"No sabes lo rápido que se va el tiempo hasta que llegas aquí", le dice un anciano Frank Sheeran (Robert De Niro) viviendo sus últimos días a una enfermera totalmente ignorante de lo que este hombre ha presenciado durante buena parte de su existencia.
Y así es como se revela al gran villano de esta historia, o al menos al que pone casi todo en su lugar. Ningún mafioso es inmune a las balas, la retribución, y menos al tiempo, el mayor oponente de Sheeran en esta película, la nueva épica estadounidense de Martin Scorsese.
Disponiendo del talento de tres grandes actores, e hilando su trama alrededor de una serie de importantes acontecimientos de la historia contemporánea del país, el director hace de El Irlandés una cinta sobre un hombre haciendo una retrospectiva sobre la violencia de la que fue parte, así como de las consecuencias que lo han llevado hasta el momento en el que lo encontramos al inicio.
Y así es como se revela al gran villano de esta historia, o al menos al que pone casi todo en su lugar. Ningún mafioso es inmune a las balas, la retribución, y menos al tiempo, el mayor oponente de Sheeran en esta película, la nueva épica estadounidense de Martin Scorsese.
Disponiendo del talento de tres grandes actores, e hilando su trama alrededor de una serie de importantes acontecimientos de la historia contemporánea del país, el director hace de El Irlandés una cinta sobre un hombre haciendo una retrospectiva sobre la violencia de la que fue parte, así como de las consecuencias que lo han llevado hasta el momento en el que lo encontramos al inicio.
En los 50, Frank Sheeran trabaja como un repartidor ordinario llevando carne a distintos restaurantes. Durante uno de sus trabajos conoce a un mafioso local, para quien comienza a cometer uno que otro acto de dudosa legalidad.
Este nuevo mundo resulta demasiado tentador como para alejarse, por lo que Frank se mete de lleno. En breve es presentado con Russell Bufalino (Joe Pesci), importante figura de la mafia regional, quien rápidamente se convierte eb su mentor y protector. Así, los encargados de Frank comienzan a hacerse más violentos, cosa que no parece molestarle, a pesar del notable impacto que esto tiene en su familia.
El tiempo pasa y Frank se involucra con Jimmy Hoffa (Al Pacino), pintoresco líder sindical con vínculos criminales y a quien debe proteger a toda costa. Todo cambia cuando Hoffa comienza a convertirse en una molestia para el grupo de Bufalino, lo que pondrá a Frank en una difícil situación, esto tras haber desarrollado una profunda amistad con su protegido.
Este nuevo mundo resulta demasiado tentador como para alejarse, por lo que Frank se mete de lleno. En breve es presentado con Russell Bufalino (Joe Pesci), importante figura de la mafia regional, quien rápidamente se convierte eb su mentor y protector. Así, los encargados de Frank comienzan a hacerse más violentos, cosa que no parece molestarle, a pesar del notable impacto que esto tiene en su familia.
El tiempo pasa y Frank se involucra con Jimmy Hoffa (Al Pacino), pintoresco líder sindical con vínculos criminales y a quien debe proteger a toda costa. Todo cambia cuando Hoffa comienza a convertirse en una molestia para el grupo de Bufalino, lo que pondrá a Frank en una difícil situación, esto tras haber desarrollado una profunda amistad con su protegido.
Aunado a ello, se trata del regreso del director a las cintas de mafiosos, mismas que lo han consagrado como uno de los cineastas más relevantes de todos los tiempos. Y claro, estamos ante le reunión de tres actores de época: Pacino, Pesci y De Niro, quienes se convierten en el alma de un relato que refuerza una vieja pero muy certera frase: el crimen no paga.
Echando mano de dos de sus mayores actores de confianza como lo son Pesci y De Niro, y por primera vez con Pacino, igualmente emblema del cine de mafiosos, aunque bajo las órdenes de otros directores, Scorsese regresa al género que lo consagró, pero de una forma más contemplativa, e indagando profundamente en el estado emocional de un criminal que reflexiona sobre su vida y las malas decisiones que lo han dejado solo con su más temible enemigo: el tiempo.
El Irlandés, con una inusitada duración de tres horas y media, muestra la lenta pero inevitable deshumanización de un individuo ordinario.
Frank, nuestro protagonista, es un hombre violento y ensimismado por el mundo que se abre ante sus ojos por mera casualidad. Desde un inicio, somos testigos de lo que el hombre es capaz de hacer, precisamente en una escena donde el encargado de una tienda comete el terrible error de portarse un poco brusco con su hija. Las consecuencias de este acto son brutales. O el flashback que nos remite a su servicio en la Segunda Guerra Mundial, donde lo vemos supervisando a dos nazis cavar su propia tumba para luego asesinarlos a sangre fría.
Pero esto solo es el primer paso. De robar a la empresa para que trabaja a convertirse en el matón de la mafia italiana, Frank asimila su lado más violento y lo vuelve parte natural de su ser, sin darse cuenta del efecto que está teniendo en su familia, pues es en la mafia donde ha encontrado un nuevo sentido para su vida en todos los aspectos, pero ¿realmente valdrá la pena?
Scorsese prácticamente encapsula cincuenta años de historia de Estados Unidos cimentados no solo en la violencia, sino en la actividad criminal, la cual pudo o no haber tenido voz y voto en algunos de los acontecimientos más importantes de aquellas décadas, desde el conflicto con Cuba hasta el asesinato de Kennedy. Frank es mero espectador de estos sucesos, pero el contexto nos permite conocer el verdadero alcance de los hombres para los que está trabajando.
Podríamos bromear con el hecho de que El Irlandés es el polo opuesto de Forrest Gump, pero lo cierto es que esta cinta refleja los valores corruptos y cínicos que ha construido a la nación más poderosa del mundo. Y mientras estos ocurren, Frank poco a poco continúa alejándose de su única posibilidad de salvación: la familia.
En el final de sus días, solo y olvidado, es cuando el hombre entiende lo que ha provocado. Todo lo que hizo "para protegerlas" en realidad las alejó para siempre. He ahí la gran tragedia de El Irlandés.
Scorsese y su guionista Steve Zaillian (El Juego de la Fortuna, La Lista de Schindler), basándose en al novela I Heard You Paint Houses de Charles Brandt, adaptan la vida de Frank estructurando su película con un orden temporal que va y viene en todo momento, anclando todo a la narración del protagonista, a quien conocemos en un asilo antes de que comience a contarnos los aspectos relevantes de su actividad criminales a través de las décadas.
Y así transcurren las más de tres de horas de trama, con Frank haciendo distintos apuntes sobre cada uno de los acontecimientos importantes, y reflexionando sobre aquellos errores que lo tienen en el lugar en donde está.
La lealtad le cuesta muy cara a Frank. Su casi inquebrantable vínculo con la mafia, específicamente con Russ, le priva de todo lo que algunas vez quiso y llegó a querer. La obsesión por no delatar y mantenerse firme es extenuante, no solo para quienes tratan de que confiese los hechos cuando ya no hay nada más que perder, sino para él mismo. En el ocaso de su vida y del siglo, Frank guarda silencio y busca perdón de alguna forma u otra.
Durante toda la cinta, Scorsese detalla de forma curiosa el brutal desenlace de la mayoría de los personajes cuando recién nos topamos con ellos; ya sea en una balacera o con una brutal golpiza, todos estos mafiosos terminan derrotados y masacrados, pero no Frank. La vida tenía reservado algo peor para él.
El Irlandés nos deja ver a Martin Scorsese en todo su esplendor, quien parece igualmente reflexionar sobre su obra con este nuevo esfuerzo. Esta es una historia sobre las consecuencias, la culpa, y la terrible verdad alrededor del mundo criminal, del cual aparentemente solo es posible escapar con la muerte.
Con un impresionante uso de la tecnología al rejuvenecer a sus actores principales, actuaciones formidables, destacando la de Pacino como el extrovertido y casi ingenuo Hoffa, y un sumo cuidado para incrustar su narrativa dentro de un contexto muy grande y delicado, Scorsese concibe una película perfecta y probablemente una de las más valiosas de su carrera. Bien podría retirarse después de esto dejando en definitiva un testamento perdurable.
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