Aunque a muchos no les suene el nombre de Harmony Korine, el director no es ningún novato en la escena fílmica internacional. El estadounidense ha mantenido una carrera que siempre lo ha visto polarizar a la crítica. Sus trabajos tratan de alejarse de lo convencional, pero al mismo tiempo, estos no terminan por cuajar y por aportar algo realmente de valor. Entre sus obras podremos encontrar una cinta protagonizada por Diego Luna y un inquietante video de los Black Keys. Este año, Korine presenta el trabajo más ambicioso de toda su trayectoria, que con un elenco sumamente llamativo, ha logrado llamar la atención de toda la crítica.
Spring Breakers, protagonizada por las estrellas juveniles Selena Gomez, Ashley Benson y Vanessa Hudgenes, más la joven esposa del director, Rachel Korine, cuenta la breve aventura de cuatro chicas que se embarcan en lo que parece ser las mejores vacaciones de su vida, sexo, drogas y alcohol incluidos. Durante su desenfrenado viaje, el grupo conoce a Alien (James Franco), un rapero y mafioso local que las saca de un gran lío a cambio de su compañía durante las vacaciones. Por supuesto, ¿qué se puede esperar después de juntarte con un traficante de armas y droga? Eventualmente, todo sale mal y Korine no duda en tratar de hacernos creer que no todo es lo que parece, obviamente, con resultados poco convincentes.
Vayamos por partes y analizando el pobre guión que Korine ejecuta en esta ocasión. Sí, el sueño de toda chiquilla de 18 años es ir a la playa en las vacaciones de primavera, lejos de la escuela, de los padres y de toda regla. Korine lo lleva al extremo y nos presenta al grupo, que está dispuesto a todo con tal de irse de spring break. Pero, seamos realistas ¿robar un restaurante para lograrlo? Si bien la situación nos muestra el verdadero carácter de los personajes, todo ello resulta solo una barata excusa para engrandecer a personajes que parecen sumamente frágiles. Así, la única motivación que vemos de las chicas es nada más que la fiesta, así de sencillo, no parece haber algo más que ronde por su mente.
Por supuesto, dentro del grupo está la chica que todavía alcanza a razonar un poco. Llamada curiosamente Faith (¿es en serio?), e interpretada por Gomez, la joven no participa en el robo y se mantiene un poco al margen de todo, aunque al final termina por participar de alguna u otra forma en los excesos.
Durante la cinta, hay dos elementos que Korine trata de resaltar de una manera tan vaga y superficial que realmente molesta. La amistad entre las cuatro chicas es más que evidente pero sus continuos juegos tontos, sus comentarios tan vacíos y sus contradictorias acciones resultan patéticos. Por ejemplo, cerca de la mitad de la historia, Faith decide regresar después de los acontecimientos que las terminan dejando en prisión por unos días y de conocer a Alien posteriormente. Ella no confía en él (¿y quién sí?) pero sus demás amigas se quedan con el mafioso y solo la despiden mientras esta se va derrotada y sola ¿No se supone que los amigos apoyan y acompañan? En fin...
El otro elemento del que hablo es el recurrente sentido hogareño que le dan las chicas a sus vacaciones de spring break. Parecen sentirse realizadas, completas, como si las vacaciones (las drogas, el alcohol y la destrucción sin sentido) fueran lo único a lo que aspiran en la vida. Es una lástima ver cómo Korine realiza esta apología de todo a lo que gran parte nuestra generación se ve inmersa. ¿Mocho? No lo creo, hay algo más que las vacaciones eternas. Resulta deplorable ver cómo se aferran a algo tan absurdo.
La segunda parte de la cinta ve a las tres chicas restantes entablar una relación sexual y altamente peligrosa con Alien, quien poco a poco las introduce al bajo mundo del crimen organizado. Y sí, acertaron, las fácilmente moldeables chicas no tardan en caer y en formar parte de la banda de Alien, cometiendo atracos y haciendo enfadar a bandas rivales.
Después de un altercado con un mafioso poderoso de la ciudad, Alien y las chicas deciden enfrentarse a él de una vez por todas, desembocando en el final más absurdo y poco creíble que haya visto en mucho tiempo. No lo contaré, pero están advertidos, bikinis y sangre los esperan.
Spring Breakers es poco convincente a muchos niveles. Hay una sensación de repetición constante a lo largo de la historia que termina no solo por demostrar la ineficacia del guión sino la pobre dirección de Korine, quien en algunos momentos trata de llenar huecos con secuencias realmente surreales y que llegan al borde de lo irrisorio, uno de estos involucra una canción de Britney Spears (quien parece ser una gran influencia en la cinta), Franco tocando el piano bajo un increíble atardecer y las chicas bailando en círculo tomadas de las escopetas que cada una sostiene. ¿?
Si hay algo que se podría destacar de la cinta, es el estilo visual que Korine ha plasmado en pantalla. Con colores pastel por doquier, luces neón iluminándolo todo y lugares muy bien ambientados de acuerdo a la situación resaltan por doquier, pero una vez más, no es solo una excusa más que para traer a sus protagonistas en bikini durante toda la cinta. Si bien esto llama la atención, la elección del elenco resulta otra cosa curiosa. Quizá lo que Korine trataba de hacer era mostrarnos el lado salvaje de hasta ahora un grupo de actrices inocentes, de las cuales, por supuesto, no vemos nada más que sus cuerpos en bikini, que a decir verdad, tampoco dejan mucho a la imaginación. Si esperaban ver los senos de Gomez o Hudgens, todavía tendrán que esperar, aunque sí que hay desnudo durante los 90 minutos de la película.
Al final del día, Spring Breakers es más estilo que contenido. ¿Vale la pena? Claro que no, o eso espero.
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