¿De verdad hay tanta escasez de ideas originales en Hollywood para que los remakes, reboots y secuelas acaparen la cartelera año tras año? Se dice que las tramas que podemos ver en una película (o historia) se reducen apenas a unas cuantas, pero es la manera en que estas se abordan lo que realmente hace destacar a una obra del resto. Por supuesto, de todo el material reciclado que hemos visto últimamente en el cine, varios proyectos llegan a ser bastantes decentes y hasta realmente llegan a dignificar el legado de una obra clásica.
Este año, RoboCop hizo lo suyo manteniéndose fiel en a la gran obra de Paul Verhoeven, pero dándole un pequeño giro a la historia de Alex Murphy. Ahora, toca el turno a la segunda entrega del reboot de la saga de El Planeta de los Simios, la cual comenzó con el pie derecho en 2011 con El Planeta de los Simios: Evolución. En ella, el novato director Rupert Wyatt sentó una sólida base para presentar a una nueva generación una de las franquicias de ciencia ficción más representativas de la historia del cine. Con un enorme trabajo de efectos especiales y contando con la presencia del actor motion capture por excelencia, Andy Serkis, Wyatt demostró que hacer un reboot o un remake podía agregar toda una nueva perspectiva a una historia ya contada. Y así, con el ya aclamado Matt Reeves (Cloverfield, Déjame Entrar) a cargo para la segunda parte, la saga de El Planeta de los Simios parece más viva que nunca.
En Confrontación, ha pasado casi una década desde que un mortal virus, producido en un laboratorio, ha diezmado a la población humana colapsando así toda la civilización. Tal y como presenciamos en la primera parte, el virus ha dotado a los simios de la Tierra con facultades exclusivamente humanas hasta ese momento, tales como la razón y la inteligencia. Así, Caesar (Serkis), el primero de todos ellos, ha creado una sociedad simiesca en donde la paz, la armonía y la estabilidad han reinado por varios años ya. Por su parte, los humanos que se han descubierto como inmunes a la enfermedad, han establecido pequeñas colonias alrededor del mundo, una de ellas en San Francisco, el mismo lugar en donde todo comenzó. Ahí, un grupo de sobrevivientes son liderados por Malcolm (Jason Clarke) y Dreyfus (Gary Oldman), quienes también han devuelto cierta orden a su diminuta sociedad. Sin embargo, la falta de recursos los hará internarse en territorio de los simios, con los que pronto entablarán un delicado conflicto.
Confrontación es claramente una continuación de lo hecho en Evolución, pero mejorado a tantos niveles que la convierten en una obra superior en todos los sentidos. Lo más obvio, por supuesto, es lo impactante que resultan los efectos especiales, tal y como podemos apreciar en Caesar y su grupo de simios. La primer toma nos lo deja en claro en seguida: un extreme close-up de los ojos del gran simio de pronto se va abriendo revelando todas las detalladas facciones del personaje; justo antes del corte, nos encontramos con todo su séquito colgados en árboles acechando a una presa. Los ojos, las texturas, su pelaje, sus arrugas, sus expresiones, sus movimientos... todo está ahí. Aunado al gran trabajo visual, es también Serkis quien logra dotar de un alma a Caesar. Aunque la mayor parte del tiempo lo vemos enfadado o intentando no mostrar debilidad alguna, a lo largo de la cinta se hacen evidentes varios de los sentimientos y reacciones de Caesar ante los acontecimientos: ira, tristeza, decepción, asombro, desconfianza, preocupación, etc. No cabe duda que estamos ante uno de los personajes digitales más complejos, desde donde se quiera ver, que hayamos visto en la pantalla grande.
De igual manera, el aspecto de otros simios como Maurice, el orangután; Koba, el bonobo y Blue Eyes, el hijo de Caesar, es de destacar.
Los efectos especiales son apenas la primera capa. La trama, si bien para nada complicada, mantiene los pies en la tierra y se muestra creíble dentro de lo que cabe. Todos los acontecimientos de la película son puestos en movimiento por una serie malentendidos que ponen en peligro la estabilidad de ambas comunidades. Reeves y sus guionistas han hecho esto a propósito sin duda alguna estableciendo una similitud entre las sociedades humanas a través de todos los tiempos. ¿Cuántas guerras habrían podrido ser evitadas gracias a una comunicación efectiva? ¿Cuántas explicaciones podrían haber ahorrado miles de vidas? Y como dice sabiamente Caesar a su hijo en un emotivo momento de la cinta: "Los humanos no perdonan". El rencor claramente es lo que ha carcomido a nuestra especie.
El conflicto entre humanos y simios llega hasta proporciones bélicas que demuestran solo una cosa: ante el miedo, la desesperación y la duda, cualquiera que llegue con un gran discurso puede mover montañas. Por el lado de los simios tenemos a Koba, el simio de confianza de Caesar. Koba odia a los humanos por todo el tiempo que lo mantuvieron encerrado y experimentado con él. Tras un desafortunado suceso, el rencoroso simio toma el mando de su comunidad con un solo objetivo en mente: acabar con los humanos. Del lado de estos últimos, Dreyfus es un líder nato que busca la salvación de su grupo; sin embargo, cuando este se ve amenazado por la presencia de los simios, su orgullo le hace ver que la única forma de salvar a su pueblo es el exterminio de las "abominaciones". Para él, la raza humana es la única que merece sobrevivir. ¿Qué tanta diferencia hay entonces entre ambos?
Finalmente, tenemos a los protagonistas. Jason Clarke y Gary Oldman hacen un buen trabajo siendo los personajes más destacadas del lado humano. Ambos han perdido a sus familias a causa del virus, cosa que los ha hecho personas distintas, ya sea para bien o para mal. Resulta interesante conocer a estos personajes en medio de todos estos acontecimientos. Aunque no sabemos nada de ellos, sus acciones pronto nos dejan ver por todo lo que han pasado. Sin ninguna explicación, podemos llegar a conocer un poco de su trasfondo.
Resta decir que Caesar es el que se roba la película. A decir verdad, esta trata realmente sobre él, su viaje hacia un mejor futuro para su sociedad y su familia. El personaje de Serkis es el que más desarrollo y fondo tiene de entre todo el reparto. Caesar es el héroe de todo esta odisea. A lo largo de poco más de dos horas, lo vemos como un padre ejemplar para su hijo, un cariñoso esposo, un feroz guerrero y un inigualable líder Al final, Caesar tendrá toda una nueva perspectiva de la raza humana, pero también de su propia especie y de él mismo. Los sucesos de la cinta habrán de replantear el camino que habrá de seguir.
La expectativa por conocer el camino que tomará la saga ahora es muy grande. Con Reeves confirmado para la siguiente entrega, habrá que ver si nos acercaremos todavía más a esa desolada Tierra en donde los simios prácticamente lo dominan todo y los humanos han regresado a la Edad de Piedra. Cualquiera que sea la ruta a seguir, la franquicia está en muy buenas manos.
Si bien estamos ante una película de acción, el gran acierto de Confrontación es el protagonismo que le han dado a Caesar y el equilibrio antagónico que han hecho entre ambos bandos, pues a final de cuentas, ambos buscan la supervivencia. Emotiva, entretenida y sumamente inteligente, Confrontación es sin suda una de las mejores cintas del verano.
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