Hablando estrictamente desde la perspectiva de la Física, podríamos decir que lo que ata al humano a la Tierra es la gravedad misma. Por tanto, puede surgirnos la duda: ¿queremos realmente vivir en este planeta?
Los Cuarón, padre e hijo (Alfonso y Jonás), indagan en esta profunda inquietud con Gravedad, cinta dirigida por Alfonso y escrita por ambos. En ella, esta pregunta es transformada en Ryan Stone (Sandra Bullock), una científica a la cual se le ha sido asignada su primer misión en el espacio. Más adelante nos enteremos también que la mujer perdió a su hija de una manera desafortunada e increíble. Por el otro lado, tenemos a Matt Kowalski (George Clooney), un experimentado astronauta que se encuentra en la misma misión, aunque para él será su último trabajo antes del retiro.
El planteamiento es sencillo, mientras se encuentran en medio de una caminata espacial, la reacción en cadena provocada por la destrucción de un satélite ruso daña severamente su transbordador, terminando con la vida del resto de la tripulación y dejándolos a ellos varados en la nada.
En solo 90 minutos, Cuarón y todo su equipo dan cátedra no solo de cómo contar una historia original sin ninguna aparente complicación narrativa, sino de cómo utilizar recursos visuales de una manera innovadora y cambiando así la perspectiva de la industria cinematográfica actual. Gracias a una alucinante cinematografía que logra quitarnos el aliento; esta a cargo del también mexicano Emmanuel Lubezki, un argumento sencillo y muy buenas actuaciones, Gravedad destaca como una de las películas más interesantes de este 2013.
Con apenas unas cuantas pistas sobre el pasado de los personajes, principalmente de la Doctora Stone, sentimos que realmente llegamos a conocer la vida entera de esta. La pérdida que sufrió en su vida en la Tierra la ha devastado y le ha quitado un tanto el sentido a su existencia. Es a través del infortunio que sufre en esta misión que la protagonista experimenta un tipo de reencarnación, una vuelta a la vida que solo pudo haber sido fruto de esta situación. No solamente a través del guión podemos darnos cuenta de ello, Cuarón nos regala también unas cuantas hermosas escenas que nos lo muestra. Verla flotando en la cámara presurizada en un estado de relativa calma, con un especie de soga alrededor y que por momentos nos recuerda a un cordón umbilical, nos habla de la fragilidad humana, del resguardo que siempre buscamos.
La trama se reduce también al tema de la supervivencia, de todo lo que nos atrevemos a hacer para lograr tal objetivo, o no. SPOILER. Durante la escena en que Stone alcanza la cápsula rusa de la Estación Espacial Internacional para poder llegar la Estación China, que posiblemente podría tener el último escape a la Tierra, esta se da cuenta que el vehículo ya no tiene combustible, ya no hay más salidas. En un momento de desesperación y rendición, la Doctora decide acabar con todo de una vez agotando el oxígeno para terminar con su vida. Sin embargo, una alucinación posiblemente provocada por tal acción, en la que Kowaslki se le aparece después de haber quedado varado en el espacio y la alerta sobre otros propulsores que la pueden salvar, le da un nuevo aire de esperanza. Es en este momento donde Cuarón nos vuelve a dar aliento, nos hace volver a creer no solo en la humanidad, sino en nosotros mismos.
Aunque todo ñp que le sucede a Stone durante la película parecería como un percance tras otro, me parece que hay una buena explicación tras ello. A pesar de las circunstancias, el espíritu humano sale victorioso demostrando valentía y dignidad. La adversidad no puede contra el hombre si hay una meta de por medio. Por más que suena muy inspiracional o trillado, Cuarón da en el clavo al plasmar esto en su obra.
Gracias a los sorprendentes visuales, obtenemos un retrato sin igual de nuestro planeta, pero nuevamente, me parece que el el recuadro que más hay qué remarcar es de el hombre mismo y de su renacimiento. SPOILER Al final, cuando Stone aterriza en un cuerpo de agua en algún punto de la Tierra; totalmente desorientada, esta llega hasta la costa finalmente reincorporándose con dificultad y dando sus primeros pasos después de una estadía en órbita. La doctora Stone ha vuelto a nacer, ha salido del vientre. Ya no solo es la gravedad la que nuevamente la ata al planeta, sino unas nuevas ganas de vivir.
Desde el punto de vista técnico, resultan impresionantes los larguísimos planos-secuencia que vemos sobre todo al principio de la película. Además de permitirnos poder apreciar todo el esplendor de nuestro planeta, estas también le otorgan un ritmo muy particular a la cinta. A pesar de los pocos cortes, el dramatismo se vive de manera intensa y realmente pone al espectador al filo de la butaca. Por momentos, Cuarón nos hace dudar si realmente Stone sobrevivirá o no.
La ausencia de sonido en las tomas en el espacio exterior es también muy importante. Tratándose de apegar lo más posible a los hechos científicos, el director y su equipo también logran desorientar al público. Ver explosiones y agresivos movimientos sin sonido alguno provocan una reacción extraña en en el espectador, no sabemos qué es lo que viene a continuación, no podemos percibir si algo está a punto de impactarlos o algo por el estilo. Es aquí donde entra el papel de la música, que puntualiza acertadamente los momentos más intensos y remarca las situaciones de mayor angustia.
Es difícil encontrar algún fallo en la cinta. Claro, debe de haber cuestiones científicas que no lograron ser del todo veraces, pero ¿a quién le importa? Alfonso Cuarón innova una vez más.
Y ahora, la pregunta obligada ¿es esta la mejor película del mexicano? Me quedo con Niños del Hombre, una obra fundamental de la ciencia ficción moderna que también trata de devolver la esperanza a la humanidad ante tiempos difíciles. Lo que logró Cuarón con esos contundentes plano-secuencias en el ghetto fortificado son un obra maestra. Cuestión de gustos.
Enhorabuena por este gran director que finalmente obtendrá el reconocimiento que merece.
La ausencia de sonido en las tomas en el espacio exterior es también muy importante. Tratándose de apegar lo más posible a los hechos científicos, el director y su equipo también logran desorientar al público. Ver explosiones y agresivos movimientos sin sonido alguno provocan una reacción extraña en en el espectador, no sabemos qué es lo que viene a continuación, no podemos percibir si algo está a punto de impactarlos o algo por el estilo. Es aquí donde entra el papel de la música, que puntualiza acertadamente los momentos más intensos y remarca las situaciones de mayor angustia.
Es difícil encontrar algún fallo en la cinta. Claro, debe de haber cuestiones científicas que no lograron ser del todo veraces, pero ¿a quién le importa? Alfonso Cuarón innova una vez más.
Y ahora, la pregunta obligada ¿es esta la mejor película del mexicano? Me quedo con Niños del Hombre, una obra fundamental de la ciencia ficción moderna que también trata de devolver la esperanza a la humanidad ante tiempos difíciles. Lo que logró Cuarón con esos contundentes plano-secuencias en el ghetto fortificado son un obra maestra. Cuestión de gustos.
Enhorabuena por este gran director que finalmente obtendrá el reconocimiento que merece.
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