado de unos de los superhéroes más icónicos de la historia.
Superdotado intelectualmente, el joven Reed Richards (Milles Teller) consigue por sí mismo un hito científico: la teletransportación interdimensional de la materia. Cuando el doctor Franklin Storm conoce a Reed, este no duda en incorporarlo a su equipo y proyecto que buscan el mismo objetivo: la exploración de lo desconocido. Reclutando también a sus hijos, Sue (Kate Mara), una científica igual de inteligente; y Johnny (Michael B. Jordan), un temerario y problemático chico y a un brillante pero enigmático e inestable experto llamado Victor Von Doom (Toby Kebbell), Storm se prepara para llevar por primera vez a un grupo de humanos a otra dimensión. Sin embargo, cuando los jóvenes deciden adelantar los planes y saltar por su cuenta, un accidente casi acaba con sus vidas en aquel inhóspito y desconocido lugar. Es cuando milagrosamente regresan que sus cuerpos han cambiado terrible pero sorprendentemente.
Josh Trank, quien lograra hacerse de bastante reconocimiento con su pequeña cinta independiente Poder Sin Límites, fue elegido para el reboot de esta franquicia seriamente lastimada por las dos previas películas de la década pasada. Las dudas comenzaron cuando se dio a conocer el casting, el cual estaba conformado por actores sumamente jóvenes y por algunos cambios en los personajes, como la raza de la Antorcha Humana. Desde ese momento, las críticas no cesaron de llegar y cuando arribaron los primeros avances, el temor de que esta nueva versión no se apegara en lo más mínimo al cómic se generalizó contundentemente. Dicho y hecho, Los Cuatro Fantásticos presenta no solo los eternos clichés de una cinta del género, sino la sensación de que no está terminada y de que le faltaron meses de producción.
La primera parte de la película es pesada y aburrida. La presentación de los protagonistas es burda y tediosa. Reed es un ñoño erudito que peca de una inocencia y torpeza social innecesarias. Sue es una ¿kosovar que necesita de música para trabajar? Johnny es un tipo que odia a su padre y Doom, un hacker antisocial que de pronto odia al mundo por ninguna razón aparente. Finalmente, Ben Grimm (Jamie Bell) es una piedra, literal, incluso antes de transformarse. Los estereotipos son evidentes, pero lo peor de todo es el poco desarrollo que cada uno tiene en la trama. No sabemos nada sobre ellos. ¿Cuáles son sus motivaciones? ¿Cuál es su conflicto? ¿Por qué demonios hacen lo que hacen? Nada tiene sentido. Y por si fuera poco, el guión de Trank y Simon Kinberg (por cierto, uno de los involucrados en al nueva narrativa de Star Wars) es tan pobre que los raquíticos personajes todavía cuentan con notables inconsistencias. En un momento, Johnny odia a su padre por quitarle su auto de carreras; de pronto, trabaja gustoso con sus nuevos compañeros para viajar a otra dimensión. Ben Grimm, por otro lado, es caracterizado de joven como una víctima de abuso físico por parte de su hermano ¿para qué? Su desarrollo no ofrece ninguna señal de que esto tenga algún tipo de relevancia. En suma, ninguno de los personajes tiene un rumbo fijo.
Pero esto no es nada. La segunda parte, lo que ocurre después del accidente, es un completo desastre. Por alguna razón, estas secuencias parecen estar dirigidas por alguien más y editadas por un amateur sin sentido sobre la continuidad. Saliéndose por la vía fácil, la trama se salta varios meses de la historia, y de tener a cuatro sujetos con poderes que son tratados como enfermedades, ahora encontramos a un grupo de jóvenes expertos en combate y cooperando cabalmente. ¿Qué pasó en todo ese tiempo? Trank y su equipo llevaron la historia hacia adelante de manera superficial y olvidándose completamente de un desarrollo íntegro de sus personajes. A partir de ese momento, todo sucede tan rápido y súbitamente que no queda duda de que todo esto fue filmado precipitadamente y sin algún tipo de coherencia.
El último acto es realmente de pena ajena. La pelea final entre los Cuatro Fantásticos y Doom no tiene emoción alguna. Además de que esta es la única ocasión en la que se enfrentan, el combate se limita a un intercambio de estúpidas y trilladas frases, además de una ridícula manera de deshacerse del antagonista. Y al final, todos son felices. Habiendo aceptado su "monstruosidad" y la muerte de sus seres queridos en cuestión de minutos, lo único que les queda es decidir su nombre entre bromas y risas. ¿Para reír o llorar?
Todo el diseño de la película es lamentable. Además de carecer de cualquier pizca de originalidad, los encargados de este departamento se empeñaron en deshonrar la mitología de los Cuatro Fantásticos con poco memorables trajes y un infame Dr. Doom que hace lucir a la encarnación de Julian McMahon como el más temible villano de todos los tiempos. Queriendo dar un giro radical a la esencia del cómic, esta quedó perdida en las entrañas de algo que no es un drama ni una película de superhéroes.
¿Y qué decir de los efectos especiales? Increíble que una producción de más de 100 millones de dólares cuenta con renders a los cuales les falta bastante trabajo. Basta con ver a La Mole, quien la mayor parte de las veces se encuentra casi integrado al fondo sin ningún tipo de dimensionalidad. Los campos de fuerza de la Mujer Invisible, las extremidades alargadas de Richards, las llamas de la Antorcha Humana. Sus elementos más distintivos son ahora objeto de ridiculización.
No hay nada que se pueda rescatar de este proyecto. Estamos posiblemente ante de una de las peores adaptaciones de cómics de la historia. Sí, habrá quien diga que hay otras más, el problema es lo que esta película pretendía, dotar de nueva vida a una serie con la que nadie nunca ha podido dar en el clavo con un enfoque mucho más serio y arraigado en mundo un tanto oscuro. Quizá sea momento de dejarlo por las buenas o que los Estudios Marvel se hagan cargo de ello de una vez por todas.
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