El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos

Peter Jackson finalmente ha concluido su larga travesía por la Tierra Media. Con la trilogía de El Señor de los Anillos, el director pasará a la historia por haber estado a cargo de una de las sagas fantásticas mejor logradas que se hayan visto en el cine; las enormes secuencias de batalla, la gran caracterización de sus personajes y la representación de un mundo tan vasto y hermoso como ese fueron solo algunos de sus aciertos. Cuando se anunció la adaptación de El Hobbit, nadie refutó el hecho de que regresaríamos una vez más ese mágico lugar una vez más, pero de haber sabido la forma en que Jackson lo haría, quizá hubiera sido mejor idea no volver nunca más. Con el último capítulo de esta nueva serie, el director neozelandés entrega su peor película en años, un cierre indigno al legado de J.R.R. Tolkien. Veamos por qué.

La Batalla de los Cinco Ejércitos, nombre que adoptó la cinta tras dejar de lado el título de There and Back Again, el cual lucía un tanto más apropiado, narra los últimos instantes de la travesía de Bilbo y los enanos para recuperar el reino perdido de estos últimos, Erebor. Además de tener que afrontar a Smaug, la tropa tendrá que lidiar con el súbito cambio en la personalidad de Thorin (Richard Armitage), tras obsesionarse con el tesoro de la Montaña Solitaria, y por si fuera poco, con un ejercito de elfos que desean clamar su tajada por un lado, con y otro enorme contingente de orcos con su propia agenda por el otro.

Cuesta trabajo aceptar que esta película sea un completo desastre, pero cuando uno recuerda que la idea original era hacer solamente dos entregas, y que esta última realmente sirve para contar unas cuantas páginas de la obra literaria en cuestión, es posible darse cuenta de lo innecesaria que resultan dos horas y media más de relato. 

PEQUEÑO SPOILER ADELANTE

El primer gran error de Jackson y los productores fue haber cortado La Desolación de Smaug en uno de los momentos más climáticos de toda la historia. Está bien, si vamos a tener 3 capítulos en esta nueva saga, entonces lo menos que pudieron haber hecho era haberle dado un final propio a cada una de ellas. ¿De qué sirvió el final de la segunda parte cuando en La Batalla de los Cinco Ejércitos el imponente Smag encuentra su final apenas a los 10 minutos de la cinta? Era obvio que el dragón ya no tendría más acción en el último capítulo; por eso, lo más apropiado hubiera sido cerrar su participación de una manera mucho más épica en el anterior.

TERMINA SPOILER

Pero este solo era el primer augurio de que todo saldría mal. En esta ocasión, el protagonismo se lo reparten varios de los personajes que hemos conocido en el camino. Thorin, Bilbo (Martin Freeman), Bardo (Luke Evans), Legolas (Orlando Bloom) y Tauriel (Evangeline Lilly) bien podrían ser los cinco personajes clave de la historia; sin embargo, a ninguno se le da la profundidad necesaria para poder justificar el cambio que sufren después de la batalla ni el peso necesario para poder llevar todo el peso narrativo. Bardo, por ejemplo, queda totalmente relegado a pequeñas peleas sin sentido que parecen un callejón sin salida, un desperdicio absoluto. Con Legolas sucede lo contrario, su tiempo en pantalla es bastante, pero este se limita a presentarlo como una furtiva máquina de matar con ninguna emoción en lo absoluto. Finalmente, la relación de Tauriel con el enano sigue siendo igual de patética que en la cinta anterior y una vez más deja en claro que su aparición en la saga fue totalmente irrelevante.


En medio de una batalla que definirá el destino de la región, a Jackson y sus guionistas (entre ellos Guillermo del Toro) les pareció que una buena dosis de "humor" sería conveniente. Las apariciones del cobarde y molesto Alfrid, sirviente del rey del Pueblo del Lago, resultan todo menos graciosas. Es imposible creer que su tiempo en pantalla es igual que al de Bardo, quien merecía más que terminar ser subordinado al estúpido e infantil humor de Alfrid. Sin duda una muy mala decisión.

Sin nada más que contar, la cinta se limita a presentar la eterna batalla de los cinco ejércitos (elfos, enanos, humanos y orcos) que no está ni siquiera cerca de alguna de las más memorables de El Señor de los Anillos. Cuando queremos acercarnos a vivir lo épico de la encarnizada guerra, Jackson cree que es mejor idea recaer en la obsesión de Thorin por su reino, la cual ya ha quedado clara desde el comienzo. De igual manera, y por alguna extraña razón, la pelea entre este último y Azog, el comandante orco, queda aislada de la batalla principal en un ambiente extraño y que solo sirve para usar recursos poco convincentes. 

No hay ningún solo momento en La Batalla de los Cinco Ejercitos que quede para el recuerdo. Jackson se empeña en caer en los más penosos clichés en lugar de preocuparse por contar algo, por más mínimo que sea. Que alguien "reviva" cuando ya se creía muerto (aunque por supuesto no lo creíamos), un slow-motion que desafía las leyes de la gravedad y una burda historia de amor se pueden aceptar en películas como Transformers o Los Juegos del Hambre, pero no en la Tierra Media. Por último, parece que Jackson no aprende, pues para rematar, creyó que volver a echar mano de uno de los deus ex machina más notables en el cine de los últimos años sería espectacular; PEQUEÑO SPOILER ADELANTE  sí, las águilas de Gandalf vuelven a aparecer una vez más para salvar el día. TERMINA SPOILER

En cuanto a los efectos especiales y al diseño de producción no hay mucho que comentar. La mayoría están a la altura a lo que Weta Workshop nos ha acostumbrado, pero sí hay momentos en que se les escapan algunas tomas de un nivel amateur.

Quizá el error más grande de toda la trilogía, y en especial de esta última parte, fue no haberse decidido por ser una precuela de El Señor de los Anillos o una historia más de este fantástico mundo.
Sí, se tratan de varios personajes importantes que igualmente aparecen en el viaje de Frodo y compañía, pero por momentos parece que estamos viendo la precuela de La Comunidad del Anillo; y por otros, una película aparte. La escena en que Gandalf es liberado de su cautiverio y varios comentarios de los personajes tratan de crear un puente con la saga, pero el tono, la ridiculez, y tramas irrelevantes que nada tienen que ver, nos hacen pensar que estamos viendo otra cosa distinta.

Tedioso, aburrido y redundante definen el triste adiós a la Tierra Media. Es una pena que todo haya tenido que terminar así. Lo más probable es que Peter Jackson haya sido obligado a ordeñar la nueva trilogía de la forma en lo que lo hicieron, pero él resulta igual de culpable por el hecho de haber accedido a ser parte de esto. Sí, podrán decir que otro más a cargo pudo haber resultado en algo mucho peor; lo cierto es que adaptación de El Hobbit ha resultado en un tremendo fracaso narrativo que seguramente inunda de tristeza a todos los amantes de la obra de Tolkien, algo muy parecido de lo que sucedió con las precuelas de La Guerra de las Galaxias.

Comentarios