Sueño de Invierno: una exhaustiva observación de las relaciones humanas

Alrededor de las espectaculares y únicas formaciones rocosas de Capadocia, Turquía, un pudiente y peculiar hombre habla con su esposa y hermana acerca de la posibilidad de dejar que el mal le ocurra a uno para así tratar de que los malhechores se den cuenta de lo que realmente están haciendo. Para él, la declaración le parece de lo más estúpido y disparatado del mundo, ¿acabar con la maldad dejándonos hacer el mismo mal? Su hermana, por otro lado, sostiene su argumento a capa y espada, nada le hará cambiar de opinión. Esta es solo una de las exhaustivas conversaciones que mantienen los personajes de Sueño de Invierno, la última obra del aclamado director turco Nuri Bleige Ceylan (Érase Una Vez en Anatolia) y ganadora de la prestigiosa Palma de Oro de la pasada edición del festival de Cannes.

Habrá que comenzar esta reseña advirtiendo de lo que uno está a punto de ver. Sueño de Invierno es una densa examinación de las relaciones humanas conformada por larguísimas e intensas conversaciones que en su conjunto tienen una duración de 3 horas y 10 minutos. No hay una trama en particular, los tres personajes principales solo hablan entre sí, y con otros cuantos individuos más, acerca de su relación, sus propósitos en la vida y de cómo se perciben el uno al otro. Sí, difícil, pero habrá que destacar la maestría de Ceylan para crear personajes tan profundos y complejos, pues vaya que una vez que hayamos terminado de verla recordaremos lo complicado que puede llegar a ser una relación humana.

La trama, o lo poco que hay de ella, va a así: Aydin (Haluk Biliginer), es un adinerado y ciertamente poderoso hombre que vive en la zona turística de Capadocia, Turquía, en donde es dueño de un hermoso y acogedor hotel boutique, además de varias tierras y casas, las cuales renta a la gente de los alrededores, la mayoría de bajos recursos. Con el viven su esposa Nihal (Melisa Sözen), una atormentada mujer que se siente esclavizada en un matrimonio sin sentido, y la hermana, Necla (Demet Akbag), quien no tiene un solo pelo en la lengua. A lo largo de la cinta, los tres personajes entablarán serias y agresivas discusiones que dejarán expuestos sus más profundos sentimientos, deseos, frustraciones y emociones.

Para poder hablar de Sueño de Invierno es necesario hablar a fondo de cada uno de estos individuos, los cuales representan tres distintas percepciones sobre la vida. Aydin, el jefe de la familia, o al menos lo que él quiere pensar, es el hombre del dinero, el poder y las decisiones; sin embargo, su pasiva actitud ante todo lo que ocurre en su vida lo ha alejado y desconectado totalmente de sus seres queridos. La gente del pueblo lo respeta, pero le teme, pues con el mínimo atraso en sus rentas, los cobradores llegan a quitarles sus pertenencias. Por supuesto, Aydin vive al margen de todo ello, realmente no le interesa. Es justo al principio cuando nos damos cuenta de esto. Junto a su asistente, Hidayet, Aydin viaja al pueblo a cobrar una renta atrasada de un hombre llamado Hamdi. En el camino, un niño avienta una piedra al auto provocando por poco un accidente. Los hombres logran atraparlo y se dan cuenta que es el hijo de Ismael, el hermano de Hamdi. Ya en casa de estos, Hidayet es el que enfrenta la situación, mientras que Aydin se mantiene a lo lejos. En otro momento, Hamdi acude con él para disculparse y decirle que le pagará todos los adeudos; sin embargo, Aydin le responde argumentando que no sabe nada y que es con los abogados con los que tiene que arreglarse. Pareciera como si Aydin fuera el despreocupado rey feudal de la región que no quiere ensuciarse las manos.

La única preocupación real de Aydin en su aparente mundo perfecto es libro que quiere escribir: La Historia del Teatro Turco. Durante su juventud fue actor y hasta llegó a conocer al mítico Omar Sharif. A la par de su investigación para comenzar a escribir su libro, el hombre también es columnista de un diario local que, según su hermana, nadie lee. De alguna manera, Aydin piensa que lo que tiene que decir le concierne a todos los habitantes. Contrario a lo que piensa, y como su hermana Necla lo hace ver, Aydin vive bajo un enorme umbral de auto engaño que lo ha cegado de lo que realmente ocurre en sus tierras y en su casa misma. Su esposa lo desprecia y su hermana está profundamente decepcionada de él. ¿En qué punto perdió el respeto de sus familiares? 


Aydin no es religioso, solo cree en sí mismo. ¿Qué mas necesita? Aparentemente, la única compañía de la que verdaderamente disfruta es de la de los turistas que se hospedan en su pequeño hotel. Cuando uno pregunta si hay caballos para montar, este responde negativamente, pero inmediatamente acude con un domador para conseguir uno, y cuando otros anuncian su partida, este no puede mas que sentirse un poco desilusionado y hasta triste. A Aydin le gusta tener el control en cada unas de sus relaciones, quiere que todos se den cuenta de lo sabio, amable y magnánimo que es; sin embargo, este lo hace con la gente equivocada, a quienes realmente les importa un carajo.

Nehal es la atribulada y joven esposa que prácticamente está con Aydin con su dinero. Lo único que la mantiene adelante es la organización de caridad que ha formado con la ayuda de otros acaudalados de la región. Una larguísima conversación que mantiene con su esposo deja ver el gran sufrimiento que es vivir con él, cosa que Aydin no puede entender. De regreso a su organización, este último le advierte que hacer algo así puede traer problemas legales, pues no sabe con qué gente está tratando; en su lugar, este se ofrece a administrar el proyecto para el total repudio de Nehal. Nuevamente, Aydin trata de convencer que él es el único en quien se puede confiar y quien tiene la capacidad de ayudar a los demás.

Necla es la desconfiada e irritante hermana. A largo de la historia, esta entra en conflicto con Aydin y Nehal por distintas razones. Con esta última, el problema comienza cuando deja ver que quiere aplicar su filosofía de "dejarse hacer el mal" para recuperar a su ex esposo, un aparente patético alcohólico. Cree que dejando que este la maltrate se habrá de avergonzar y eventualmente llegará a amarla de verdad. Nehal, obviamente, cree que es una idea estúpida, pero que sí lo piensa así, lo haga. Poco a poco nos vamos dando cuenta de que toda la familia viven engañándose a sí mismos. Cerca del final, Nehal acude a ayudar a Hamdi con una gran sorpresa; desafortunadamente, la presencia del hermano Ismael habrá de demostrarle que no todo es dinero en la vida y que una conciencia no se limpia tan fácilmente.

Los hermosos paisajes de Capadocia quedan capturados por Ceylan de una forma sublime. Aunque casi toda la cinta se desarrolla en interiores, el frío y la nieve que azotan la región adquieren un notable protagonismo afectando el humor y las acciones de los personajes. 

Si bien las conversaciones son el aspecto destacado de la película, hay una escena en particular que llama la atención por el impacto que causa. Funcionando como un puente entre una discusión y otra, esta breve escena ve a Aydin acudiendo con el domador a capturar al caballo salvaje mencionado al principio. De una manera cruel y brutal, el experto logra atrapar al animal, pero el sufrimiento de este queda más que claro no solo para Aydin, sino para el espectador mismo. Más adelante, Aydin parece sentir una especia de culpa y emprende una acción que podría darnos una pista de sus sentimientos más ocultos. La escena habla por sí sola y es difícil de ver; de hecho, esta le valió una demanda al director por presunto maltrato animal.

No es fácil decir lo siguiente teniendo en cuenta la gran delicadeza que tuvo Ceylan para construir sus poderosas conversaciones, pero 3 horas 10 minutos de lo mismo realmente terminan por ser desgastantes. En varios momentos, sobre todo cuando Nehal y Aydin tienen la discusión más importante de la historia, la redundancia de sus palabras comienza a ser evidente. Sí, una conversación de esta naturaleza se da de la misma manera en la vida diaria, pero presenciarlo en tiempo real es algo denso y hasta tedioso. Quitarle un cacho a la cinta (una humilde opinión) no le haría daño en lo absoluto y le haría mucho más accesible.

Sueño de Invierno es un extensivo retrato de lo complicado de las relaciones humanas. El auto engaño, la carga de conciencia y los problemas de los personajes nos hablan de lo patéticos y frágiles que podemos llegar a ser sin siquiera darnos cuenta. Al final, puede que nunca lo hagamos y terminemos haciendo algo que creemos es importante, mientras todo lo demás se desmorona a nuestro alrededor. "Un hombre viejo es demasiado grande para cambiar", dice Nehal a Necla cuando discuten, ¿estamos condenados entonces a escribir nuestro propia Historia del Teatro Turco? Cada quien sabrá.

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