Las 127 horas más conmovedoras del cine moderno

Después de una larga y ansiosa espera, 127 Horas, la última película de Danny Boyle se estrenó en nuestra olvidada ciudad. Con esto, todas las películas que estuvieron nominada al Óscar a mejor producción en la última entrega, han sido proyectadas ya en Querétaro, 3 meses después.
Vayamos al punto. Después de haber visto Quisiera ser millionario, quedé con sabor de boca un tanto amargo de lo que acaba de ver. No cabe duda que esa fue una gran producción que nos mostró otro lado de la producción cinematográfica mundial, la incensante y no tan gloriosaBollywood quedaron enaltecidas con esta cinta de Boyle. Sin embargo, creo que toda la historia se redujo finalmente a una historia de amor más agotada que los propios musicales hindús.
Reconozco el trabajo de Boyle en aquella producción pero a mi gusto, Trainspotting y la cinta de la cual hablaremos ahora, son infinitamente mejores.
En la primera media hora de la película, podemos darnos cuenta de primera mano que sólo unos cuantos millones de dólares debieron de haber sido usados para la realización, quizá el sueldo de Franco fue una parte sustancial del presupuesto. Cuando éste queda atrapado en la grieta, nos preguntamos ¿De verdad vamos a ver cómo este tipo intenta zafarse de una roca durante una hora? El riesgo es muy alto. Boyle lo aceptó.
Después de que declaré que El Cisne Negro es una obra perfecta, 127 Horas coquetea sutilmente con el adjetivo. No hay nada que le podamos reprochar al director acerca de esta cinta. Beaufoy (guionista de la película) y Boyle resolvieron magníficamente la hora de la trama en la que Aron Ralston (Franco) se encuentra atrapado. En esta parte de la historia conocemos de una manera tan pura y tan profunda a su personaje que resulta sorprendente. Logramos simpatizar con él, nos ponemos a pensar en los detalles, en aquellos rayos de sol que entran de una forma tan hermosa, en las aves que al igual que nosotros también tienen una rutina, en las paredes que están ahí todo el tiempo, recordándonos a lo que estamos atados.
A pesar de ser un aventurero de corazón, Ralston es un tanto egoísta. Su espíritu tan extrovertido y su adicción a la adrenalina lo han apartado de sus seres queridos y parece que sólo la naturaleza lo hace feliz. Cuando éste se encuentre sometida a ella, habrá de ver una perspectiva de la vida que muy pocos pueden llegar a ver.
De lo técnico, tenemos que resaltar la excelsa fotografía. Los ángulos, las tomas y los encuadres tan claustrofóbicos nos insertan también de alguna manera en ese espacio tan cerrado del que Ralston hace su hogar por unos días. La edición realza la película espectacularmente creando una dinámica que contrasta con la ausencia casi total de movimiento de Franco.
¿Qué más podemos decir de esta cinta? A pesar de no haber ganado premios importantes en la temporada, debemos resaltar el valor técnico, artístico y emocional de esta gran obra.
Ralston se topó con un gran dilema que lo marcó de por vida. Ante la difícil decisión, escogió la vida. Una nueva oportunidad de redimirse con uno mismo y dejar de lado todos nuestros prejuicios y temores. Aunque suena muy moralista, creo que esto nos hace falta para realmente, conseguir lo que queremos. Aron Ralston lo consiguió.

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