Laika es actualmente uno de los mejores estudios de animación que existe en la industria. No solo es su característico stop-motion el que ha cautivado a chicos y grandes, sino sus historias poca convencionales que tratan de alejarse a lo que Disney, Pixar e incontables estudios más no han acostumbrado. Coraline, su debut y quizá su mejor trabajo hasta la fecha, es muestra de ello. Lo complejo de sus personajes, la cierta oscuridad de la trama y su impresionante despliegue de técnica dejaron en claro que Laika no es un estudio más.
Gracias a un muy buen trabajo, varios premios y bastante constancia, Laika presenta ahora su tercer largometraje, Los Boxtrolls, una tierna historia de encontrarse a sí mismo que sigue mostrando la gran habilidad de sus animadores, pero que desafortunadamente representa su primer desliz en cuanto a narrativa se refiere.
La trama nos sitúa en "QuesaVilla", un pueblo en donde el queso vale más que el dinero. Gobernado por una aristrocracia que poco su preocupa por su habitantes, "QuesaVilla" tiene un gran problema: una plaga de boxtrolls, pequeños seres que hurgan en la basura y que usan cajas como ropa. Su rareza y peculiaridad resulta repulsiva, por lo que sus ciudadanos los creen una gran amenaza. De esta manera, el malvado Archibaldo, un hombre obsesionado con el queso, propone sus servicios para deshacerse de estos seres a cambio de una sola cosa, un sombrero blanco, símbolo de la pertenencia a la más alta cúpula de la ciudad.
A pesar de la enorme muestra de talento, la minuciosidad de los detalles y el gran diseño de los personajes, Los Boxtrolls es una película poco memorable. ¿Por qué? Veamos.
Uno esperaría conocer a fondo a esta graciosa y única especie que da título a la cinta; sin embargo, el verdadero protagonista de esta es Huevo, un niño que cayó con los boxtrolls por una razón no del todo clara al principio, pero que ha encontrado en ellos a una verdadera familia. Esta es en realidad la historia de Huevo, quien debido a la confrontación de Archibaldo con los boxtrolls, no solo se dará cuenta de dónde viene, sino quién es realmente. No hay ningún problema con ello, estamos claramente ante una película infantil, la cuestión es que estamos hablando de Laika, quienes en Coraline, y en menor medida en ParaNorman, habían destacado por mostrarnos situaciones oscuras y atípicas para películas de este tipo; en su lugar, Los Boxtrolls se aleja de ello y nos presenta una historia poco atractiva y estrictamente convencional.
Otro de las decepciones tiene que ver precisamente con los pequeños boxtrolls. Su concepción debió haber sido todo un reto para el equipo, entonces ¿por qué no darles el tiempo en pantalla que merecen? Claro, su participación en la historia es activa, pero no funcionan mas que como los acompañantes del héroe; la trama apenas nos adentra en un mundo que verdaderamente parece fascinante: cuevas llenas de los más extraños artefactos y las más alocadas invenciones, pues cabe destacar que los boxtrolls son una raza sumamente inteligente y perspicaz, pero con un gran defecto: un miedo terrible a las confrontaciones.
Esto nos lleva a uno de los aciertos de la película. Si bien la trama no es la mejor, esta tiene un subtexto sin la cual no podríamos estar hablando de una obra de Laika. La crítica a la clase gobernante y las metáforas del queso con el poder son los aspectos que más valen la pena apreciar en esta ocasión. Una ironía interesante, por ejemplo, es la alergia que tiene el villano al lácteo. ¿Por qué se aferra tanto un hombre a algo que terminará por destruirlo?
El toque de las cajas también resulta muy acertado. Estas son la manera de los boxtrolls de enfrentar su miedo, pues ante cualquier conflicto no dudan en esconderse en ellas. La aventura de Huevo será su oportunidad más grande de finalmente dejar sus complejos atrás, pues tendrán en él mejor ejemplo para superarse a sí mismos.
Quien se lleva la película es ciertamente Archibaldo, un villano poco común, pero que cuenta con todos los atributos de uno: megalomanía, crueldad y gran astucia para llevar a cabo sus planes. Es Archibaldo a quien más llegamos a conocer, todas su facetas son sumamente cómicas y hasta bizarras en ciertos momentos, pero es por eso que Laika siempre nos entrega personajes muy completos en todos sus trabajos. Desafortunadamente, es quizá de Archibaldo del único que nos acordaremos tiempos después.
Al final, Los Boxtrolls es una buena película de animación que asombra por su nivel técnico, pero que deja su narrativa tambaleándose por bastantes lapsos de la misma. Seguiremos atentos de Laika y esperando que nos vuelvan a sorprender con su siguiente trabajo, que si los rumores son ciertos, podría ser de la mano de Terry Gilliam.
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